No te esperaba

Capitulo 61

—deeesssspacio —quiso intentar entender, pero su respuesta iba a ser la misma.

 

—que comenzó a salir con una niña menor que él, pero tú sabes que él tiene mente de niño —Layla rodo los ojos intentando controlar su lengua.

 

—cualquier humano con dos dedos de frente sabe que salir con alguien menor no está bien.

 

—¿en serio me lo vas a decir? Ya hablé con él, pero mira como lo tienen es tu deber como la mayor —los ojos de Layla observaron estática la pantalla antes las palabras de su madre.

 

—¿sabes que me paso al menos? —cuestiono la chica viendo el rostro de su madre no mostrar empatía. —estuve en coma varios días y sin contar que apenas puedo respirar, he visto morir gente

 

—como si no hubieras visto morir gente antes —grito exasperada la mujer dejando atónita a Layla.

 

Intento entenderlo, Layla había visto a su abuela paterna morir frente a ella, pero no había sido tan salvaje como lo reciente.

 

—¿sabes qué? No voy a discutir esto contigo porque te importa más sacar a esa cosa de donde se metió, te daré el dinero y más vale que no me escribas a menos que sea para que te preocupes por mí. —la ira se estaba filtrando por sus palabras y es que no podía comprender el comportamiento de su madre.

 

—estas siendo muy mal agradecida, te di ese tamaño que tienes, no sé porque eres así con tu hermano —su madre se veía dolida y hasta los ojos rojos se reflejaban por la pantalla.

 

—Coño en qué cabeza cabe que “amor” es amar a una niña de doce años teniendo ya ¿¡veinte años!? —grito ya en cólera sosteniéndose el costado. Un recuerdo se filtró en su mente donde el mismo hombre que le disparo, golpeándola con su puño en el costado, justo donde ahora le dolía. Donde tenía las costillas fracturadas.

 

—¿crees que no lo es? Pero sabes bien que esa niña no se ve como de su edad —Layla cerró los ojos con frustración, su madre le paso una foto hacia un tiempo atrás donde la chica se veía incluso mayor que ella, al inicio se rio sobre ello pero luego aclaro que si la familia de ella sabía sobre esa “relación” y su madre le dijo que sí, pero ahora las cosas se salieron de control.

 

—entonces ¿justificas lo que hizo? ¿si te estas escuchando?

 

—no lo estoy justificando ya hable con él, lo alejare de este barrio y —Layla la corto gritando por el celular.

 

—y que vaya a intentar “enamorar” a otra niña de doce años ¿te estas escuchando? Es lo más estúpido que he escuchado hoy. —intento no reírse de la ironía en las palabras de su madre quien parecía no querer ver la solución.

 

—¿y qué quieres que haga? —grito por la otra línea su madre.

 

—déjalo allí, que aprenda la lección, unos días encerrado no le harán daño —la mujer mayor se quedó en silencio unos minutos.

 

—no sé cómo puedes tratarlo así —la mujer parecía dolida, pero Layla se mantuvo firme levantándose del cómodo sofá no soportando la incomodidad de la conversación.

 

—¿Qué te dijo tu marido? —y de nuevo silencio.

 

—es bueno saber que no soy la única consiente —soltó un fuerte suspiro y miro por el balcón a algunos hombres mirando hacia donde ella estaba y luego murmurando, sabía que ninguno tal vez entendiera español. Solo parecía una mujer enojada en la ventana.

 

—él no tiene que opinar, no es su padre, él es tu hermano deberías. —Layla levanto una ceja con ironía, hasta donde tenía entendido el nuevo marido de su madre estaba involucrado en todo lo de la casa, pero también estaba consciente de que era una locura decir que estar enamorado de una niña de esa edad estaba mal.

 

—¿aplaudirle las decisiones? No, no se las voy a aplaudir, estas jodida con ello, ahora entiendo… —Layla miro más allá de los grandes árboles un momento.

 

—¿Qué?

 

—nunca te quisiste dar cuenta de lo que hacia ese hombre conmigo, y como no te lo dije pensaste que estaba bien… —Layla contuvo las ganas de llorar. —te mandare el dinero y por tu bien que no me vuelvas a escribir. —colgó la llamada comenzando a llorar.

 

Claus dentro de la habitación se había quedado de pie escuchando hasta que vio a la mujer girarse, Layla se sobresaltó limpiándose las lágrimas.

 

—¿Qué haces allí? —el hombre se acercó sin apartar la mirada de ella.

 

—así que… ¿tienes mala relación con tu madre? —Layla abrió mucho sus ojos cuando el hombre le respondió en un español perfecto, incluso su acento delataba demasiado su acento griego.




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