No te esperaba

Capitulo 6

—adelante —fue casi un murmullo proveniente del interior lo que recibió Layla, con dudas abrió la puerta mirando directamente al suelo.

 

Agradecida de usar las lentillas por una vez, camino junto al carrito que ya estaba dentro descubriendo por qué Cecilia había huido despavorida y por qué su jefe le entrego antes de subir unas toallas y un cepillo.

 

Sin decir palabra comenzó a recoger los cristales rotos, los hombres que estaban allí mantenían una conversación ajena a la mujer hasta que vieron a alguien fruncir el ceño.

 

—¿Quién eres tú? —Layla escucho el clic de algo y por el rabillo del ojo vio un arma apuntándole, al estar tan quieta por más de un minuto Layla dejo de limpiar y por acto reflejo se quedo arrodillada justo frente al gran escritorio.

 

—lo…lamento, la otra chica colapso —murmuro y no es una mentira del todo, pero Cecilia salió de aquí asustada.

 

—¿como lo notaste? Ni yo puedo identificarlas —uno de los hombres se acercó, ante la vista del arma cerca de su rostro Layla cerró los ojos y el arma paso junto bajo la barbilla obligándola a levantar el rostro.

 

—pero no está nada mal —comento el mismo hombre cerca de Layla soltando una leve risa.

 

—conozco a todo el personal, tu no me eres familiar —por la voz tan profunda Layla solo pudo estremecerse, el arma fría bajo su barbilla no se movió pero tampoco abrió los ojos, no sabía si las reglas aplicaban para esto, pero no iba a romperlas.

 

—so-soy nueva… —su voz apenas salió cuando el arma comenzó a bajar por su garganta hasta su pecho.

 

—podemos darle una lección, Rossi?—la voz del hombre a su lado sonando maliciosa hizo a Layla abrir los ojos de golpe solo para ver una melena rubia mirándola con curiosidad desde el asiento más cercano.

 

—quita tu arma de ella —su tono sonaba aburrido. —la estas asustando.

 

—¿pero no se trata de eso? Estoy seguro que si el jefe estuviera aquí presente diría algo sobre las reglas estrictas con esto… de mirar. —esas últimas palabras las dijo con dientes apretados antes de golpear a Layla con el arma en el pómulo haciéndola caer el rostro al suelo soltando un quejido.

 

—¿Qué está pasando aquí? —todos guardaron silencio y el dolor ensordecedor no dejo a Layla con ganas de levantar el rostro del suelo, por un lado su cabeza dolía contra la alfombra y pos el otro su mejilla y ojo.

 

—solo dándole una lección a esta perra, se atrevió a mirarme a la cara —Layla no podía quejarse, temiendo que volvieran a golpearla o incluso dispararle.

 

—es solo una chica nueva —esa segunda voz la reconoció, Layla aun miraba puntos de colores aturdida.

 

—¿te atreviste… a golpear a mi personal? —murmuro con odio el hombre tomando asiento en la silla principal, Layla lo noto por los pies bajo la mesa. Solo podía mirar zapatos, zapatos negros pulidos.

 

Claus miro con curiosidad a la chica que sostenía su cara viendo que de entre sus dedos se deslizaba la sangre manchando su camisa perfectamente blanca.

 

Su perfil le resultaba familiar.

 

—lo… lo siento señor, pero —antes de que pudiera decir algo Claus miro mejor el rostro de la mujer cuando esta se volvió a colocar de rodillas como si fuera a rezar.

 

De todos los lugares que esperaba encontrarse a esa chica, no esperaba tenerla allí, arrodillada y con la mejilla roja y llena de sangre, vio que de sus ojos caían un par de lágrimas.

 

—dile a tu jefe… que no habrá trato —esto dejo al resto de hombres paralizados.

 

—pe-pero… ¿Por qué? —el rubio frente a Claus suspiro con cansancio y este último saco del cajón a su derecha un arma con silenciador.

 

—primero, cometes el terrible error de robarle a tu propio jefe y venir a vendérmelo a mí. Segundo, golpeas a mi personal sin mi autorización y tercero, la hiciste sangrar.

 

Layla miro con horror la alfombra buscando alguna mancha de sangre e intentando pensar en cómo podía limpiar sin arruinar la tela hasta que la voz de aquel hombre resonó en la habitación silenciosa.

 

—cierra los ojos, niña —lo hizo y solo escucho un leve sonido de algo y luego un sordo golpe a su lado.

 

¿acababa de morir alguien? ¿ella sería la siguiente?

 

Claus le hizo señas a todos de que abandonaran la habitación y varios hombres más entraron y sacaron el cuerpo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.