No te dejaré ir

Prólogo

El paraíso, ¿de verdad existirá? Un sitio tranquilo, lleno de árboles y nubes, donde se respira el aire más puro que pudiera existir, donde no existe la maldad, nada más la paz y tranquilidad.  ¿Alguien quería salir de allí?

Un día, el arcángel Gabriel se había puesto a ver a las personas que estaban en el paraíso,  se acercó a una joven  que tenía el cabello amarillo que le llegaba hasta los hombros y ojos azules.

—Joven, ¿Cómo te llamas? —Le preguntó el arcángel.      

—Soy Natalia, Natalia Napolitano. —Le dijo. Ella sentía que lo había visto antes, que el arcángel tuviera esas grandes alas blancas y esa túnica azul provocaba que su mente buscara en sus recuerdos algo sobre él, pero nada, no lo recordaba.

—Yo me llamo Gabriel, y soy un arcángel. Tengo una noticia para ti, volverás a la Tierra.

Natalia ladeó su cabeza y cruzó sus brazos, no quería volver a la Tierra. Se sentía muy bien allí. ¿Por qué querría volver? En el paraíso lo tenía todo, no tenía la presión o el estrés que pasaba cuando estaba en la Tierra, además que todas las personas que se encontraban, eran amables. Le encantaba estar en el paraíso.

— ¿Por qué? Yo estoy bien aquí.

—Eso es algo que no puedo responder, pero volverás a Venosa, podrás ver a tus padres y a tu hermano menor. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas a Diego?

Natalia cerró sus ojos. Recordaba a su hermano de 7 años, lo adoraba. Adoraba pasar tiempo con él. En su mente apareció la imagen de cuando, un día antes de navidad, había estado jugando con él y tuvieron una pequeña conversación.

“—Natalia, tú vas a vivir para siempre, ¿no? —Le preguntó Diego dejando de jugar con sus autos de juguete.

Natalia soltó el auto de juguete, lo miró riendo y le acarició su cabello. — ¿Por qué me preguntas eso?

—Porque no quisiera perderte cuando sea grande, ¡quiero que vivas para siempre!

Natalia lo abrazó y le besó su cabeza, amaba la inocencia que tenía su hermano. — Vamos a hacer algo: yo viviré para siempre si tú lo haces, ¿está bien?

Diego asintió varias veces y siguió jugando, Natalia no dejaba de pensar en lo tierno que se veía al decir esas palabras.”

— ¿Natalia? —La llamó el arcángel ya que tenía un rato sin decir alguna palabra. — ¿Qué dices? ¿Te gustaría volver a la Tierra?

Natalia duró unos segundos en responderle y luego lo miró los ojos. —Si quiero.

—De acuerdo, pero quiero explicarte algunas cosas. Tendrás “poderes”, podrás volar, ser invisible y atravesar las paredes, pero, te daré un dije que tendrás alrededor de tu cuello, en el que podrás tener la apariencia de una humana pero aun así podrás volar. Además tendrás pintado en tu cabello una línea gruesa de color verde ¿tienes alguna pregunta?

—Cuando regrese, ¿recordaré todo lo que he vivido acá?

El arcángel cruzó sus brazos y asintió. —Sí, todo lo que viviste lo recordarás.

Natalia se quedó callada por unos segundos. Su mirada se había posado entre las personas que pasaban cerca hablando, que tenían una luz resplandeciente rodeándolos. Tenía una batalla interna, ¿de verdad quería irse para ver a su hermano?

— ¿Dónde apareceré? —Le preguntó alejando esos pensamientos.

—A las afueras de Venosa.

Natalia cerró sus ojos y dio un largo suspiro, no quería seguir viéndolos.  —De acuerdo, estoy lista para volver.

Una luz blanca comenzó a aparecer sobre la cabeza de Natalia pasando lentamente por todo su cuerpo; minutos después ella despertó estando acostada en el piso a las afueras de Venosa.

— ¿Mn? ¿Dónde estoy?— Se preguntó mientras se levantaba y se sentaba, era de día, por lo que suponía que era de mañana o de tarde.

Ella recordó la conversación que había tenido con el arcángel Gabriel en el paraíso, por lo que se tocó su dije, tenía una piedra de esmeralda. —Cierto, ahora tengo la apariencia de una humana. —Se dijo susurrando, las cosas iban a cambiar, y eso lo sabía muy bien.



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En el texto hay: fantasia, romance, drama

Editado: 09.06.2023

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