Al salir de la habitación, mi mamá ya se encontraba parada junto a la puerta. No se veía bien, tenía el cabello encrespado y los ojos enrojecidos, la ropa que llevaba tenía muchas arrugas y sus pies parecían algo hinchados por debajo de los zapatos. Yo la vi primero, conversaba con la madre de Sara cabizbaja, inclinado la mano y lanzando miradas disimuladas hacia Patrick y Abbi dormidos en las sillas. No parecía molesta sino preocupada y tengo que admitir que eso me ponía peor.
Caminé hacia ambas mujeres aclarándome la garganta para llamar la atención y me detuve junto a mi madre. Ella me miró sin disimulo, escaneando mi rostro en busca de alguna herida, frunció el ceño de manera extraña y se volteó a decirle algo a la madre de Sara, pero yo ni siquiera las oí. Me volteé para volver a sentarme junto a Abbi y me detuve al ver al padre de Sara junto a la puerta, observándome.
Tragué duro pensando en lo que su hija dijo y me acerqué apretando la chaqueta de Holden contra mi costado cuando él se volteó y salió al estacionamiento de emergencia. Lo seguí vacilante y me detuve junto a él y una maquina de snacks.
—¿Joshua, tú quieres algo?—ofreció poniendo un billete en la ranura y tocando los botones con fuerza y sin mirarme.
Negué, incomodo.
—Señor, lamento mucho...
—¿Tú sabes quién lo hizo?—interrumpió con voz dura y mirarme tuve el impuso de retroceder. Sus ojos bajaron a la chaqueta de Holden en mis manos con tanta rapidez que la oculte por impulso.
—No fue Holden—respondí al instante.
Él apretó los dientes y clavo sus ojos en los míos.
—¿Entonces quién?
Retrocedí con un escalofrió, ese hombre para nada se parecía al que nos invito a cenar a su casa.
—Yo no...
—Sí lo sabes—gruñó acercándose y no tuve tiempo de retroceder—. Tú la trajiste aquí.
—No, yo...
—Ella no quiso hablar conmigo—continuó sin oírme—, no quiso decirme quién la lastimo, pero yo sé que tú me lo dirás porque eres un chico bueno y te importa su salud, ¿no es así?
—No puedo...
—Claro que puedes—insistió avanzando otro paso hacia mí—, solo debes decirme el nombre, Joshua. Yo me encargaré del resto.
—No, lo siento, no...
—¿Acaso Sara no es tu amiga?—preguntó avanzando otro paso—. Nosotros te invitamos a cenar, te sentaste en nuestra mesa, ¿no quieres ayudarla?
—Lo siento, debo irme. —Retrocedí buscando la manera de huir, pero él me tomó de los hombros con ambas manos.
—Debes decirme—exigió con los ojos enrojecidos y furiosos. Estaba tan sorprendido que no pude moverme. Tenía miedo por mi familia, por Holden y por Sara, sabía que si decía que fue el señor Hope los pondría en peligro, pero el hombre frente a mí no estaba dispuesto a oírme y cuando intenté zafarme de sus manos me sacudió con fuerza—. ¡Dime quien lo hizo!
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, la presión que ponía sobre mis hombros me hacia daño y mi brazo roto comenzaba a arder por la sacudida, pero él no parecía darse cuenta al inclinarse amenazante, gruñendo como un animal. Tragué saliva sin saber qué hacer, qué decir, estaba sorprendido y asustado, cuando de repente oí un grito de advertencia y sentí una sacudida.
Patrick alejo al padre de Sara con otro empujón y se detuvo al llegar a la acerca. Ambos hombres se gruñeron desafiantes, mirándose fijamente, pero Patrick no se movió mas que para mirarme por encima del hombro y preguntar si estaba bien. Asentí temblando de la sorpresa y sostuve mi brazo roto contra el pecho, adolorido.
—¡El sabe quien hirió a mi hija!—bramó el padre de Sara, señalándome con los ojos rojos.
—Debe calmarse—dijo Patrick mirándolo con cautela.
—¡Lo esta protegiendo!
Negué.
—No, yo...
—Cálmese—repitió Patrick con voz calma—, es un niño, no puede...
—¡Solo quiero saber quién lo hizo!—se quebró el hombre, llorando y apretando los puños a cada lado con tanta fuerza que sus manos se pusieron blancas.
Patrick dejo caer los hombros.
—Lo sé.
—No lo sabes, mi hija... mi hijita... mi niña... alguien la lastimo y no puedo hacer nada—sollozó el hombre apartando la mirada—. No estuve para protegerla. ¿Cómo pueden pedirme que no haga nada? Ella se ve tan triste, sus ojos...
El hombre calló enterrando la cabeza en sus manos y se volteo cabizbajo, murmurando algo y caminando hasta el estacionamiento.
Patrick me miró por encima del hombro
—Joshua—llamó Patrick cuando vio que no lograba apartar la mirada del hombre. Parpadeé en su dirección y él suspiró compasivo, caminando hacia mí—. Ve con tu madre, yo hablaré con él.
Asentí sin dejar de mirar en dirección a hombre y me volteé. Patrick volvió a suspirar, parecía contrariado, pero en cuando ambos alzamos los ojos hacia la puerta del hospital nos asombramos de ver a mi madre sosteniendo la puerta y llorando en silencio. Me acerqué con un nudo en el pecho, toda esa situación era demasiado, simplemente necesitábamos descansar, la tomé de la mano con suavidad y caminamos hacia donde estaba Abbi, durmiendo con el móvil abrazado del pecho.
. . .
Volvimos a mi casa cuando comprendimos que no era de utilidad quedarnos allí. Mi madre no quiso hablar con nosotros de lo que sucedió, solo nos abrazó y no nos soltó hasta llegar. Patrick volvió después de calmar al padre de Sara y le explicó a mi madre lo que sucedió antes de abrazarla y murmurar algo en su oído.
La estábamos confundiendo pero no quería tener que decirle la verdad, no quería ver su rostro tornarse pálido como el de Patrick y tampoco quería que se horrorizara. Hicimos mal al ocultar todo, me sentía un idiota por haber protegido al señor Hope al no decir nada. Debimos hablar con mi madre, con la policía, presentar una denuncia y poner a Holden a salvó, y quizás Sara estaría bien y hubiéramos evitado que sigan hiriendo a Holden.
Editado: 31.03.2022