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Cuando llego el viernes me encontraba un poco inquieta, tendríamos física, con el profesor Fiore. Melanie mi nueva amiga no paraba de observarme, luego de unos días pude decirle lo que sentía, pero pidiéndole que no se lo dijera a nadie que lo mantuviera como un secreto, ella al principio no le pareció raro porque más de una chica del colegio se sentía atraída por el profesor, pero él había sido bastante claro con todas dejándole saber que nunca tendría una relación con una alumna que fuera más allá de las puertas del colegio.
Mi amiga antes de comenzar con la clase me levantó de mi asiento para llevar sus manos a mi cintura, me asusté un poco cuando levantó mi falda descubriendo un poco más mis piernas. Traté de bajar nuevamente la falda, pero ella no me lo permitió, detuvo mis manos para luego decir que: “Así no lograrás llamar su atención”.
— Estas loca — volví a insistir — Lo único que conseguirás es que me haga un llamado de atención, mis padres van a colgarme.
— Solo son unos centímetros — me guiño un ojo — Eres una chica de ciudad, tienes que ser salvaje y atrevida.
— Atrevida, el castigo que me pondrá mi madre — tome aire para tranquilizarme — ¿Como me veo?
— Como si estuvieras a punto de cagarte — comenzó a frotar mis hombros — Respira, respira.
Cuando el profesor entró al salón solo dio un corto saludo para caminar al escritorio, llevó su mirada por todo el salón, aproveché ese momento para sacar los libros, pero al levantar la mirada lo encontré contemplándome sin algún temor de que lo vieran haciéndolo.
La clase trascurrió con normalidad, en uno de los ejercicios Melanie necesitaba ayuda, pero como no quería pedirle ayuda al profesor me preguntó si yo podría ayudarla. Al terminar los problemas que nos había dejado el profesor Fiore, él se levantó de su asiento para seleccionar a algunos compañeros para que pasaran al pizarrón.
Cuando pasó a mi lado sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, estaba tan cerca que podía sentir su perfume y el calor que emanaba su cuerpo, su paso a mi lado provoco una descarga en todo mi cuerpo. Cerré los ojos por un momento, pero los volví a abrir cuando dejó caer sobre mi escritorio una tiza blanca, levanté la mirada encontrándome con su penetrante mirada que provocó una incomodidad en mis partes íntimas que traté de detener presionando mis muslos.
— Chica nueva — no podía dejar de ver sus ojos azules — Al pizarrón.
Baje la mirada sin saber que hacer hasta que mi amiga me dio un golpe en mi muslo haciéndome levantar de mi asiento casi de un salto. Me levanté para caminar hacia el pizarrón para resolver el último problema, mis manos estaban temblando no por frío o por los nervios, sino porque todavía sentía su mirada sobre mí. Al conseguir el resultado del problema, el timbre comenzó a sonar dejándonos saber que la semana de clases había terminado, y que comenzaba el tan esperado fin de semana.
En un abrir y cerrar de ojos el salón se encontró casi vacío, solo quedábamos nosotros tres. Mi amiga se apresuró a arreglar sus cosas, yo traté de hacer lo mismo, pero la voz del profesor Fiore me detuvo.
— Chica nueva — trague saliva temerosa — Quedate.
Con un poco de miedo caminé hasta su escritorio, mientras mi amiga se encontraba en la entrada del salón cubriendo su boca como si estuviera ocultando una sonrisa, y luego simplemente salio corriendo dejándome sola con el profesor Fiore.
—Bájate la falda —mi corazón se detuvo al escuchar eso — La llevas muy corta.
— Cla….Claro — se levanto quedando frente a mi — Si profesor Fiore.
Era bastante alto de unos 1,80 cm o tal vez 1,90 cm. Nunca había creído en el amor a primera vista, ni en los cuentos de hadas, pero al ver al profesor Fiore, me sentía en casa.
Intente desearle un bonito fin de semana pero en un abrir y cerrar de ojos también había dejado el salo. ¿Como podría lograr que se enamorara de mi?
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Pasé mi primer año en ese colegio viéndolo, esperando que lo había comenzado a sentir por el profesor Fiore desapareciera, pero eso nunca sucedió.
Al llegar a mi segundo año en el colegio quise hacer algo diferente, quería que me notara, que supiera que existía. Como una acosadora comencé a buscar alguna excusa para estar cerca de él, cualquier cosa, necesitaba dejar la “Chica nueva”
— Emma — levante la mirada al escuchar a mi profesora — Puedes llevar estos papeles a dirección, por favor.
— Por supuesto — tome las hojas — Regresare de inmediato.
Al entrar en la dirección no me encontré a nadie, deje unos golpes en el escritorio para llamar a alguien . Esta a punto de marcharme cuando escuche una voz acercándose, no le di tanta importancia hasta que escuche el nombre del profesor Fiore en la conversación de aquella dos mujeres.
— Al menos hubiera sonreído en las fotos — el olor a café se hizo evidente — Organizamos una celebración por su cumpleaños si no quería vernos hubiera pedido el dia.
— Yo no puedo creer que solo tenga 31 años — una segunda mujer se escucho — Me pregunto que hará el profesor Fiore para mantenerse tan joven.
— Al parecer no sonreír — baje la mirada para ocultar una sonrisa — El próximo año no organizare nada para su cumpleaños.
— Tampoco te lo tomes muy personal — la puerta se abrió.
— Creo que por eso esta solo aun — una de las secretario mordió sus labios cuando me vio.
— ¿Oh….Hola, necesitas algo? — la otra mujer era una de las profesoras.
— Si — le entregue las hojas — Me pidieron entregar estos papeles.
Al salir de la dirección comencé a caminar dando pequeños saltitos de alegría, el profesor Fiore tenia 31 años de edad y se encontraba aun soltero. Se que era información básica, pero para mi significaba tanto.