No te esperaba

Capitulo 23

—viernes… y el cuerpo lo sabe, no vas a escapar —Vera apunto a Lyala con la escoba y esta solo corrió hasta su departamento encerrándose, riéndose.

 

—sí, sí, lo que digas —siguió acomodando su departamento de dimensiones pequeñas, todo era un mismo ambiente; en una esquina una cama individual al lado una mesa de noche poco más allá un sofá para dos personas, luego la pequeña nevera de frente ya allí comenzaba la cocina y luego una pequeña puerta del baño y al frente lo que Layla acondiciono como la lavandería y closet al lado de la mesa de noche.

 

Solo Vera tenia mesa de comedor, Layla lo suplantó por el sofá y una pesa plegable, aun no tenía un televisor y tampoco sabría dónde colocarlo de todos modos, su único amigo, la mini aspiradora recogiendo el polvo o incluso ligar del cabello perdidas bajo la cama. En medio de todo, una alfombra con la forma redonda de color azul claro, agradecía no haberla comprado roja, el color favorito de Enzo, no quería nada que le recordara a él como si los objetos de alguna manera eliminaran años de recuerdos con solo quemarlos en la azotea del edificio.

 

No era tan fácil.

 

Se resignó a terminar de limpiar como todos los viernes para luego darse un baño y así comenzar el ritual de secado y la locura de maquillaje que Vera quería que ella usara.

 

Había aceptado con la cita de Nico el maquillaje porque en la peluquería sabían cómo hacerlo y no tuvo opción.

 

—jo.der. —se quejó desenredando el cabello a medida que deslizaba el cepillo, cuando termino solo quedaba usar el secador de cabello la puerta sonó fuerte.

 

—más te vale que no te escondas! —Lyala puso los ojos en blanco y se fue a la puerta con la toalla cubriendo su cuerpo.

 

—no, no estoy huyendo —Vera la examino y Layla huyo rápidamente al cuarto de baño volviendo a pegar el secador en su cabello.

 

—hoy vas a beber, y no acepto un no —amenazo la mujer haciendo que Layla arrugara la nariz.

 

—ñiñiñiñiiii —hizo una mueca intentando imitar a Vera y le dio una nalgada.

 

—no me estés remedando jovencita, además ¿Qué vestido vas a usar? —la mujer recién llegada se alejó hasta el closet revisando la ropa colgada tirando un vestido sobre la cama.

 

—ese es lindo ahora, zapatillas o sandalias, dime que tiene por dios —Vera de agacho encontrándose solo con zapatillas, negras, un par blanca, unas deportivas y unas estilo militar patentes. —¿en serio?

 

—estas pidiendo mucho. —se rio Layla sin dejar de secar su cabello, a pesar del corte de hace una semana su cabello se mantenía quince centímetros mas debajo de los hombros.

 

—te prestare unas —grito Vera buscando entre la ropa interior de su amiga y dejándola en la cama.

 

—tengo pie pequeño —ahora fue Layla quien grito y Vera verifico, el numero era dos tallas más pequeño que ella.

 

—te envidio, pie pequeño. Sip, eso te queda, pie pequeño. —la mujer regreso con su amiga al baño viendo el cuerpo de esta. —¿Cuántos tatuajes tienes? —Layla se examinó los brazos pues no eran muchos tatuajes tampoco, cuando recibió una cantidad de dinero significativa decidió hacerse las enredaderas y no se conformó con cualquier estudio necesitaba alguien que lo hiciera bien y por ello espero tanto.

 

Las enredaderas en sus hombros tenían más flores que hojas, flores pequeñas de color azul casi sin una forma en específico, además que las ramas eran delgas, muy elegante para ella y su tono de piel que jamás tocaba lo moreno o lo blanco. Giro su brazo para ver el pequeño tatuaje del fandom de Enzo, en realidad el fandom era mucho más grande que él y había sido más por ese fandom que por él, Marvel, Star wars, Star Trek, Whovian, sobrenatural e incluso de brujas, todo elegido en minúsculo y algo que pudiera sentir una conexión con ella.

 

Las enredaderas fue lo único que pensó por más de dos años y no podía sacarlo de su mente.

 

—solo estos ¿Por qué?

 

—nada… oculto? —Vera levanto y bajo las cejas varias veces, Layla solo se rio.

 

—no, no me he mascado una nalga si es lo que preguntas. —se echó todo el cabello a un lado volviendo a peinarlo a lo que Vera tomo un frasco para echarle el líquido aceitoso en las manos y aplicarlo en el cabello de su amiga.

 

—que decepción.

 

—me gustan mis muslos libres de ellos por ahora.

 

—ya eres una anciana ¿para cuándo uno caliente? Tal vez uno de Nico —ambas comenzaron a reír.




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