No te enamores de Jean

Capítulo 10

 Miramos en la misma dirección y nuestras miradas se encontraron, echamos a correr como si la vida dependiese de eso, estaba segura que mi profesor de deporte de mi antiguo colegio habría estado orgulloso por el empeño que le estaba poniendo. Llegue primero al columpio ganándoselo al peque, que me sacó la lengua y se fue corriendo. 

Al lado mio estaba sentado un niño de unos siete años a lo mucho, que estiraba las piernas para intentar columpiarse sólo mientras sus padres estarían en quien sabe donde. 

—¿Qué quieres ser de grande? — Le pregunte, la mayoria a mi edad ya sabía que querían ser, así que andaba buscando ideas. 

Me miró raro, tardo un segundo en que mi única neurona hiciera click recordando que estaba en un país con otro idioma. Intenté entonces hablarle en su lenguaje pero siguió mirandome raro. 

Una señora que parecía ser la mamá del niño le hizo señas y se fue corriendo. Jamás vi a un niño huir más rápido de un parque. Saque mi celular para seguir buscando ideas. 

«¿Tú qué quieres ser de grande?» Le pregunté a Jean

«Ya soy grande, y voy a estudiar ingeniería» Eso tenía sentido, resolvía los problemas de matemáticas en segundos. 

«vale, te enseñaré a dividir cinco entre veinticinco»

«Da cinco» 

«No, da catorce» 

«Dime que es sarcasmo ¿Es sarcasmo verdad?»

«Nop» 

«Te digo que da cinco» 

«Que no» 

«Que si, Quieres que te mate» 

«Tendrías problemas quitando la sangre ¿Sabés?» 

«Nop, me compraría otra ropa» 

«¿Y las manchas de la alfombra? Siempre quedan manchas en la alfombra, además no es fácil deshacerse de un cuerpo» 

«Aquí hay muchos campos, así que es fácil» 

«¿En serio? ¿Un vil y bulgar campo?, creí que tendrías más imaginación» 

«Entonces en una trituradora» 

«¿Estas loco? ¿Y si existe la reencarnación? Llegaré molida a la próxima vida» 

«¬¬» 

«O.o»

«Eres exasperante» 

«Igual tendrías una cita conmigo» 

«Sí, en un lugar muy bonito» 

«A mi me da igual el lugar mientras estés tu» 

«Quedemos a la mitad, Mañana a las 3 pm, te mandaré la ubicación exacta» 

«¿Realmente irás?» 

«Lo prometo» 

 Corrí hasta mi casa para preparar un bolso con lo necesario para un viaje de pocos días, la adrenalina corria por mis venas. 

—¿Qué haces? — mi madre me observaba desde el umbral de la puerta inquisitivamente y con una mascarilla verde en la cara. Parecía un alienígena. 

—Voy de excursión — era verdad y mentira a la vez

—Vale, cuidate— se lo había creído realmente. Últimamente estaba distraida, como si nada le importará realmente. 

Tenía que partir esa misma noche si quería estar a tiempo, me esperaba un largo camino, una sonrisa boba apareció en mis labios al pensar como todo lo que quería se hacía realidad. 

Iría en tren, me gustaban los trenes e ir viendo el paisaje por las ventanas, también daba tiempo a dibujar y a dormir. 

—No quedan más tickets para hoy, lo siento. — La chica de la cabina hablaba con una indiferencia total. 

—¿Y para mañana? —Quizá si tomaba el primer tren llegaría a tiempo. 

—Tampoco quedan— Se miro las uñas mientras yo entraba en crisis.

No importaba, iría en taxi. Vi a un chico mandando mensajes de texto y decidí preguntarle, esta vez  intentando hablar en ingles sin invocar demonios por error. 

—¿Sabés donde puedo encontrar un taxi que me lleve a un lugar algo lejos? — El chico no mucho mayor que yo alzó la vista. 

—claro, yo te llevo— Comenzó a caminar hasta su carro que no tenía pinta de taxi.

Observe los adornos de madera tallados que colgaban, parecían paganos y eran realmente hermosos. 

—¿Y hace mucho que eres taxista? —Le pregunte cuando ya llevábamos casi medio camino aproximadamente. 

—No, recién me soltaron hace unos días de prisión —Trague saliva.—¿Dónde sino tendría tiempo para aprender a tallar madera?, ¿Sabías que enseñan incluso lecciones de cómo usar una navaja para apuñalar mejor?. 

—Nop, no sabía –¿Este era mi fin? Ni siquiera podría decirle a Jean que me habían asesinado, aunque aún tenía mi celular. No había ido antes por esa ruta así que no sabía a ciencia cierta si me estaba secuestrando, quizá solo fuese una broma de él. 

—Si, bueno, me gane varias cicatricez ahí, por cierto hasta aquí llego yo, tengo libertad condicional y no puedo ir más lejos — estaba que me daba de cabezasos contra una pared.

—Pero estamos a mitad de camino aún —me queje. 

—No es mi asunto —Me baje y le di el dinero, ahora tendria que encontrar otro taxista o algo así, porque aún faltaba mucho como para caminar. 

No pasaban autos donde me había dejado, solo había una cafetería casi desierta y una bicicleta rosa algo chiquita aparcada de lado. 

Corrí hasta ella, la devolvería luego si es que llegaba viva al destino. Iba a empezar a pedalear cuando un enano salió del establecimiento y me grito. 

—¡¿Estas intentando robar mi bici? —Estaba furioso. 

—Para nada, solo la necesito prestada, la devolveré —el enano rodo los ojos y se cruzó de brazos. 

—No—Forzajeo conmigo por la bici. 

—¡La pagaré entonces! —Saque dinero de mi bolso—¿Cuanto quieres?. 

—¡¿Crees que mi vici está en venta?! —Me pateo un pie. 

—¡Oye, tengo una cita con el posible amor de mi vida! ¡Necesito la bici! — eso pareció convencerle. 

—Esta bien— acepto. 

—¿Entonces si me la prestas? —Puse ojitos de corderito degollado. 

—¡¿Qué?! ¡No! ¿Y si no te vuelvo a ver? Te la vendo.—Regatemos un poco y luego de un rato llegamos a un acuerdo. —¡Un placer hacer negocios contigo!. 

—¡Será un placer cuando me digas donde está la olla de oro! — le grite. 




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