Christopher y Mónica llegaron al apartamento unas horas después. Ellos habían traído una pizza para que comieran, pero solo comieron Christopher y Fiorella mientras que Mónica y Natalia los miraban.
—Es incómodo cuando estamos comiendo y ustedes nos miran fijamente. —Dijo Fiorella con la boca llena.
—Es de mala educación hablar con la boca llena, Fiorella. —Dijo Mónica, Fiorella frunció el ceño, tragó y luego miró a su hermana. Tanto Natalia como Christopher habían reído, sabían perfectamente que a Fiorella le había molestado. —Vamos, terminen de comer para que se vayan a dormir.
— ¿Qué? ¿La parejita quiere su “tiempo a solas”? —Preguntó Natalia riendo, Mónica río y vio la hora en el reloj que había en la pared.
—Tenemos que trabajar mañana temprano, estamos muy dedicados al trabajo.
Natalia no dijo nada y vio el reloj en la pared, veía como las manecillas se movían y hacían el sonido de un “tic-tac”; Fiorella seguía comiendo en silencio, al terminar, recogieron y limpiaron, Fiorella y Natalia fueron a sus respectivas habitaciones mientras que Christopher y Mónica fueron al balcón a ver la hermosa ciudad de noche.
Unas horas después
Todos dormían. El apartamento se encontraba en un profundo, y largo silencio, eran aproximadamente las tres de la mañana, una clara luz de la luna atravesaba por la puerta de vidrio que había en el balcón. Se podía sentir la calma y serenidad, pero, había alguien que no podía dormir, que era Natalia, ella se había acostado en su cama sin desvestirse, mirando hacia el techo con las manos entrelazadas debajo de su cabeza, cerró los ojos por un momento y luego se levantó dando un suspiro.
—Lo siento tanto, Mónica. —Dijo para luego tirarse al suelo y comenzar a buscar algo debajo de su cama.
—…
—…
—…
Se escucharon varios golpes en la sala, por lo que Christopher y Mónica se levantaron asustados y salieron en pijama, cuando llegaron a la sala, vieron a Natalia parada junto a varios jarrones y muebles rotos, lo había hecho para despertarlos. Unos segundos más tarde, apareció Fiorella usando una camisa manga larga de color azul y un pantalón largo del mismo color.
— ¿Qué pasa aquí?—Preguntó Fiorella medio dormida.
Natalia sacó la pistola Beretta 92 que tenía en su pantalón y comenzó a apuntar hacia los recién llegados que se encontraban muy cerca. —Lo siento tanto. —Dijo teniendo pequeñas lágrimas en sus ojos.
Christopher y Fiorella se asustaron y levantaron sus manos, mientras que Mónica, se comenzó a acercar lentamente hacia Fiorella.
—Detente, no aprietes el gatillo. —Le dijo Mónica sin dejar de acercarse.
—Tengo que hacerlo, lo siento. —Mientras apuntaba el arma hacia Christopher.
— ¿Por qué? No tienes que matar a nadie esta noche. —Le dijo Mónica sintiendo miedo al ver como apuntaba el arma hacia su pareja.
—El asunto, es que si tengo, tengo que hacerlo, lo lamento. —Dijo Natalia, las lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas.
Pero, antes de apretar el gatillo, movió el arma que sujetaba con ambas manos hacia el lado derecho.
Hacia donde se encontraba Fiorella.
El disparo fue directo hacia su corazón, por lo que la bala entró por su pecho y salió por su espalda.
Mónica abrió su boca pegando un grito y las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos, Fiorella abrió su boca, sus rodillas se doblaron y comenzó a caer, pero Christopher corrió y la agarró, Mónica miró a Natalia que bajaba lentamente el arma y la tiraba al suelo.
—Hasta pronto. —Dijo para quitarse el dije desapareciendo al instante, Mónica corrió hacia su hermana, colocó sus rodillas en el piso y comenzó a ver cómo le salía sangre por la boca.
—No por favor, no te mueras, resiste. —Le dijo Mónica llorando, Fiorella la miró y luego movió su cabeza hacia el lado izquierdo cerrando sus ojos.
Mónica abrazó el cuerpo de Fiorella llorando con todas sus fuerzas, Christopher tenía la mirada baja comenzando a llorar. A Mónica no le importaba manchar su camisa de sangre, lo que quería era estar con su hermana.
Unos minutos después
—Mon, tenemos que levantarnos. —Dijo Christopher colocando una mano sobre el hombro de su pareja.
Mónica se levantó y vio el cuerpo de Fiorella.
—Necesitamos llamar a mis padres, contarles lo que pasó.
Christopher le abrazó mientras le daba un beso en su cabello. —Lo haremos luego, ahora necesitas descansar.
—Sabes que no puedo descansar, tengo que encargarme de todo. —Mónica rompió el abrazo y volvió a mirar a su hermana, por primera vez desde que era un fantasma, sintió las emociones tan vividas y reales, el dolor le traspasaba por todo su cuerpo, no podía aceptar lo que veía, se sintió culpable de no haber detenido a Natalia a tiempo.
Y pagaría por lo que hizo.