No te enamores de Arthur Dark

Capítulo 14

Zoey

Medí la distancia entre mi puño y los tres vasitos alineados de café y lancé la bolita de pañuelo descartable.

Cayó detrás de los vasos a la alfombra de linóleo.

¡Afuera!

Me agaché para levantar el papel cuando un par de tacones grises aparecieron en mi punto de visión.

—¡Señorita, estamos a punto de cerrar! —Me puse de pie a la velocidad de la luz.

—¡Sí, claro, no me di cuenta de la hora! —Mentí.

Era dolorosamente consciente de cada uno de los segundos que había pasado desde las cuatro de la tarde que había llegado, y faltaban dos minutos para las siete.

¡Cameron me había dejado plantada!

***

New York, EE. UU.

Seis meses después…

—¡Dios, qué calor! —Kira entró limpiándose la frente con un pañuelo.

Habíamos entrado cuatro cajas de los nuevos libros de esta temporada, incluso el nuevo de Arthur Dark.

¡No podía con mi ansiedad y ya quería desembalar todo!

—Es el peor verano que he sentido en la vida. —Me quejé—. ¿Cerraste con llave?

—No, ya cierro. —Le dio dos vueltas de llave y giró el cartel de abierto a cerrado—. Entonces, no me respondiste, ¿aún sigues dejando la ventana abierta con este calor?

Me hice la tonta, tomé las tijeras y me arrodillé en el suelo para abrir las cajas, estaban todas embaladas como “frágil” así que no sabía qué contenía cada una.

Meses habían pasado desde la última vez que vi a Cameron, en realidad desde la noche que estuvimos juntos.

No solo nunca más volví a verlo, sino que tampoco pude contactarlo.

WhatsApp: No era un usuario

Móvil: Número fuera de servicio.

Instagram: No existe el usuario, me aparecía cuando intenté abrir su perfil.

Muchas veces había tenido hombres que habían “desaparecido” después de una noche, pero nunca de la faz de la tierra.

Un día enojada me tomé el trabajo de rastrearlo por las universidades, ninguna conocía a nadie con ese nombre.

Cameron O’Shea no existía.

—¿Zoey? —Insistió—. Ya pasaron seis meses, olvídalo.

Asentí.

—No es tan fácil olvidar, Kira. —Él parecía ser quien yo había estado esperando por siempre y resultó ser como todos los hombres guapos de esta época, un “touch and go”—. Bueno, abramos las cajas ya, que quiero saber cuál es mi nueva lectura.

Leía todo tipo de libros, pero los de Arthur Dark eran siempre los primeros en la lista y mis favoritos.

—Ok. Primera caja. —La observé mientras sacaba el embalaje—. "La loba en invierno" de Valeria Caraballo.

—En la vidriera en novedades, pongamos en el sector de fantasía juvenil, pero también en novela romántica, los lobos están en auge este verano. —Kira acomodó los libros como le indiqué, cuando volvió me tocó a mí.

Con la tijera corté las bandas y abrí la segunda caja.

—"Un amor para olvidar" de Nieve Azul. —Kira caminó hacia mí y tomó el libro en sus manos—. Este lo leí directamente de la app, como me ratoneé con Patrick, ¡por favor qué hombre!

Me reí a carcajadas: —¡Eres una zorra literaria, Kirita!

—Si, soy. —Levantó la caja—. ¿En erótica romántica?

Asentí.

Unos minutos después volvió con dos botellas de limonada.

—Te toca. —Abrió la caja y sacó el libro riéndose a carcajadas—. Cuenta el chiste así me rio también.

—¡Mira esta portada! —Caminé sobre mis manos y rodillas hacia ella y tomé el libro de sus manos.

—Atena es una show-woman además de una escritora excepcional. Ponlo en humor, romance, erótica y también en paranormal. —Volví a mi lugar.

—Me dejo una copia de "La secretaria médium", estoy segura de que Davon va a ser mi próximo amante literario. —Puse los ojos en blanco.

Tomé un suspiro para darme valor.

—¡La última caja! —Este era el nuevo libro de Arthur Dark y mi adicción por el fin de semana y los próximos seis meses hasta que saque un nuevo libro.

Abrí la caja casi con desesperación; ante mí había veinte ejemplares con banner publicitario incluído.

De la emoción sé me llenaron los ojos de lágrimas.

—¿Y? Vamos dime, ¿como se llama su nuevo libro?

Me limpié las lágrimas.

—”Te encontré en Nueva York” —Levanté uno y acaricié la portada, era una pareja rozándose las mejillas en una noche invernal, era hermosa.

Kira se arrastró con sus rodillas hacia mí y tomó otro libro.

—¡Es tan hermoso! —También lo acarició—. Vamos lee la primera parte, sé que te mueres de ganas.

Abrí el libro. En la primer página estaba la misma dedicatoria de siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.