Ahí estaba luciendo como si un coro de ángeles le cantará al rededor, delante de mí estaba una completa desconocía de pelo rosa algodón de azúcar y vestimenta estilo militar, también color rosa que contrastaba con su piel morena.
—¿Y tu eres? — No estaba de humor para absolutamente nada.
—Alicia, puedes decirme Liz ¿Y tu? — Alzó una ceja examinandome.
—Alessia— me extendió su mano.
—Te diré Issa, ¿No eres de por aquí verdad? — No me había dado la mano como saludo, sino más bien para que me levantará.
—No, estaba de visita— le reste importancia.
—Ya, entiendo — comenzó a caminar —¿Vienes? —La noche estaba muy fría y había olvidado llevar suficientes abrigos.
—¿A donde vamos? — le pregunte intentando seguirle el ritmo.
—A un bar — me detuve.
—No tengo edad suficiente para ir a uno — temblaba de frío.
—A este sí, sigueme —Y la seguí. El lugar estaba lleno de personas de nuestra edad, pero la mayoría estában sentados conversando y tomando. Era un sitio bastante calentito—Te presentaré a unos amigos —Me guió hasta la barra y me dio un vasito con alcohol.
Un chico chocó conmigo y siguió de largo.
—Lo siento — Estaba segura de que no lo había oído.
—fíjate por donde vas— respondió.
—Ese era Angelo, el mejor amigo de Vicktor—Dijo mirando en dirección por donde se había ido — y ese de ahí es Vicktor—Señaló a un pelinegro que estaba sirviendo bebidas.
—¿Es tu novio? —Le pregunte mientras olía el sospechozo licor que quedaba en mi vacíto.
—Si, creo que sí —Volvió a mirarme.—vamos —Nos acercamos a una chica. —Chicos les presento a Issa, Ella es Pikka — señaló a una rubia— ella Patricia y él Andrea —Es hermano de Angelo.
—Hola—Salude con la mano y ellos igual, siguieron hablando entre ellos e ignorandome.
—Ya vuelvo Issa, intenta no meterte en problemas, los chicos aquí son unos auténticos gamberros.—Liz se fue hasta donde estaba Vicktor y empezaron a besarse.
Decidí salir a por aire fresco un rato y me arrepentí a los segundos, se me había olvidado el frío que hacía.
—Este no es sitio para chicas como tu— una voz me asustó.
—¿Para chicas como yo? —inquiri, el chico que había chocado conmigo estaba sentado cerca. Angelo lo llamó Liz.
—Si, intentarán hacerte daño— aún en la oscuridad se podían ver un poco sus ojos azules.
—Se defenderme —El chico frunció el ceño, no tenía ropa muy abrigada pero aun así parecía no tener frío.
—No podrás defenderte, no de Vicktor.
—No planeo quedarme aquí — Me senté a su lado.
—Vale—Me miro —Pero a esta hora no es seguro estar por aquí—Rode los ojos.
—Como digas— Puso un brazo sobre mi hombro cuando un grupo de chicos pasó cerca de nosotros. Se acerco a mi oido.
—Quedate en algún hotel esta noche y mañana a primera hora te vas— su respiración me hizo cosquillas en el cuello.
—No tengo dinero— Era cierto, lo había gastado todo en la vici, se levantó.
—Conozco un sitio en el que te puedes quedar— Caminamos hasta llegar a una casa, dos gatos corrían libremente por el jardín —Son de mi padre— Murmuró Angelo. Al entrar habían más gatos. —Cuando se divorcio de mi madre comenzó a coleccionar gatos.—Me contó mientras subíamos las escaleras. Subimos hasta el último piso.
—Es.. acogedor — Me miró inexpresivamente.
—Es todo menos eso, estoy deseando irme— abrió una puerta y encendió la luz. La habitacion parecía abandonada.
—Gracias —Murmure curioseando, habían juguetes y peluches. Tomé un peluche de conejo tejido que estaba muy sucio.
—Ese era mío — Sonrió recordando algo. —Siempre peleaba con mis hermanos mayores por el —Lo tomo en sus manos.
—¿Que pasó con tus hermanos? —Me senté en la cama y chirrio.
—Se fueron con mi madre. — jalo una de las orejitas del conejo —ya.. me voy— escuche sus pasos perdiéndose por el pasillo.
Me rugio el estómago, no había comido nada más que barritas nutritivas durante todo el camino.
Al día siguiente apenas amaneció me fui, mi plan era hacer autoestop hasta que algún alma en pena se apiadara de mí.
Y así fue, una pelirroja en una furgoneta hippie se detuvo y me dejo subir.
—¿Que te hace pensar que no soy una asesina? — Me miró seriamente.
—Porque es muy improbable que vayamos dos asesinos a bordo — se hizo el silencio hasta que ella rompió a reír.
Se había presentado como Ingrid y durante todo el camino me fue contando sus historias, me contó que era colombiana y que había viajado por todo el mundo, China, India, Rusia, Noruega, Italia, Francia, Alemania, Argentina, Chile, Japón, Venezuela, República Dominicana, Cuba, Costa Rica, México. A todas partes. Era un alma libre. Me contó de sus amores y de los libros que había leído y los que había escrito. Y por un momento lo olvidé todo.
Quería con todas mis fuerzas ser como Ingrid, vivir la vida al máximo conocer lugares, tener amores de un día, tener aventuras de verdad.
—¿De qué signo solar eres? — Me pregunto, no podía creerlo, también le gustaba la astrología.
—Géminis ¿y tu? — sin dudas ella es la persona más increíble que había conocido.
—Sagitario—Sonrió y si que se parecía a todo lo que decían de los solar Sagi.
—Si, lo pareces. Bridney spears, Miley Cyrus, Brad Pitt también son solar Sagi — quería ir con ella a donde fuese.
—Si, tu también pareces Géminis —Se rio.
—¿Sabías que Johnny Depp y Marilyn Monroe eran Géminis?.
—Ahí en el asiento de atrás está un libro de Astrología, si lo quieres es tuyo.¿Y qué te trae por estos lados? —Encontre el libro y comencé a ojearlo.
—El amor y la estupidez humana. Me dejaron plantada—Ingrid suspiro, una vez había oído que los suspiros eran una queja involuntaria alma.