—¿ha dicho algo? —pregunto Mateo viendo como Lewis solo negaba, ambos hombres estaban pendiendo sus vidas de que Layla pusiera pronunciar alguna otra palabra que no fuera “si los matas no sabrás quien está detrás de esto”; y con solo eso se habían salvado estar tres metros bajo tierra, tenían que estar al pendiente día y noche hasta que ella hablara y en las primeras cuarenta y ocho horas Layla solo había llorado, se negaba a ver a Hades quien también permanecía triste afuera de la puerta, solo entraba comida pero ella no salía, Lewis intento que dijera algo pero ella simplemente negó con la mirada en el suelo.
A mitad de la noche la puerta se abrió y Don se puso alerta en la puerta igual que Hades levantando las oreja y moviendo la cola.
—ven aquí —fue todo lo que dijo en un hilo de voz y el perro se acercó a la puerta entrando con calma.
—señorita…
—hablare mañana en el desayuno —cerro la puerta y el hombre solo se sintió más ansioso, solo faltaban doce horas para saber sobre ello, sus compañeros quienes escucharon soltaron un fuerte suspiro.
Mañana podía ser su ultimo día en la tierra.
Dentro de la habitación esta Layla mirando al perro quien duda observando a su ama.
—buen chico… —arrastro las palabras acercándose a acariciarle la cabeza, tenía cierto temor, le crujir de los huesos de Vera seguían atormentando su mente, cerró los ojos intentando no pensar en ello, el perro gimoteo como si le doliera algo, ella se arrodillo y este le lamio la cara dejando su cabeza recostada en el hombro de Layla. —lo siento… —abrazo al perro dejando salir algunas lágrimas.
Lo alejo un tiempo después señalándole la cama, este comprendió rápido y se subió, Layla se recostó donde había estado casi todo el día y el can se acomodó a su lado.
—no me quedare mucho tiempo bonito… y sé que esto te afectara —le acaricio el lomo dejando un beso en el pelaje suave del perro. —y no es por ti… pero ella dijo que esto seguiría… o algo así… —Layla durmió no sintiéndose tranquila.
Soñando con la primera vez que vio a Claus, sintiendo un golpe en su costado haciéndola pestañear solo para ver al mismo hombre que le disparo en el costado, golpearla e intentar apuñalarla, golpeando su brazo donde levanto la vista y ahora estaba en la discoteca viendo al mismo hombre con la mitad del rostro lleno de sangre, haciéndola levantar de golpe jadeando por aire, Hades ladro enérgico mientras corría a la puerta, en un segundo Lewis y Don entraron con las armas apuntando a todos lados, viendo como Hades pisaba fuerte con sus patas y regresaba al lado de Layla, esta se santo en la cama mirando a su alrededor y luego a Hades quien olfateaba alrededor de sus piernas.
—solo… solo fue una pesadilla, lo siento —ambos hombres solo asintiendo guardando sus armas.
—esperaremos afuera entonces —Layla sintió y la puerta se volvió a cerrar luego.
Una media hora después bajo las escaleras con Hades a su lado directo a la mesa larga y tétrica llena de árboles, parecía una casa de fantasía, el frio que la envolvía es peor que el de afuera y no entendía por qué.
—buenos días —el echo en la habitación hizo que Claus levantara la vista de su celular dejándolo a un lado y colocándose de pie, Layla le hizo un gesto con una mano mientras se acercaba y ella misma corría la silla a su lado solo un poco para sentarse después.
—¿dormiste bien? Lewis me dijo que tuviste una pesadilla —Layla se acomodó en la silla tomando un vaso y sirviéndose jugo con calma.
—sí, no es fácil ver gente morir despedazada todos los días —Claus la miro con calma levantando una ceja.
—lo entiendo —entiendo, dijo con calma sentándose solo acercando las cosas a Layla con calma.
—bueno… apenas pude procesarlo —metio una cuantas uvas dentro de su boca teniendo las mejillas hinchadas.
—¿te sientes mejor? —Layla trato lo más rápido que pudo.
—en lo que cabe —respondió cubriéndose la boca con una mano.
—ahora… no quiero ser rudo pero
—¿conoces a alguien de apellido Sagasti? —Layla le corto las palabras yendo de una vez a ese apellido que la está torturando.
—¿Sagasti? —Claus medito esperando una respuesta.
—Vera trabajaba para esa persona —Claus miraba directamente a sus ojos, estudiándola, intentando descubrir si mentía o había duda, pero en sus ojos cafés solo había tenacidad.
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Editado: 20.08.2024