No te esperaba

Capitulo 53

Advertencia: capítulos un poco gráficos sobre muertes. No le lloren.

 

Layla intento mantener la compostura y decirse así misma que todo iba a salir bien, pero ahora comprendía porque les daban clases de defensa personal.

 

Cecilia se lo había advertido, si escuchaba un disparo ya sabía a donde ir, trato de no mirar la salida para que no la descubrieran, solo el personal de servicio sabia de él y tenían prohibido hablar de ello, así tuvieran un arma en la cabeza.

 

Las horas pasaron y el ambiente seguía espeso, Cecilia dijo que esos hombres tal vez eran nuevos porque quien venía a esta reunión eran gente peligrosa con la cual Makris tenía una especie de acuerdo.

 

El accidente del bar no solo fue un accidente común, fue solo un descuido del hombre ir a ese bar y ahora estaba más paranoico que antes.

 

Layla camino por los pasillos inspeccionando como una de sus compañeras le pidió, vio a otra de las chicas haciendo el mismo recorrido.

 

—todo libre por aquí señor. —dijo su compañera por un comunicador y siguieron el recorrido hasta el otro lado del edificio.

 

Un castillo viejo con guardias dentro y fuera en cada esquina y cámaras de seguridad.

 

Layla intento no mirarlas, pero de un momento a otro vio como las luces bajaron de intensidad un momento.

 

—oye… ¿es normal? —Layla miro un momento los candelabros a los lados del pasillo.

 

—¿de qué habla Alonso? —ella miro confundida a su compañera.

 

—el bajón de luz —ahora la mujer la miro extrañada.

 

—¿Qué bajón de luz?

 

—¿no lo notaste… —Layla miro como en la esquina la pequeña luz roja de la cámara estaba apagada, miro el resto de cámaras del pasillo y todas se mantenían apagadas. —es normal que las luces rojas de las cámaras estén apagadas —un ruido extraño por el comunicador de se comenzó a escuchar, haciendo pausas que Layla pudo interpretar como algo anormal y más por el comportamiento de su compañera.

 

—ve a tu puesto, mantente callada —La mujer corrió y una sola vez afuera de la ventana se veían pequeños destellos, con curiosidad Layla miro, notando como los cuerpos caían.

 

Se cubrió la boca con la mano quitándose rápido de la ventana, pero los disparos seguían y ahora se escuchaban más fuertes.

 

Ella no sabía de qué puesto hablaba, pero seguiría lo que Cecilia le dijo, corrió rápido tratando de no hacer tanto ruido con sus zapatos, hasta que escucho los disparos venir justo debajo de ella.

 

—tu! —grito un hombre vestido de traje, Layla se paralizo analizándolo mientras este le apuntaba con un arma y luego la bajaba ganando de nuevo el aire —¿Por qué se me hace familiar tu rostro? —el hombre la miro extrañado durante unos segundos hasta que escucho detrás de él más disparos.

 

Corrió tras Layla ocultándose ambos en un muro.

 

—¿tienes armas? —el hombre disparo justo a un costado de Layla y esta se cubrió los oídos —Alonso? Tú no eres Alonso. —el hombre apunto el arma en el cuello de Layla.

 

—so-soy su compañera de piso, ella está enferma. —el hombre miro detenidamente a Layla y abrió los ojos desmesuradamente.

 

—maldita sea, eres Ortiz —el intercambio de disparos siguió haciendo que el hombre usara el comunicador del oído —tengo un problema aquí. Un ave suplente. Pasillo sur-oeste —se quedó callado un momento hasta que volvió a disparar y del otro lado no volvió a disparar saliendo del escondite tomo la mano de Layla y la arrastro con él, la mujer se movía por inercia.

 

—tienes que venir conmigo, debo sacarte de aquí —el hombre apenas y podía respirar.

 

—¿Qué? ¿Porque? —Layla no entendida que estaba sucediendo y apenas podía oír, se sentía bajo el agua.

 

—porque si el jefe se entera que estas herida nos mataran a los que quedemos vivos ¿entiendes? —Layla asintió y el hombre tomo el arma del cuerpo tirado contra la pared disparándole en la cabeza cuando lo vio moverse.

 

Layla apenas pudo apartar la mirada cuando recibió el disparo.

 

Un charco de sangre se comenzó a formar bajo el hombre.

 

—¿sabes disparar una de estas? —el guardia le dio el arma después de revisar que aun tenia balas y Layla solo asintió, era mucho más grande en sus manos y pesada que la del entrenamiento.




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