No te acerques a Holden Scott

Capitulo 44

Para cuando llegamos al departamento de Holden, Maddie, Abbi y Tobias nos esperaba con una sonrisa, regalos, sushi y margaritas. Habían decorado todo con algunos globos y serpentinas y también colocaron un gorro de fiesta que decía "cumpleañero" en la cabeza de Holden. Hubo fotos, abrazas, bromas y para cuando nos sentamos a comer el rostro de todos estaba rojo de tanto reír. Aunque yo solo podía ver a Holden, él reía con tanta felicidad que me hacia reír a mí también, sus ojos brillaban.

Era un idiota, me había convertido en un idiota por él, por solo verlo, por tenerlo sentado a mi lado explicándome cómo se utilizaban los palillos con una sonrisa divertida por el alcohol. Lo veía y no podía con ese sentimiento que explotaba en mi pecho.

Pasada las diez mi madre me llamo para regañarme por no hablar de Holden y pidió unos minutos con él. Holden tomó mi móvil sin dudar, me miró calmo, fue a su habitación para tener privacidad y cuando volvió Maddie lo espero fuera de la puerta. Se abrazaron, ella le susurró algo por lo bajo que él respondió de la misma manera, asintió sonriendo antes de volver a la cocina. En todo momento la pesque mirándonos sin disimulo, al comienzo desconfiada, como sí creyera que podríamos hacerle algo a Holden, pero luego comenzó a tornarse contenta y a disfrutar con él.

—¿Cómo la estas pasando?—le pregunté a Holden cuando nos dejaron solos para preparar el pastel.

Él sostenía mi mano con ternura, nuestros dedos entrelazados y mis piernas encima de las suyas. Las margaritas y los famosos tragos que Abbi y Maddie hicieron su trabajo anulando mis inquietudes y solo podía contar las horas para que todos se vayan y nos quedemos solo nosotros.

—Me encanta que esté aquí conmigo—comentó con las mejillas enrojecidos por el alcohol, se inclinó para besarme y al apartarse sonrió porqué las luces se apagaron y las voces cantando el feliz cumpleaños resonaron en el salón antes de que los tres aparezcan con un pastel de fresas.

. . .

Miré a Sara en la pantalla del móvil y sentí un tirón en mi pecho. Le había cortado el cabello y llevaba maquillaje. Parecía diferente, cambiada, aunque podía ver el collar que le había regado hace años aún alrededor de su cuello y su mirada permanecía triste. Estaba intentando seguir adelante, Abbi me lo dijo varios días después del cumpleaños de Holden, pero tenía que darle espacio. Y eso hice, por una semana me obligué a no llamarla para preguntarle por su día o cómo estaba con sus clases de pastelería. Ella planeaba poner una cafetería en el centro y quería preguntarle sobre cómo iba con eso también, me gustaba la manera en que se emocionaba al hablarme de sus sueños. Pero no lo hice. Abbi dijo que no podría superarme si nada cambiaba entre nosotros y aunque me dolía sabía que tenía razón.

—Joshua, no quiero presionarte, pero debes enviar la respuesta—dijo del otro lado del móvil, apenada. Exhalé dejando la cámara en su estuche y me volteé para comprobar que estaba solo en el estudio antes de acercarme a la mesa para dejar el móvil en posición. No fue lo primero que me dijo pero sí lo que me inquieto.

—Lo sé—confesé—, pero no sé qué hacer.

—¿Qué quieres hacer?

Rei.

—No lo sé.—Siempre quise viajar y conocer el mundo, quería estudiar arte y podes aprender. Esa universidad era la mejor oportunidad que podría tener si quería hacerlo, pero Holden... También quise volver a verlo y saber que están bien, abrazarlo, besarlo... ¿Entonces por qué sentía que no era lo correcto quedarme y tampoco irme?

No hizo falta que diga nada para que Sara comprenda, ella me conocía y fingir que no sabía qué sucedía era subestimarla.

—¿Y si le dices a Holden que quieres ir?—sugirió inclinando la cabeza hacia un lado.

—Es qué... No sé si quiero ir. Es decir, sí quiero ir, tu sabes que es lo quiero hacer de mi vida, pero no podré quedarme con él. Y siento que... Siento que me perderé todo lo que somos si me alejo.

—Joshua...

—Además, tu lo dijiste, no puedo irme pidiéndole a alguien que me espere toda una vida.—La miré—. No te lo haría a ti y tampoco se lo haría a Holden.

—Habla con él—volvió a sugerir con voz suave y mi interior se revolvió por oírla.

—Dime qué hacer—pedí—, tu siempre sabes qué hacer.

Sonrió con dulzura y negó.

—Si tomara esa decisión me odiarías porque ninguna sería la correcta. Habla con él, dile lo que me dijiste y permítele elegir como lo hiciste conmigo.

Solté una mueca y miré mis manos.

—¿Y si me elije?

Su sonrisa se volvió brillante.

—Tendrás a alguien esperándote al volver.

—No quiero que detenga su vida por mí.

—¿Y detendrás la tuya por él?—Pregunto—. Joshua, cuéntale y envíame una respuesta antes de que termine la semana, ¿bien?—Asentí y ella apartó la mirada hacia algo en sus manos, jugueteando fuera de la pantalla—. ¿Puedo contarte algo?

Asentí.

—Puedes contarme lo que sea.

Vaciló sin alzar la vista y luego suspiró.

—Conocí a alguien.—Una punzada de dolor se encendió en mi pecho y el vació en mi estomago creció, pero no dije nada y la miré instándola a seguir—. No es nada oficial, compartimos clases y hablamos, y... no sé cómo acercarme.

Durante una fracción de segundos solo la miré sonrojarse y reír tímidamente con el corazón apretado. Era un idiota, el idiota más idiota de todos, pero la quería y quería que estuviera bien, solo que me di cuenta que no estaba preparado para ello.

Exhalé con disimulo, recomponiéndome y plante una sonrisa en mi rostro.

—¿Qué tal si le dices "Hola"?—pregunté. Ella me lanzó una mirada molesta y reí—. Es una sugerencia. Sara, eres encantadora, solo acercarte y se tú y él caerá enamorado al instante. Lo prometo.

Alzó una ceja, rio y luego arrugo la nariz.

—Al instante parece mucho.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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