Nota: este capítulo contiene sangre y escena de violencia gráfica.
El pecho de Claus vibro en rabia, el hombre los miro con cautela manteniendo el arma en el pecho de Claus.
—solo uno de nosotros saldremos de aquí… y no creo que seas tú —el hombre quito el seguro del arma, pero lo imposible sucedió, Layla cerró los ojos asustada y el sonido ensordecedor del arma hizo echo en la habitación sumado a un ardor en su brazo izquierdo y su rostro salpicado con agua.
Layla podía escuchar su corazón latiendo rápido por lo que abrió los ojos descubriendo al mismo hombre frente a ellos con el rostro ensangrentado y trozos de piel colgando en la mitad de la cara, el cuerpo cayo inerte a sus pies, sus ojos no podían despegarse de la escena que se desarrollaba frente a ella como si corriera en cámara lenta.
Miro su pecho y su la tela de su ropa con trozos de carne color rosa.
Una mano grande rápidamente cubrió sus ojos atrayéndola a algo duro y calido.
—calma, calma cariño. Estas herida —las palabras de Claus se sentían como estar bajo el agua, las pisadas apresuradas de alguien se escuchan igual de amortiguado.
Layla intento alejar el cuerpo de Claus de su pecho pero descubrió que en su rostro no había agua, las salpicaduras eran de la sangre del hombre.
Había disparado al mismo tiempo que recibió una bala de escopeta en el cráneo.
—aj… —comenzó a registrar el olor a metal de la sangre y las ganas de vomitar llegaron.
—tengo que sacarlo de aquí señor.
—llévala a ella primero —regaño su jefe, pero Layla empujo al hombre no sabiendo con que fuerza y dio varios pasos hacia atrás viendo el desastre de sangre en todo el piso, apenas se podía distinguir el suelo de la sangre por las luces de colores, incluyendo sus zapatillas blancas.
Quería gritar, pero el aire comenzó a escasear, se sintió débil por un momento, pero su cuerpo jamás cayó al suelo, sus ojos miraban ya todo borroso, pero registro que alguien la llevaba cargada hasta un auto.
Todo se volvió más claro minutos o tal vez horas más tarde podía ver una habitación de hospital y el olor a metal ya no estaba; se quedó alerta sin poder dejarla perder la conciencia, pero aun no podía registrar toda la información, con una gran exhalación se aferró a las sabanas notando que su ropa ya no estaba.
—hey, hey, tranquila, señorita Ortiz —el tono de voz inconfundible de Mateo llego a sus oídos enfocando sus ojos en el hombre por fin pudo soltar las lágrimas que no sabía que tenía contenidas, intentando limpiárselas con ambas manos notando su brazo izquierdo extrañamente pesado.
—ese…ese hombre… él —las palabras se quedaron atoradas en su garganta hasta que sus ojos pasaron a su brazo donde tenía algo apretado bajo la manga, intento tocarlo dándose cuenta que tenía un vendaje debajo de su bata de hospital.
—lamento que presenciara eso —murmuro el hombre arrepentido, su jefe estuvo regañándolo todo el camino mientras Layla se mantenían en estado catatónico respirando con dificultad, incluso se había olvidado que él tenía una herida abierta que tenía que ser atendida con urgencia.
Layla miro su brazo y luego al hombre detallando que este tenía en su brazo un chaleco inmovilizador.
—me…
—la bala solo rozo su brazo —ella señalo el hombro del hombre y este miro su propio hombro soltando un suspiro e inclinándose en la silla de nuevo. —sí, el mío fue en el hombro.
—de.debería descansar —la mujer se froto sus ojos con su mano derecha limpiando el rastro de lágrimas.
—mi jefe me pidió no moverme de aquí, usted necesita descansar, ha estado en ese estado de shock un rato el doctor prohibió dormirla hasta que reaccionara. —la mujer miro desconcertado al hombre frente a ella y notando como este presionaba un botón al lado de su cama; el doctor entro con una amable sonrisa haciéndole algunas preguntas de seguimiento y lo siguiente que supo fue que el sueño comenzó a ganarle mientras el doctor aplicaba algo en la jeringa de su mano.
—¿estará bien?
—Si Mateo, estará bien iré a avisarle a Claus, así dejará de gruñirme. —Mateo asintió recostándose en el sofá a un metro de la cama dejando que el doctor se marchara.
Cuando el hombre entro en la habitación de en frente un Claus preocupado miro a su amigo a los ojos.
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Editado: 20.08.2024