No te acerques a Holden Scott

Epílogo

Holden miró la hora en su móvil por décima vez y, también por décima vez, alzó la mirada hacia la puertas de desembarque. Ya debería haber llegado. No, faltaban dos minuto. Pero no importaba, para él ya debería haber llegado.

Se balanceó incómodo sobre sus pies y golpeó la mano contra su muslo para no volver a mirar su móvil. Quería fumar pero estaba prohibido y por nada en el mundo abandonaría ese aeropuerto solo. Además intentaba dejarlo hace meses, aunque en un momento como aquel podría haber olvidado esa promesa. Estaba nervioso, demasiado nervioso. Comenzaba a sudar bajo su saco, debería haberse puesto algo más liviano.

Volvió a mirar la hora percatándose de que apenas había pasado un minuto y alzó la cabeza buscándolo entre las personas que pasaban frente a él. Nada. Necesitaba urgentemente correr en alguna dirección. No sabía hacia dónde pero debía moverse.

—¿Disculpa, te conozco?—Giró la cabeza hacia la chica a su lado, una joven con una mochila extremadamente grande para su pequeño cuerpo que lo miraba con una sonrisa brillante y entusiasmada—. Oh por Dios. ¡Oh por Dios! ¡Eres Henry Scott!

Varias cabezas se giraron hacia ellos con atención y asombro y sintió como su corazón se hundía ante la idea de hacer un escándalo que lo sacara del aeropuerto antes de que el avión llegara.

Miró a la chica incómodo y asintió.

—¿Puedes tomarte una foto conmigo?—preguntó ella sacando su móvil de su bolsillo.

—Claro—dijo y se inclinó hacia ella para quedar en el angulo de su cámara sonriendo incomodo y divertido. Ella apretó la pantalla dos veces y luego se giró con una enorme sonrisa.

—Eres hermoso.

—Gracias—respondió distraído.

—¿Crees que podríamos ir por un café?

Holden la miró con atención, el brillo entusiasmado y tímido de su rostro lo incomodaba.

—Yo...—Apartó la mirada, no era lo que hubiera hecho en otro momento pero no podía pensar en una excusa para rechazarla. Se aseguro de dejar claro en redes que no estaba soltero, pero siempre había quienes no creían en eso porque su pareja no aparecía en sus post. Decían que se creía demasiado bueno para alguien, pero le importaba una mierda.

Arrastró la mirada hacia las puertas de donde salían personas con maletas y mochilas y de repente lo vio caminar con la cabeza en alto, buscándolo entre las personas que esperaban alrededor.

El corazón comenzó a latirle con fuerza suficiente para encender todo su cuerpo y una sonrisa se abrió paso en su rostro al cruzar miradas.

—¿Oh, vienes a busca a alguien?—le preguntó la joven que aún esperaba a su lado y él asintió sin dejar de mirar la tipo que se acercaba con una maleta ridículamente vaciá y el rostro agotado pero brillante. Se había cortado el cabello y aunque llevaba solo una camisa leñadora y unos jeans para Holden fue el único tipo que merecía su atención—. Es lindo—dijo la joven a su lado y él la miró un momento con la ceja alzada antes de reír.

—Disculpa, debo irme—le dijo, ignorando que ella lo mirada completamente embellezada.

Avanzó entre las personas sin dejar de mirarlo. Todo su cuerpo reaccionaba a su presencia y no podía evitar sentirse atraído como un imán. Sonreía, todo su cuerpo había entrado en calor y su pecho se había llenado de una desesperación desagradable. Caminó unos pasos más, estaban a pocos metros, abrió los brazos y allí estaba, Joshua envolvía su cuerpo con fuerza y enterraba la nariz en su cuello respirando profundamente. La maleta había caído en algún lugar a su alrededor y las personas comenzaban a rodearlos para continuar su camino. Pero no importaba, su corazón latía con tanta fuerza que no era consciente de nada más.

Joshua se apartó acunando su rostro con una mano y lo miró con atención.


—Hola.

Los brazos de Holden se apretador a su alrededor mirando como sus mejillas comenzaban a tornarse rojas y se inclinó para rozar sus labios una vez antes de apartarse, respirar entrecortadamente y volver a besarlo. Lo había extrañado, su toque, la manera en que lo hacía sentir y encendía todo en su interior era algo con lo que soñaba cada noche.

Se apartó y lo miró.

Reconocía los lunares de su rostro, había contado cada uno como si fueran constelaciones. Sabía de las pequeñas motas amarillas en sus ojos claros y cómo podían dilatarse con tanta facilidad que solo le bastaba con mirarlo. Era hermoso. Recordaba la primera vez que lo vio en clases, cuando giró la cabeza hacia él con una ceja alzada y una mueca desafiante y entretenida. Le molestaba él, aunque no sabía qué de él. Recordaba haber sentido un malestar en el estomago y en el pecho. Amargura. Y antes de que lo piense demasiado lo tenía sentado a su lado con su codo demasiado cerca de su brazo. ¿Quién hubiera imaginado que ese chico nuevo iba a cambiar todo? ¿Quién hubiera pensado que sería tan importante para él? Lo suficiente para arriesgarlo todo sabiendo que perdería lo más importante.

—¿Estas bien?—le preguntó Joshua y le sonrió con aquella sonrisa que lo tenía soñando desde hace años.

El corazón se le apretó y lo estrecho contra sí sacudiendo la cabeza.

—Te extrañe—musitó contra su cuello y lo escucho suspirar en silencio, bajando la mano para sujetar ambos lados de su cadera por debajo de su chaqueta larga. La manos fría de Joshua rozaron el borde de su camisa y lo subieron levemente, acariciando su piel caliente y haciéndolo estremecer.

—También te extrañe.

El calor de su cuerpo se intensifico y envió calma a todo su cuerpo.

Joshua apoyó la frente en su hombro sin dejar de sostener su cintura, haciendo suaves círculos con los pulgares, y soltó una risita que vibro a través de su pecho. Hace años ni siquiera se hubiera imaginado vivir algo así o sentir algo así, dejar que alguien lo tocaran era algo desagradable y asqueroso. Pero Joshua no fue como los demás. Fue bueno y compasivo, fue divertido y además fue dulce. Recordaba la primera vez que entraron juntos a su casa y se detuvo a mirar su habitación con asombró. Había estado allí una docena de veces y nunca lo había visto tan cálido y cómodo. Era un desastre de ropa, cajas y cosas sin desempacar. Ese día Joshua le hizo reír y recordaba el momento exactamente por eso. Él no reía, no sin fingirlo para que los amigos de su tío. Y lo hizo, sin percatarse de que el rostro le dolió por la falta de costumbre, él rio.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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