No te amaré #2

Capítulo 21

El duque Werrington supo a través de Matthew que Diane se había recuperado. Su hermana se le había olvidado comentar ese importante detalle. Si pensara mal, podría imaginar que Cassandra quería evitar más encuentros entre ellos dos. En ese instante, no le prestaba prestando atención a su cuñado. Oyó algo de... ¿Una fiesta benéfica?

  — ¿Has pensado cómo celebrar la fiesta benéfica? Se va acercando la fecha y aún no tenemos algo preparado. La fundación Huérfanos de Londres está esperando una respuesta por parte de nosotros.

  Asintió aunque su mente no estaba pendiente de lo que decía su cuñado. Él se dio cuenta.

— Julian, debemos tenerlo todo organizado. No podemos dejarlo pendiente. Hay que mandar también las invitaciones y avisar a la servidumbre de Londres que prepare todo. Dentro de nada empieza  la temporada social. Sería la perfecta ocasión para recaudar fondos.

—   No tengo cabeza para pensar en eso mismo. Mira — se rascó la barbilla —, mi hermana Cassandra tendrá mejores ideas que yo. Pregúntale a ella, le daré carta blanca. 

El señor Lombart no discutió ese punto. Su esposa le haría mucha ilusión organizar esa fiesta y más si había una razón caritativa, la de ayudar a los huérfanos. 

— Dejemos el asunto en manos de tu mujer — era lo que menos le preocupaba, se atusó el chaleco mientras se levantaba e iba hacia la puerta.

No rechistó ni si quiera le preguntó dónde iba aunque se lo imaginó. No era tan difícil de adivinar. Viendo que estaba solo allí entre las cuatro paredes, se levantó también. Buscó a su esposa, que estaría con Patrick. Ya  iba siendo hora que su mujer, su hijo y él tomaran unos días de descanso e ir a Brighton.  Los necesitaba. 

 

Cuando fue hacia arriba supuso que su hermanastra estaría en su dormitorio. Quería cerciorarse con sus propios ojos que estaba bien como le había dicho su cuñado. Por suerte, no vio a Dante por ningún lado cuando entró en la habitación. 

  — ¿Diane? — la vio acostada en la cama. Creyó que estaría durmiendo pero se la encontró despierta.

Le alegró verla bien. Se acercó a ella sin mediar palabra, se sentó a su lado y le cogió la mano para sorpresa de la joven.

— Hola, Julian — ella sintió una ligera calidez de su mano cuando él la cogió. 

— Nos has tenido preocupados —  le depositó un beso en su palma antes de dejarla caer.

— No era mi intención —  se sonrojó y su mirada fue hacia la puerta como si esperaba entrar alguien. Pero viendo que nadie entraba lo miró — . Cuando salí a cabalgar, no pensé que me pillaría la lluvia.

Él tampoco. No quería recordarlo. Fue angustioso cuando la buscó en cada rincón de Devonshire. 

— Me alegro verte mejor —  dijo después que el silencio se hiciera presente entre ellos.

Diane lo rompió y le dijo lo que había estado pensado en las últimas horas. 

— Julian, te agradezco lo que has hecho por mí. Pero te pediría que mantuvieras las distancias hacia a mí.

El hombre no se creyó lo que le había dicho. Negó con la cabeza. 

— ¿Te has dado cuenta que lo amas?  

En vez de responderle con un si o no, le miró con rabia y con dolor. Como si le ofendiera la pregunta.

No se contentó con su silencio. No cuando el marido de ella estaba allí de nuevo en sus vidas.

— Espero que seas feliz con él —  le dijo con saña. 

La joven no se esperaba que le dijera eso con ese tono seco y frío. Le dolió pero se tragó su réplica. Tenía que darle una oportunidad a su matrimonio, y ver si podía amar a Dante. Si tenía que alejarse de Julian, lo haría, aunque una parte de su corazón no estaba de acuerdo.

Al salir, le llamó. No sabía cómo se lo tomaría.

— Julian, por favor, te pediría que olvidaras lo que pasó entre nosotros — Julian asintió con una mueca en los labios y salió no sin antes de dar un fuerte puertazo.

Sin duda estaba muy molesto con lo que le había pedido.

 

La duquesa Werrington deseaba ver quién era el señor Caruso pero no lo consiguió hasta que pasaron  unos días y se hizo ver. Pero no iba solo. Estaba en la terraza que daba al jardín, cuando escuchó unos pasos. 

Dejó de fingir que estaba leyendo un libro -siempre le aburría los libros - cuando los vio. Se quedó sin aliento cuando sus ojos se toparon con la figura del marido de Diane. ¡Era un hombre excepcional! No entendió porqué ella estaría con Julian, teniendo este espécimen de hombre Bueno, Julian también tenía su atractivo y era buen amante en la cama.

 En cambio, la joven observó toda la escena con malestar. Si hubiera sabido que estaría la duquesa merodeando, no le habría pedido bajar hacia el jardín para sentir el aire fresco. Se notaba que la mujer había quedado fascinada por la belleza de Dante. Antes que dijera algo, la mujer en un gesto descarado se acercó a ellos, mejor dicho, a él.




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