El silencio durante la cena molesto a Claus, quien no dejaba de mirar a Layla mientras comía.
—tómame una foto, dura más —dijo con la boca llena para luego levantar la mirada y descubrir a Claus sonriendo con el celular en la mano y
—tomare tu palabra — tomó una foto con el flash encendido dejando anonadada a Layla quien negó con los ojos entrecerrados.
—eres un caso perdido —murmuro
—¿eso quiere decir que ya no estas enojada? —Layla alzo una ceja llevando lentamente un bocado de la carne a la boca. —bien… creo que eso es un no.
Layla volvió a guardar silencio terminando de comer.
—¿ya me puedo ir? —el hombre la miro confundido un momento, incomodo removiéndose en su silla.
—no quisiera que me preguntes eso —apretó la mandíbula recargando toda su espalda en la silla.
—y yo no quisiera que dudaras de mi palabra. —solo el sonido del suspiro pesado de Claus se escuchó en la habitación.
—está bien… te creo —dijo tan a la ligera que Layla solo puso los ojos en blanco.
—no lo estás diciendo de verdad, salir del paso no va conmigo, Claus —el hombre iba a hablar, pero Layla se levantó de la silla —y ocultarme las cosas tampoco, no es solo tu vida la que está en riesgo y mantenerme ignorante de lo que pasa solo me pone en riesgo innecesario —Claus la miro confundida.
—no te estoy ocultando nada —se defendió, pero Layla se acercó dejando un beso en la frente del hombre.
—pues tómalo como consejo —murmuro cerca y se marchó.
El resto de la noche y la semana se mantuvieron distantes apenas hablando lo mínimo, Lewis y Don quedaron como escoltas regulares tomando turnos para acompañar a Layla al trabajo y de nuevo de camino por la misma calle encontró la espalda familiar de Claus.
Confundida esta vez se quedó mirando sintiendo a Don detrás de ella, el hombre también miro con atención descubriendo lo que la mujer veía, lograron ver ambos de perfil al hombre y confirmaron que era Claus.
—¿Quién es ella? —Don quedo de piedra al reconocer el rostro de la mujer al lado de su jefe.
—deberíamos irnos señorita
—Don… ¿Quién es? —el hombre tomo de los brazos a Layla quitándola de la vista de la vitrina cuando su jefe estuvo a punto de mirar en su dirección.
—no creo que quiera que ellos la vean —Layla se removió logrando soltarse de los brazos del hombre.
—no vuelvas a llevarme así —se quedó de piedra cuando vio el rostro lleno de pánico del hombre. —para estar así, ella debe ser alguien de quien él me quiere ocultar.
—se lo explicare en el auto —y con esas palabras ambos se subieron en el auto a prisas notando como el hombre tomaba otra ruta.
—¿Qué está pasando? —el hombre siguió conduciendo hasta que el semáforo estuvo en rojo
—usted me salvo la vida, así que al menos merece saberlo, pero tiene que jurarme que no lo mencionara al señor Makris —Layla lo miro con duda, pero asintió.
—está bien, no diré nada — el auto volvió a avanzar, pero estaban tomando demasiadas rutas para ella seguirle el paso.
—por lo que sé, esa mujer que estaba allí con él, es su ex prometida —el corazón de Layla se detuvo un momento, había visto a la mujer y sus largas ondas rubias se veían muy bien cuidadas como si acabara de salir de un Kdrama.
—¿ex prometida? —la curiosidad se filtró en su voz.
—hace diez años lo dejo en el altar —Layla presto atención a las palabras del hombre olvidándose de la carretera. —usted es la segunda mujer con la que el jefe se obsesiona a tal punto de…
—ella es la primera —fue todo lo que dijo mirando hacia el frente.
—y si está aquí… —Layla lo volvió a mirar. —deberá tener los ojos abiertos, por si quiere quedarse con el jefe o huir. —sus cejas se fruncieron en confusión.
—¿Por qué?
—esa mujer no es una dulce paloma, si piensan que Claus es despiadado, esa mujer es mucho peor —Layla comenzó a pensar demasiado rápido mientras ahora si se dirigían a la casa.
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Editado: 20.08.2024