¡ No te acerques a mi mami !

Capítulo 06 «Está vivo»

Capítulo 06
«Está vivo»

—¿De verdad estaba tan mal? —cuestionó con su ego notablemente herido. Era la primera vez que una persona decidía darle una crítica tan cruel y constructiva en el mismo diálogo; incluso su abuela jamás fue tan cruel.

—No he dicho que estaba mal, señor André. Dije que podía mejorar y le di algunas cosas para que tuviera a consideración —expuso Nico con total normalidad—. Si necesita ayuda con algo, puede pedirle a uno de los maestros de cocina que le den una opinión mucho más experimentada —expuso con una pequeña sonrisa.

Las palabras de Nico eran suaves, pero al mismo tiempo estaban cargadas con un veneno mortal, uno que, en su inocencia, no sabía que estaba calando hasta lo más profundo de los huesos de su vecino.

—Te lo agradezco, joven Nicolás. Lo haré una vez más, teniendo en cuenta los consejos que me dio, ¿podría ser tan amable de darme una retroalimentación cuando lo tenga todo preparado?

—Me parece perfecto. Me agrada ayudar a los vecinos. O seso es lo que dice mi mami que diga —murmuró pensativo—. Tengo tarea por hacer, si me disculpa.

Esa fue su manera de despedirse y entrar por fin a la comodidad de su casa. Su madre estaba sentada en el sofá, leía una revista de medicina mientras elevaba una de sus cejas al ver que su hijito estaba de regreso.

—¿Estabas hablando con André? —cuestionó en un susurro.

Una parte de ella le resulta agradable que su hijito interactuara con más personas que ella misma. Era lo que cualquier madre desearía, que su pequeñito hiciera más amigos; sin embargo, desconocía la habilidad de Nicolás para poder hacer añicos la seguridad de un hombre que fácilmente podría ser su padre.

—Sí, mami. —se sentó al lado de su progenitora con una gran sonrisa—. Él me pidió mi opinión de la comida que nos dio. Él la había preparado.

—Así que fue él. Estaba bastante buena. ¿Qué le dijiste?

—Que estaba bien —elevó los hombros mientras tomaba un libro—. Solo que insistió en que le diera recomendaciones y le dije lo que podría mejorar. Creo que se sintió un poquito triste, pero lo dije para que su plato fuera cada vez mejor.

—Ay, Nico —su madre soltó una pequeña risita mientras negaba con su cabeza.

En cuanto a André, él se encontraba luchando frente a una encimera llena de ingredientes de cocina. Repasaba mentalmente cada una de las recomendaciones que ese pequeño genio le había dado; sin embargo, sentía la presión en sus hombros.

Debía hacerlo bien, esta vez, por lo que, tomando una gran bocanada de aire, decidió enfrentarse a ese nuevo obstáculo.

De un momento a otro, su celular comenzó a vibrar, revelando que era su madre quien lo necesitaba en ese instante. Podían pasar días sin comunicarse, peor jamás le rechazaría la llamada a su amada progenitora.

En el momento de contestar, la dulce voz de la señora inundó el lugar mientras le daba esa calidez que él siempre necesitaba de ella; sin embargo, en el fondo de la llamada, se podía apreciar un par de voces que parecían estar envueltas en una acalorada discusión.

—Mamá, ¿está todo bien? —soltó de repente, con un poco de duda y preocupación.

La última vez que una escena sí se había desarrollado en casa, era porque uno de sus insufribles primos había decidido regresar para pedir un poco de dinero a la familia. Dinero que no terminaría en una causa noble, sino, en algún bar de la ciudad.

Esa situación se repetía de mes en mes, hasta que el primo le había pedido y agotado, el dinero que cada familiar le daba. Los padres de André ya se estaban cansando de esa situación y, el único que podía detenerlo era el mismo André.

—Es Robert. Regresó, pero esta vez está pidiendo trabajo como uno de los asistentes de la presidencia —expuso con un tono algo cansado—. No te preocupes, hijo, vamos a encararnos de esto.

—No, iré enseguida. Ese idiota no sabe dónde están los límites de la decencia y el descaro —expuso molesto mientras se ponía su saco y se subía a su auto. No le daría el gusto a ese hombre de molestar a sus padres.

—Ya se marchó, por ahora. Llamamos a seguridad, si regresa lo enviaremos a prisión, o lo que sea que quiera. Es un hombre problemático que cree que todo el mundo le debe algo.

—Está bien, lo dejaré pasar por ahora, pero si llega a volver, debes decirme de inmediato para darle una buena reprimenda a ese ser despreciable.

Mientras André regresaba a casa, sitió como el olor a quemado se hacía presente. Dejó a su madre en espera y antes de que entrara a la cocina fue recibido por una gran nube de humo oscuro.

En menos de cinco minutos toda su preparación había terminado calcinada. ¿Qué diría su maestro de cocina si se enteraba de este desastre culinario?

Mientras abría las ventanas para poder sacar la nube negra, escuchó cómo tocaban la puerta principal. Los toques, a pesar de ser rítmicos, estaban cargados de un poco de urgencia. Cuando abrió la puerta notó que era un pequeño Nicolás junto con su madre.

—Está vivo, mami. Podemos regresar a casa —susurró mientras negaba con su cabeza de un lado a otro.




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