El extra que prometí por fin llegó. Se hizo tardar, jaja. Estos extras van a estar narrados desde el punto de vista de Holden y van a haber algunas meciones de su tío y lo que vivía antes del incendio.
Espero que lo disfruten :)
. . . . .
Abrí la puerta en cuanto la bocina del auto sonó en la entrada y entrecerré los ojos hacia la luz natural que se colaba entre los arboles del jardín. No me volteé para saludar a la mujer que me enseñaba violín, ella no tenía permitido hablarme más de lo necesario y tampoco parecía muy preocupaba por esa parte extraña del trato, suspiré profundo y baje los escalones hacia los adoquines de la entrada.
La puerta se abrió el rostro de mi tío apareció del otro lado con su habitual sonrisa amable.
—Buenos días—saludó con tono suave y la amargura subió por mi garganta cuando me senté a su lado y cerré la puerta con un golpe fuerte—. Parece que despertaste de buen humor. Eso es oportuno, sabes.
Lo miré con una ceja alzada.
—¿Por qué?
Me miró, durante unos segundos el silenció se volvió constante y molesto pero no lo interrumpí y dí por terminada la conversación hasta que alzó una ceja, curioso como pocas veces lo vi, y sonrió de manera peligrosa.
—¿Quién es Joshua?
—¿Quién?—pregunté, ni muy rápido ni muy vacilante, y cuando sus ojos se encendieron comprendí que hice algo mal.
—Joshua Madison—repitió con tonó divertido, apartando la mirada hacia el frente.
Me obligué a no reaccionar.
—No me suena—desdeñe y lo miré con inocencia—. ¿Quién es? ¿Otro de tus colegas cercanos que deba conocer?
No me sostuvo la mirada, él no era así, nunca admitiría que hacia algo mal, pero pude sentir el aire tornarse peligroso y tenso. Sabia que me esperaba al llegar a su casa, no debería haber respondido, él estaba acostumbrado pero no le gustaba que lo hiciera ni que lo mirara. Lo odiaba.
Me volteé hacia la ventana y apoyé la cabeza sobre el vidrio para mirar del otro lado. Eran polarizados, apenas podría verse desde fuera, pero por dentro todo se veía opaco y oscurecido. Como si estuviera nublado todo el tiempo y la vida fuera un poco más triste de lo que era. Me había criado viendo a través de esos vidrios, era como si mis ojos se hubieran adaptado tanto que no dejaba de verlos así.
Oí a mi tío revolverse en su asiento y al girarme lo encontré mirando su móvil con aquella expresión de calma que me perturbaba. Me lanzó una mirada de reojo, la comisura de su labio se elevo y el corazón se me hundió en el pecho. Él sabia que sucedía en mi cabeza, sabia la verdad y conocía a Joshua. Le haría daño.
Me aterró pensarlo.
Un nudo se alzó en mi garganta y tragué saliva por instinto.
Sus ojos brillaron.
Él no puede leer mi mente.
Aunque a veces parecía que sí.
Aunque a veces me hacía creer que sí.
No, él no puede.
—Estuvo preguntando por ti—soltó apacible y sentí frío, pero no me estremecí.—. ¿Me dirás quién es?
Volteé la mirada hacia la ventana y medí mis palabras.
—Un compañero de proyecto.
—¿Un amigo?—insinuó.
—No.
—Oh claro, tú no tienes amigos—se burló y apreté los labios sabiendo que no podía verme—. Deberías invitarlo a comer.
—No es mi amigo, no puedo invitar a alguien que no es mi amigo—insistí—. Podría ser un asesino.
—No creo que sea un asesino—agregó riendo y la amargura volvió a subir por mi garganta—. Me gustaría conocerlo.
—No hay nada que conocer, solo estoy haciendo un proyecto.
—Que extraño que tu tengas un compañeros de proyecto—mencionó sin dejar ese tono burlón que me asqueaba.
—Me obligó a hacerlo—gruñí y cuando lo oí reír volví a apretar los labios, dando por terminada la conversación.
. . .
Mi tío conoció a la madre de Joshua.
El pánico me congelo.
Mi tío conoció a Joshua.
Fue sin pensarlo. Ni siquiera sabia por qué estábamos en ese supermercado, él no hacia las compras, las hacia uno de los muchos empleados que desfilaban por la casa todas las semanas. Pero estábamos allí, parados con un carro lleno de cosas, y mirando a un grupo de ancianas pelear por verduras con bolsas de plástico en las manos.
Y luego señalo a la señora Madison con el mentón, un gesto extraño y divertido. Peligroso.
Tomé su brazo cuando quiso avanzar y se detuvo a mirarme con cautela. No quería que lo toque, no le gustaba, pero esta vez hacerlo evitaría problemas peores que involucraban a Joshua y a su familia. Lo miré desafiante. Nunca haría algo así antes, no me gustaba cuando se enfadaba, pero…
Sonrió y todo a mi alrededor se desmoronó cuando apoyó su mano sobre la mía y la apretó al apartarla. No le interesaba mi desafío o estaba dispuesto a pasarlo por alto por ellos.
Apreté los labios observándolo avanzar hacia la señora Madison y el frío empeoró. Miré a Joshua con miedo y… algo más. No lo habría reconocido con esa gorra de lana, le quedaba bien, me gustaba. Hacia que ese sentimiento extraño en mi estomago se encienda y me haga querer sonreír. Estaba observando algo en su móvil y tenía los ojos brillantes. Sus ojos siempre brillaban.
Mi tío me dijo que preguntó por mí. No entendía, ¿por qué preguntaba por mí? ¿Por qué me hacia sentir bien eso?
Un hombre paso por su lado y tuvo que moverse con esa mueca confundida que ponía cada tanto. Alzó la cabeza hacia la góndola de verduras donde el grupo de señoras seguía discutiendo con su hermana (me tardó unos segundos reconocerla con tantas bolsas), y antes de poder voltearme puso sus ojos en mí.
¿Por qué sus ojos siempre brillaban? ¿Por qué ese gorro le quedaba tan bien? Sus mejillas se tornaron rojizas y la vergüenza lleno mi mente de recuerdos acerca de la última vez que lo vi. Prácticamente huí de su casa. Entré en pánico cuando me saltó el pensamiento de asco por mí. Su padre sabía mi nombre, sus compañeros me conocían. Él ya no querría ser mi amigo.
Editado: 31.03.2022