Layla logro salir del hospital escoltada por el mismo hombre que la ayudo cuando salió de la habitación, ambos estuvieron en silencio todo el viaje hasta que ella llego al edificio donde vivía.
—¡¡su puta madre!! ¡Creí que estabas muerta! —Vera abrazo a su amiga hasta que esta se quejó y la soltó enseguida quitándole el suéter de los hombros viendo la venda.
—me tienes que contar todo —Vera la jalo hasta su dormitorio sentándola con cuidado en la cama.
—bueno, primero ¿qué paso con ustedes?
—¿Qué más va a pasar? Te llamamos, pero de la nada una avalancha de gente nos arrastró hacia afuera, intentamos quedarnos, pero afuera se puso mucho peor, estuve en vela toda la noche esperando a ver si llegabas, llamé a los hospitales. —los ojos de Vera se llenaron de lágrimas y luego miro la venda —cuéntame que te paso a ti ¿te hicieron algo?
—pues… cuando fui a buscarlas todo estaba en silencio, vi a alguien necesitando ayuda y era… —Vera miro con los ojos muy abiertos a su amiga —el sr. Makris
—¡¿Qué!?
—sí, quede igual, tenía una pierna herida y sangraba mucho así que lo ayude lo mejor que pude y cuando intentamos salir un hombre apareció nos apuntó y al segundo siguiente su cerebro estaba encima de nosotros. —Vera la miro con horror, sabía que su amiga no había visto jamás un cuerpo real morir frente a sus ojos y evitaba las escenas de esa clase en las películas.
—espera… me estás diciendo —Vera se quedó pensando un momento ¿su jefe estaba en ese lugar?
—el asistente del Sr. Makris le disparo a distancia y… fue horrible la verdad —Layla cerró los ojos con fuerza intentando no recordar como lucia el hombre. —creo que vomitare.
—pero… ¿y tú brazo? —Vera miro preocupada el vendaje que aunque se veía limpio le preocupaba.
—cuando le dispararon el arma se disparó y aunque el señor Makris intento que no me diera, la bala me rozo el brazo —ella se tocó el brazo recordando vagamente las advertencias del doctor sobre cómo cuidarse la herida y cuando tenía que ir a quitarse los puntos.
—estoy flipando tía… —Vera se peinó el cabello hacia atrás y luego de caminar un par de veces por la habitación tomo el celular y le escribo a Cecilia quien respondió enseguida. —Cecilia vendrá para acá, así no podrás trabajar.
Y eso era lo único que le preocupaba a Layla, cada día sin trabajar era una deuda para su futuro, mientras Vera hablaba de algunas cosas y se ponía a cocinar, el celular de Layla sonó, al verlo había una notificación de la cantidad exacta de un me de trabajo como camarera nocturna, y luego otro mensaje a su whatsapp el cual rezaba.
Rossi: El Señor Makris lamenta que no pueda trabajar durante un tiempo prolongado, tome esta suma como compensación por ello.
Pero no tardo en sonar otra notificación de su banco con una cantidad exagerada de dinero.
Rossi: [adjunto screenshot] y esto es para cubrir sus gastos personajes durante este mes, espero que cuide muy bien su brazo y dentro de dos semanas ira alguien para llevarla al hospital para el retiro de sus puntos.
Aparecía una fecha en el calendario, Layla miro anonadada la pantalla de su celular hasta que Vera se lo quito y también miro sorprendida los mensajes.
—vaya, sí que es generoso nuestro jefe —la coquetería se filtró en el tono de voz.
—no, le diré que eso es demasiado.
—no, claro que no. —Vera movió rápidamente los dedos por el teclado. —listo. Muchas gracias por su preocupación y aunque es una cantidad exagerada me es de mucha ayuda y espero que el Sr. Makris se recupere. Enviado. —Layla puso los ojos en blanco y espero a que Vera le entregara el teléfono viendo el mensaje que había envidado, solo apareció como mensaje visto.
No paso ni una hora cuando la puerta fue tocada y Vera la abrió, Layla se habia quedado quieta por órdenes de Vera en la cama de esta.
—Cecy!! ¡Vaya, pero mira esto!! —La mujer abrió toda la puerta dejando ver a una Cecilia con un peluche de un hombre de armadura de más de 60 centímetros y un gran ramo de flores rojas.
—¿es para mí? —Layla miro con emoción el peliche pues era el personaje de la serie de Star war: The mandalorian, Cecilia le entrego el peluche y las flores las dejo sobre la mesa.
—Las flores no son mías, alguien te las dejo —Layla ya había abrazado el peluche pegando su nariz a la tela suave, pero cuando la peliroja le enseño la nota que traían las flores se sorprendió.
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Editado: 20.08.2024