No te esperaba

Capitulo 58

—su.pu.ta.ay! —lloriqueo bajito intentando mantener el equilibro entre los dolores de sus tobillos y rodillas los cuales crujieron bajo la madera hasta llegar a su objetivo, el baño.

 

Apenas logro bajar el short sintió el alivio de al menos poder hacer algo por sí misma, examino la habitación del baño esta vez mas a detalle, sorprendiéndole el hecho de cómo está pintado el techo, lleno de nubes azules transmitiendo tranquilidad.

 

—Lila? Layla!? —el grito preocupa de Claus resonó por toda la habitación y Layla lo miro desde la entrada del baño viendo como perdió el control un momento hasta que su rostro se giró al baño viendo a la mujer de pie acomodándose el short bajo la bata, Claus se acercó tan rápido que no esperaba que la cargara.

 

—¿¡estás loca!? No debes levantarte tu sola —regaño recostándola en la cama con cuidado levantando la bata para mirar la herida, pero las vendas se mantenían blancas.

 

—quería hacer pipi —se quejó bajito acomodando el trasero en la tela fría, respirando hondo se acomodó acostada en la cama sintiendo que todo el peso de su cuerpo volvía a acomodarse.

 

La herida había sido limpia, pero Layla tenía un par de lesiones en las costillas que por la adrenalina no había empeorado. Además del echo de una gran baja de tensión de la cual Layla ya sufría y solo se activó en el momento menos oportuno.

 

—pues para eso está el comunicador —lo saco casi de debajo de la almohada sorprendiéndose de que estuviera allí pues lo había dejado cerca de ella para que no se le dificultara.

 

—lo siento, no iba a aguantar —Claus la miro durante un largo rato y suspiro.

 

—está bien… —soltó un suspiro hasta que sintió la pequeña mano fría de Layla sobre su rostro, haciéndolo mirarla directamente.

 

—estoy bien… si no me dejas caminar no mejorare aquí acostada —él sonrió dejando un beso en la palma de la mano hasta que Layla apretó su nariz y Claus se rio bajito. Este solo tenía una marca de moretón en el ojo y en el labio, pero nada serio.

 

Luego de que un grupo de mujeres entrara y ayudara a Layla en silencio a bañarse y cambiarse cosa que la dejo completamente confundida no pudo decir ni una palabra, las mujeres la trataron con cuidado e incluso cambiando su vendaje y colocando crema, se sorprendió que todos los productos que ella usaba estuvieran allí.

 

—le…pueden decir a Claus que quiero salir? —murmuro cuando las mujeres se dedicaron a secar su cabello y marcarle hondas con la plancha con tanto cuidado que sentía que estaba en la peluquería solo que con más personal dedicándose solo a ella.

 

—si señora —murmuro una de las mujeres saliendo de la habitación.

 

No pudo dejar de recordar cuando Vera y Cecilia la obligaron a ir a teñirse el cabello con esos reflejos casi rubios; los ojos de Layla se volvieron cristalinos teniendo de nuevo flashes de lo sucedido, cerró los ojos intentando tragarse las ganas de llorar.

 

—¿señora? ¿está bien? —Layla asintió limpiándose las lágrimas con los dedos.

 

Claus entro encontrándose la escena de Layla perfectamente peinada e incluso con algo de maquilla en el rosto el cual está quedando manchado.

 

—¿Qué sucedió? —las mujeres a su alrededor temblaron de miedo al ver a su jefe acercarse peligrosamente a la chica.

 

—ellas no hicieron nada! —grito Layla intentando dejar de llorar. —recordé… que Vera fue quien… ella dijo que debería cambiar —se tomó un mechón de cabello viendo el dorado de este. —no entiendo cómo fue que nos hizo esto… ella lo sabía! Sabía que era el evento del cual tu no querías que yo fuera. —Claus se arrodillo a su lado tomando su mano.

 

—¿se lo dijiste? —pregunto Claus extrañado.

 

—ella fue quien me sugirió entrar a trabajar allí.

 

—¿Por qué querías trabajar allí? —su voz calmada relajo aún más a Layla.

 

—quería comprarle un reloj de colección a Enzo…oooh ese imbécil… —su enojo fue lo único que disminuyo sus lágrimas. —no entiendo porque ella hizo esto.

 

—ya. Tranquila… —Layla lo abrazo con fuerza del cuello y este la bajo con cuidado de la silla sentándose en las piernas, ambos tirados en el suelo, solos.




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