No te esperaba

Capitulo 4

—¿de verdad? —Layla la observa sin poder creer en las palabras de su compañera de piso.

 

Fue la única que en todo ese tiempo ayudo a Layla sin dobles intenciones o con malicia.

 

—lo juro, míralo como un dinero extra —intento convencerla con una gran sonrisa en el rostro.

 

—solo una noche —la chica asintió y Layla suspiro.

 

—lo juro lalita solo serán doce horas y saldrás en una pieza. —ambas mujeres se miraron por lo que fue un largo tiempo hasta que Layla suspiro derrotada.

 

—voy a creerte, Vera, pero solo porque en serio necesito el dinero.

 

—sí, sí, para ese inútil de Enzo ¿Qué te hizo? Debe hacerlo muy bien para tenerte así —la chica manoteaba y hablaba despreocupadamente mientras Layla se le subía la sangre a la cabeza, si bien ese hombre la tenía en una nube, cuando lograba estar lejos de él podía pensar mejor y preocuparse por el simple hecho de que Enzo la estaba usando.

 

¿pero lo hacía?

 

Había ocasiones como la pasada en la que si se sentía usada pero también necesitada de Enzo, confiaba en ella para ese tipo de cosas con respecto al trabajo (lo que ella no quería) debía darle espacio al trabajo de su novio.

 

¿podía llamarlo así?

 

Viniendo de américa latina no sabía si debía interpretarlo de alguna manera, después de todo eran culturas diferentes y ya estaba harta de escuchar historias sobre lo terrible que eran los hombres europeos, no quería creerlo de Enzo, pero incluso Nico que se mantenía al margen de ellos, se había acercado para decirle esas palabras que no dejaron de resonar en su mente.

 

Esa noche siguió pensando y pensando en lo que su amiga dijo, el amigo de Enzo e incluso su mejor amiga que dejo en su país le había dicho.

 

No confiar demasiado en Enzo. Después de todo, era hombre.

 

¿Qué tanto lo conocía?

 

Aparte de ser mayor que ella y de conocerse y acosarse mutuamente por redes sociales Enzo tenia familia, no esposa, pero si hijos, una gran alerta de la cual Layla se mantuvo muy atenta. Aparte del trabajo como figura pública porque si, Enzo Venturi es modelo de pequeñas marcas para un público del cual Layla es parte y del cual conoce bien el lugar más oscuro del mismo.

 

—¿pensando en tu anciano? —pregunto Vera dándole un codazo a su amiga mientras caminaban en dirección a la parada del bus.

 

—se suponía que era una cita… pero de alguna manera se volvió un trabajo —murmuro con reproche enfurruñando en la bufanda.

 

—te lo dije, ese hombre no te conviene, está bien que te lo comas, pero no te ilusiones, te lo digo como amiga —Vera tomo el brazo de Layla y siguieron caminando hasta que encontraron el transporte que la llevarían a su nuevo trabajo temporal.

 

Un hombre con una lista detiene a Vera y Layla antes de subir.

 

—¿ella es la nueva? —pregunta en tono seco escaneando a Layla de pies a cabeza.

 

—si, el jefe dijo que necesitaba personal extra. —Vera sonríe con orgullo y el hombre vuelve a mirar a Layla y luego le entrega la tabla con un lápiz.

 

 

—datos personales, numero de pasaporte —la chica escribió rápido.

 

—al final de la noche se te entregara el pago —les hizo una seña con la mano y las dejo subir, dentro estaba el ambiente aún más callado, algunos murmuraban entre sí.

 

Layla siguió a Vera hasta el final de autobús con los nervios a mil, su amiga le dijo que es camarera en eventos de clase alta, pero ¿Por qué todas allí son mujeres? ¿y porque todas son tan lindas? Algo ya le estaba oliendo mal.

 

—Vera… ¿Qué vamos a hacer en realidad? —hablo bajo mirando a las chicas que estaba a su lado maquillándose de una manera muy ligera.

 

—oye… no lo pienses mal —volvió a codear a Layla.

 

—en esta clase de eventos solo tienes que entender tres reglas. —Layla entro en pánico.

 

—regla uno, nunca hagas contacto visual con ningún de los invitados —la chica levanto el dedo índice y Layla asintió luego el segundo dedo, el corazón —segundo y la más importante no vayas quejarte, de nada —Layla apretó los labios asintiendo, Vera levanto el tercer dedo, el anular —y por ultimo si el jefe dice que hagas algo lo haces —el semblante de Vera se volvió tan serio que Layla no supo cómo interpretar esa última regla.




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