No te esperaba

Capitulo 66

El hombre contuvo la risa entrando en silencio a la habitación, viendo como su perro levantaba las orejas, pero ante la seña de su dueño se quedó quieto viendo como este se acerca y sacando su celular toma una fotografía de Layla dormida al lado del gran perro abrazando a este como si fuera un peluche.

 

Tomo asiento en la orilla de la cama encantado con la escena de Layla con pijama negra y capucha puesta, camuflajeada con el pelaje del perro. Solo la punta de sus cabellos rubios y castaños están fuera.

 

—¿Cómo logro que subieras? —cuestiono el hombre con voz baja, dando unas palmadas en el lomo trasero del perro.

 

Layla a pesar de eso no se despertó solo se acomodó soltando al perro y dándose la vuelta, el perro al estar libre suspiro y se levantó colocando su cabeza en el abdomen de Layla quien luego de un rato se intentó quitar al animal.

 

—mmmm… hades… —se quejó la mujer escuchando una risa profunda, abrió los ojos viendo a Claus sonriendo.

 

—buenos días linda —Layla se froto los ojos viendo de manera borrosa a Claus el cual parecía estar sonriendo.

 

—buenos días… ¿ustedes no me dejaran dormir? —se puso boca abajo gateando en la cama intentando encontrar sus lentes en la cama, cuando lo logro bajo la capucha de su pijama dejando su cabello despeinado y rostro con una ligera capa de grasa en su nariz.

 

—se enfriará el desayuno cariño —murmuro Claus feliz de ver a la mujer despierta, sintiendo su corazón acelerarse al verla estirarse y volver a recostarse en la cama cerca del perro el cual comenzó a lamer su rosto moviendo sus lentes del puente de su nariz.

 

—Claus… dile que me deje de llenar de babas!! —soltó un gritito sintiendo el perro olfatearle el cabello y cerca de las orejas.

 

—le agradas a Hades, solo quiere que despiertes —tomo asiento más cerca del dúo agarrando del collar a Hades quitándole el hocico de la mujer de encima, el perro ladro contento bajándose de la cama.

 

—no quierooo —se acomodó los lentes bajando luego el cierre del pijama haciendo que Claus perdiera la respiración viendo la piel de Layla, soltando un suspiro frustrado cuando una segunda tela se asomó bajo el pijama.

 

—vamos… te espero aquí para que vuelvas a dormir. —haciendo una mueca se quitó el pijama dejando ver que debajo solo traía una camisa de tirantes y un short el cual apenas cubría su trasero, se bajó de la cama caminando directo al baño haciendo que Claus se quedara mirando la figura de la mujer quien se ataba todo el cabello en un extraño moño.

 

—Clama Hades… calma —el perro miro extrañado a su dueño mientras reposaba su cabeza en la rodilla de su amo quien mantenía la mirada fija en la puerta del baño hasta que de nuevo apareció la mujer logrando un ladrido del perro quien se acercó con emoción.

 

—iré… por un pantalón largo —señalo con el pulgar la salida cuando la vio con las mejillas sonrojadas, Claus asintió con calma viendo como Layla con cautela iba dando pasos hacia la puerta.

 

Sonrió soltando la cabeza de Hades y este comenzó a trotar hacia ella con meneando la cola.

 

Layla corrió saliendo de la habitación y el perro ladrando detrás de ella.

 

La escucho dar grititos al perro y reír, no puso que era lo que más le faltaba a su vida.

 

Tenía a una hermosa mujer a su lado y no pensaba dejarla ir.

 

Salió de la habitación esperando frente a la puerta viendo como su perro salía primero y luego Layla con un pantalón de pijama largo y un suéter.

 

—¿mucho frio? —Layla solo asintió, ya tenía su cabello trenzado a un lado y se mantenía cubierta hasta el cuello con los brazos cruzados.

 

Bajaron hasta la cocina sorprendiendo a Layla con la cantidad de comida en la mesa, tomo asiento por instinto al lado de Claus tomando un par de uvas, no se ha acostumbrado a las exigencias de Claus para con ella sobre la comida, las horas del té, incluso su trabajo.

 

Esta dependiendo de él y aunque incomoda por ser la primera vez que depende completamente de un hombre teme el acostumbrarse a ello por ende deja de comer casi de inmediato.

 

—¿de nuevo? —Claus elevo una ceja tomando de su jugo.

 

—voy a engordar —no fue del todo sincera y eso Claus lo sabía, en la manera en que mirada a la nada luego de un rato y paraba de comer, jamás la había visto provocarse el vómito, pero si reprimirse a la hora de comer.

 




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