No te esperaba

Capitulo 16

—qué suerte la tuyaaa —se quejó Vera viendo la cara de felicidad de Layla quien prácticamente estaba dando saltitos.

 

—me parece muy conveniente —dijo Cecilia a su lado.

 

—créeme que también lo pensé, pero era el encargado, si él lo dice entonces no tengo que sentir remordimiento —Cecilia asintió lentamente aun pensativa.

 

—mejor vamos por helado y luego por la ropa interior, quiero verte con un traje de encaje negro para el siguiente —menciono descuidadamente Vera moviendo las caderas en un intento de baile sensual.

 

—nooo… los hombres están prohibidos para mí, ya estoy mayor para eso— se quejó abrazando con fuerza las bolsas con la ropa, se había permitido comprar media docena de vestidos de diferentes estilos, ya cuando llegara el invierno se preocuparía por esa ropa.

 

—estas di.vi.na Layla, no puedes privar a este país de enamorar a hombres y luego romperles el corazón. —Vera la tomo de un brazo y Cecilia del otro caminando las tres al unísono abriéndose paso entre las personas que las miraban

 

—no la conozco mucho, pero sé que no lo hará —sentencio Cecilia ganándose una sonrisa por parte de Layla.

 

—¿vez? Ella me entiende —señalo con su pulgar a Cecilia quien solo unió su cabeza un momento con la de la chica.

 

El trio es totalmente diferente entre sí; Vera mantenía su cabello rubio natural mientras que Cecilia tenía el cabello teñido de rojo oscuro, y solo Layla es unos centímetros más bajita que ellas.

 

—pero, aun así ¿qué tal Niccolo De Luca? esta guapo y… que brazos—Layla la miro un poco asustando por como su amiga quien siempre ha idolatrado a Nico ahora tenía esos pensamientos. —¿Qué? Sería una buena venganza, que te vea salir con ese hombre, además ¿no te a estado escribiendo? Tal vez como ya no estas con el innombrable se anime. —las cejas de Vera se movieron de arriba abajo graciosamente.

 

—pues Vera tiene razón, tal vez te invite a salir un día de estos —Cecilia apoyo la locura de Vera y solo le quedo suspirar.

 

Pensándolo en retrospectiva Niccolo De Luca siempre se mantuvo al margen cuando Enzo estaba a su lado manteniendo conversaciones leves con ella.

 

—lo dudo, solo intento ser amable —afirmo Layla con calma.

 

—que sea amable con esta! —Vera golpeo a Layla con su bolsa en el trasero ganándose un gran sonrojo por parte de esta.

 

—nooo, nooo, nooo, gracias, yo no quiero —su mente la traición por un momento al solo pensar en ello.

 

—ay dios lo imaginaste!! —grito Cecilia y Layla intento soltarse de sus amigas y comenzar a caminar rápido.

 

De lejos un grupo de hombres miraba de espaldas a las chicas quienes reían y caminaban rápido hasta el ascensor.

 

Claus no pudo evitar sonreír al ver a Layla tan feliz con algo tan simple, así eran las mujeres.

 

—señor, hice lo que me pidió —hablo un hombre de mediana edad a su lado logrando que Claus le hiciera una señal a su asistente.

 

—si ella vuelve o sus amigas dales todo lo que quieran, incluso si tienes que inventar regalarlo —le advirtió Mateo al hombre y esTe asintió.

 

Quería preguntar, pero sabía que su cabeza o incluso la tienda desaparecería para antes de que se ocultara el sol así que se quedó callado asintiendo, la mujer que había atendido era muy hermosa y lucia demasiado joven, la miro un momento y no entendía como con su identidad simplemente no se acercaba a la mujer directamente, pero solo quedo en su mente regresando a su tienda.

 

—señor… —Mateo se quedó con la palabra en la boca

 

—vámonos, Lewis. Cuídala y que no te descubran —sentencio en tono frio haciendo que el hombre mencionado se enderezara.

 

—si señor —dejo solo a su jefe caminando rápido para darle alcance a las mujeres, como iban hablando demasiado alto ya había escuchado cuál era su siguiente parada y por su trasero que debía ser rápido.

 

Claus se marchó sintiendo un pinchazo en su pecho que no había sentido en muchos años.

 

La emoción recorría sus venas y de nuevo volvió a dibujar una sonrisa que paralizo a más de nuevo a su paso.

 

Para la mayoría parecía un lobo a punto destruir todo a su paso.

 

Pero él estaba seguro que para Layla no era así. No debía idealizarla, pero era demasiado tarde para su cordura.




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