Sus manos de aferran a los descansa brazos del asiento siendo este su segundo avión con escala que la lleva a su destino; Layla sintió que su alma regreso a su cuerpo una vez que pudo sentir el avión aterrizar y minutos más tarde dejar de moverse, pero dentro de ella todo zumba amenazando con vaciar su estómago en el mismo instante que se levante del asiento.
—¿te levantaras? —su acompañante la miro con una ceja levantada y con dificultad se obligó a levantarse dejando que los demás salieran y por fin tomo sus cosas descubriendo que el sol está en su punto más alto.
Con un suspiro y sin fuerza en sus piernas termino de pasar por aduana y por fin a la salida del aeropuerto, pero ¿Dónde estaba este? Sus ojos vagaron entre la multitud de personas que se movían apresuradamente, algunas para recoger sus maletas y otros platicando en idiomas que ella apenas puede registrar.
—disculpe… —intento con el idioma del que tanto estudio durante los últimos diez meses.
La figura alta inclinada sobre el barandal enderezo la espalda dejando así a una mujer un poco más asustada de querer preguntar, el hombre media casi dos metros y se giró para echar la mirada hacia abajo, lo impactante de este no eran la cicatriz recta debajo de su ojo derecho, eran justo eso, sus ojos, el hombre de cabellos castaños tenia ambos de diferente color, uno tan castaño como los de ella y el otro en un tono color plateado brillante, Layla contuvo el aliento cuando el olor a cigarro y colonia golpearon su pequeña nariz.
No se habia fijado en el cartel, esa era la zona de fumadores.
—¿si? —la voz profunda del hombre hizo temblar a más de uno que estaba cerca.
—me… me podría indicar… la salida… estoy perdida—Layla no supo de donde salió su voz y menos porque su garganta se secó, el hombre la escaneo con la mirada dudando si ella decía la verdad.
Esperando una respuesta por parte del hombre este se inclinó un poco más hasta la altura de Layla para señalarle el camino hasta la salida.
La mujer solo miro rápidamente donde este hombre señalaba acercándose demasiado dejando que este pudiera oler el perfume dulce de su cabello sonriendo luego cuando logro ver a través del cristal de sus lentes que efectivamente la salida estaba en esa dirección.
—muchas gracias —con una gran sonrisa y un suspiro de alivio que dejo atónito al hombre se marchó abrazando con fuerza su maleta y comenzó a avanzar rápido como si la salida fuera a desaparecer.
Cuando la brisa fría de la mañana la recibió supo que ahora sería un buen día para comenzar su nueva vida.
Por otro lado, el hombre al cual Layla dejo atrás la miraba entretenido pues la chica no se echó a correr como el esperaría de una persona que lo mirara a la cara y le sostuviera la mirada por más de un minuto y él los conto, cada segundo los conto.
—Señor, ¿le pasa algo? — el asistente llego tan rápido como pudo pues el personal que lo rodeaba como habitualmente su jefe estaba acostumbrado no estaba y había visto a esa pequeña chica hablando con él.
Lo que le pareció raro fue ver a su jefe sonreír mientras su mirada se perdía en la figura delgada de la chica quien corría como si se le dificultara caminar, como un niño de cinco años.
—¿resolviste el problema? —fue todo lo que el hombre dijo dejando atónito a su asistente.
—sí, podemos irnos ahora —ambos hombres se dirigieron a la salida solo para encontrarse con la misma mujer mirando a todos lados y luego regresar la vista a su celular móvil.
¿Esa chica seguirá perdida?
Layla estaba sumergida en la aplicación del mapa de su celular para luego por fin tomar el autobús para turistas que la llevaría cerca de su destino.
Luego del tour por los lugares más importantes de la ciudad se le hizo más fácil quedarse a mitad del tour caminando hasta la estación del tren que la llevaría a su nuevo hogar.
—Otra primera vez —murmuro para sí entrando al tren ajustándose los lentes como si mágicamente estos la harían ver más.
Cuando encontró su asiento se desplomo sobre este dejando sobre sus pies el pesado maletín, se sorprendía que toda su vida entrara en una sola maleta.
Aun con los ojos cerrados escucho el murmullo del resto de pasajeros en sus asientos, pero este se quedó en silencio poco a poco mientras unos pasos se volvían cada vez más fuertes, sus ojos se abrieron solo para encontrarse con esos ojos bicolores mirándola con asombro, una media sonrisa se dibujó en los labios del hombre.
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Editado: 20.08.2024