No te esperaba

Capitulo 28

—¿sigues aquí? —Emilia se sobre salto viendo al doctor salir de la habitación de Claus, frunció el ceño cruzándose de brazos. Las enfermeras al ver al doctor salieron corriendo con la mirada en el suelo.

 

—tenías que convencerlo para que me quedara. —el hombre soltó un suspiro.

 

—si él no quiere visitas, entonces no las tendrá, solo respeto las decisiones de mis pacientes —Emilia dio un fuerte pisotón con su tacón haciéndolo resonar por el pasillo.

 

—yo soy su novia, debería acompañarlo

 

—pero te dijo que te fueras ¿no? —la mujer iba a gritarle cuando de la otra puerta se asomó una mujer más bajita que ella solo unos centímetros con el rostro limpio sin una gota de maquillaje y un vestido simple.

 

—oh, doctor —Layla sonrió leve terminando de salir de la habitación.

 

—¿Quién es ella y porque su habitación esta frente a la de Claus? —Layla miro desconcertada a la rubia elegante frente a ella quien la mirada con asco.

 

—no creo que deba hablar sobre mis pacientes, Señorita Sagasti —Emilia no le quito los ojos de encima a Layla viendo directamente su brazo vendado.

 

—¿eres la amante de mi novio? —grito ofuscada dándole una cachetada a Layla sin aviso a lo que dos de los hombres cerca se voltearon a mirar y solo el doctor Salvatore le tomo de los brazos a Emilia.

 

—¿estas loca? —susurro horrorizado viendo como Layla se había tambaleado hacia atrás y uno de los hombres se acercó sujetándola con cuidado por los codos, mientras ella se sujetaba la mejilla con la palma de la mano.

 

—ellos estaban juntos ¿no? Por eso no me quiere aquí—Emilia miro con odio a Layla quien solo se sobaba la mejilla lastimada. —¡perra!, seguro fue tu culpa que Claus este lastimado.

 

—¿a quién llamas perra? ¡Estas loca! Lo único que hice fue auxiliar al Sr. Makris —Layla la miro confundida por la cachetada, el doctor la tenía sujeta y rodeando con su brazo la cintura de la mujer la levanto unos centímetros llevándosela lejos.

 

—Emilia no estés armando un escándalo o Claus —

 

—que haga lo que quiera conmigo, ¡es un bastardo! ¡Me engaño! ¡Es tu culpa! —Emilia histérica miraba con odio a Layla apuntándola con su dedo y pataleaba intentando librarse de los brazos del doctor.

 

—¿está bien señorita? —Layla se atrevió a mirar al hombre que la había impedido caer al suelo y solo asintió, este la soltó con duda viendo la mejilla roja de la mujer.

 

—mejor regrese a la habitación, enviare a una enfermera —Layla empujo la puerta con su brazo bueno y regreso a la habitación silenciosa, fue directo al baño descubriendo como su mejilla tenía la forma de una palma cerrada justo en el mismo lado donde había recibido el golpe con el arma la última vez.

 

Escucho el abrir de la puerta descubriendo a una enfermera quien tenía algo de las manos, Layla se acercó y dejo que ella con cuidado colocara la tela sobre la mejilla sintiendo en frio de esta.

 

—esa mujer está loca… esto me gano por salvarle la vida a alguien. —la enfermera simplemente suspiro.

 

—ya el doctor la saco del hospital, no creo que sea bueno que salga del edificio, por ahora — Layla tomaría ese consejo, se quedaría allí a esperar que alguien se dignara a llevarla a casa.

 

—¿es la novia de Claus? —vio como la enfermera dudo en su pregunta, pero luego asintió levemente.

 

—wow ou ou ou —se quejó intentando no reírse.

 

Ambas caminaron con cuidado hasta la cama donde Layla se recostó sujetando ella la bolsa y despidiendo a la enfermera.

 

A las afueras del hospital una mujer esperaba en la línea hasta que la otra persona contesto el celular.

 

—¿nunca puedes hacer nada bien? —murmuro con odio la mujer a la otra persona en la línea.

 

—no es mi culpa, pensaste que estaría solo, pero por ahora no podemos hacer nada —suspiro con cansancio el hombre al otro lado.

 

—tienes que volver a intentarlo, ya tiene a otro juguetito en mente y si me deja no quedara nada para ambos. —la mujer quito la alarma al auto mientras las puertas de este se abrían hacia arriba.

 

—la gran Emilia está siendo echada a un lado— se burló la voz del otro lado de la línea.

 




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