—dioses… no vuelvo a salir contigo —Layla se dejó caer pesadamente en su cama exhausta.
—pero bien que casi nos traemos todo el centro comercial, tuviste un día con mucha suerte —murmuro Vera quitándose las botas viendo a su amiga boca abajo en la cama soltar un gritito.
—fue… tan extraño… ¿sabes? El señor Rossi fue a las clases —Vera se quedó con la jara de agua en la mano, momentáneamente congelada en su lugar.
—¿Qué? —Layla se giró mirando al techo antes de sentarse en la cama y quitarse los zapatos.
—sí, me dijo que esperaba para el mes siguiente no estuviera trabajando allí —Vera escupió el agua viendo a su amiga hacer puchero.
—¿Qué te dijo exactamente? —Layla la miro sin entender mucho su actitud.
—eso, literal fue una amenaza, pero no es todo, me estaba ofreciendo buscarme empleo en otro lado —Vera se sentó a su lado en la cama viendo a su amiga deshacerse de los pantalones y cubrirse la pequeña barriguita que tanto le avergonzaba.
—¿Qué le dijiste tú?
—nada, que no podía aceptarlo, eso me comprometería más con ese hombre raro —Layla arrugo la nariz.
Vera se quedó un largo rato en silencio analizando todo y luego miro las bolsas.
—Layla… y si… —vera se levantó rápido examinando la situación.
—¿Qué? —Layla dejo que sus pies tocaran el suelo frio de madera.
—no te asuste, pero...
—ya me asustas
—y si el Sr. Makris está detrás de esto? —Layla miro todo intentando analizarlo. —piénsalo, es bien sabido que es prácticamente dueño de la mitad de la ciudad gracias a la familia D’angelo.
—entonces… ¿crees que?
—creo que tienes un Sugar Daddy peligroso —Layla sintió su sangre congelarse en sus venas.
Todos los recuerdos y tratos de Claus hacia ella vinieron en un momento y comenzó a manotear al aire hasta cubrirse la boca con ambas manos.
—ay no, no, no, no —repitió un par de veces caminando en círculos por el pequeño espacio de su departamento con Vera intentando calmarla.
—no lo entiendes, no quiero esto… todo lo que has dicho de él … ay no. Enzo —Layla palideció al pensarlo.
—¿en serio vas a pensar en ese idiota ahora? —grito molesta Vera cruzándose de brazos.
—oye lo odio y todo, pero no deseo verlo en el periódico con el titular de “encontrado muerdo a un lado de la carretera”. —ambas mujeres se miraron un segundo.
—bueno… si lo pones así. —Vera se encogió de hombros. Sentándose de nuevo en la orilla de la cama.
—y por esa razón prefiero no estar en su radar. —sentencio Layla entrando al baño y lavándose el rostro.
—¿entonces no quemaremos tu ropa en una especie de ritual en vivo con todos tus fans? —Layla se asomó por la puerta del baño encontrando a Vera con un vestido negro lleno de flores rojas de mangas transparentes.
Ver ese vestido significaba demasiado, fue lo primero que uso cuando por fin llego al país y pudo ver a Enzo.
Había esperado más de un año desde que lo compro para usarlo para él y ahora…
Lo tomo en sus manos y lo arrojó al suelo.
—quememos algunas cosas
—iré por el vino.
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Editado: 20.08.2024