No te esperaba

Capitulo 63

—¿un qué? —Layla miro confundido a Claus quien se mantenía tranquilo fumando a la distancia, la brisa se llevaba en sentido contrario de ella el humo del cigarrillo lo que hacía que agradeciera internamente el gesto.

 

—es un Kangal Turco —Layla acaricio el pelaje del perro mientras veía como este mantenía su cabeza sobre sus piernas, aprisionándolas con su pesada cabeza sentado en el suelo.

 

—solo he visto estas razas por video en internet —Claus mantuvo la sonrisa en sus labios dándole otra calada al cigarrillo. —¿Cómo… se hizo esto? —Layla señala la nariz húmeda del perro la cual tiene cicatrices profundas.

 

—allí donde esta… es un perro guardián, el más leal que he tenido —Señalo Claus con su cigarrillo entre los dedos, Layla miro al gran perro en su regazo.

 

—parece inofensivo desde aquí —confesó honesta acarrando una de las orejas caídas del perro.

 

—¿no te recuerda a algo? —el hombre observo como la mujer fruncía el ceño.

 

Layla lo pensó un momento observando al perro dormir y babearle los muslos, regreso rápido su mirada a Claus y este solo está mirando al bosque. —si… —fue todo lo que dijo, pero Claus la miro de reojo con su ojo blanco casi azul removiéndose incomoda y entumecida.

 

—¿si? Pensé que tendrías algún comentario entusiasta —elevo una ceja hacia Layla y esta rodo los ojos.

 

Si él quería escucharlo entonces se lo diría.

 

—pues no tengo muchos… au… ayúdame, creo que se me durmiendo las piernas —extendió sus brazos para que el hombre la ayudara a levantarse del césped.

 

—dile a Hades que se mueva —La mujer entrecerró sus ojos hacia Claus ajustándose sus lentes y luego viendo al perro de nuevo.

 

—Hades, muévete —pero el perro simplemente se quedó allí sin mover ni un musculo. Layla intento moverlo por su cuenta dándose cuenta que parecía una piedra. —nop, no me hace caso

 

—es que esta cómodo —ella frunció el ceño ganándose una risa de Claus quien se acercó luego de tirar la colilla del cigarrillo y pisarla.

 

—Amigo, déjala ir —el perro apenas abrió un ojo resoplando con cansancio, levantando la cabeza y Claus sostuvo sus manos ayudándola a levantarse del suelo escuchándola quejarse y quedarse demasiado quita frente a Claus.

 

—¿Qué pasa cariño? —se agacho para intentar ver el rostro de Layla quien mordía su labio inferior con fuerza.

 

—calambre… en… ay… —Claus intento moverla, pero los miles de agujas picaron todas sus piernas haciéndola reír y llorar por el dolor.

 

Claus la observo confundido al ver a la mujer reírse, pero sufrir de dolor intentando no moverse.

 

—no… no… déjame aquí —a pesar de las risas dolidas se sostuvo con firmeza de la mano de Claus reposando luego su frente en el pecho del hombre hasta que unos segundos más tarde comenzó a mover los pies del suelo.

 

El gran perro los miraba sin entender lo que sucedía, tan solo se levantó empujando el trasero de Layla en el proceso haciendo que abrazara a Claus por instinto.

 

Ambos tan cerca el uno del otro; Layla no deja de mirar el ojo café sintiendo que este bajaba la mirada y su ojo color plata se dividía en un azul tan claro que pestaño varias veces en un intento de mantenerse cuerda bajo el hechizo de su intensa mirada.

 

—Cla…Claus… —el hombre tenía sus manos sobre la cintura de Layla levantándola del suelo.

 

Mantenían sus miradas juntas hasta que el viento vatio en contra de Layla haciendo que los mechones sueltos de su cabello cayeran en el rostro de Claus.

 

Hombre se acercó peligrosamente a los labios de Layla haciendo que gruñera suavemente bajo sus pechos haciéndola estremecer.

 

El hombre solo se sentó en la gran banca de mármol dejando a Layla descansar sobre sus muslos, esta entro en pánico recordando la herida de Claus en la pierna, pero este la sujeto con fuerza de la cintura impidiéndole que se levantara.

 

—¿A dónde vas? —gruño bajo logrando erizar todos los bellos de la piel de la mujer.

 

—tu… tu herida —musito bajito, pasando saliva de manera dolorosa.

 

—ella está bien… tu no —la mujer no podía apartar la mirada de los ojos de Claus.

 

—ya… ya se me despertó las piernas —La mano de Claus paso por la rodilla con rumbo a su muslo.




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