Todas las miradas recaían en Layla y en la mujer rubia, Clarissa.
Don la había descrito como una mujer súper manipuladora y controladora, pero justo ahora lucia como una mujer mayor que intenta mantener la piel perfecta, pues la ha visto quejarse de cosas tan banales que esta por vomitar.
—¿ y tu Layla? Nikoalos me ha dicho que estas por cumplir treinta ¿verdad? —la tomo del brazo con tanta confianza que el toque de sus dedos es frio contra su piel, Layla intento disimular estar distraída pestañeando varias veces.
—vaya, te ha dicho muchas cosas —se rio leve tomando un sorbo de la copa. —pero si, en un mes cumpliré los treinta.
—me imagino que será una gran fiesta —una voz masculina se les unió poniéndose en medio de ambas y por la expresión rápida que tuvo la mujer, este hombre no le caía bien.
—Gabrielle… imaginaba que no vendrías —el desdén en su voz es obvio, pero la sonrisa del hombre se mantuvo firme.
—no me perdería de estas presentaciones. —el hombre se giró hacia Layla extendiendo su mano.
—un gusto, soy Gabrielle D’Angelo —el asombro de Layla se reflejó en sus ojos, ese apellido le era algo familiar.
—siento que he escuchado su apellido antes —murmuro Layla tendiendo su mano a lo que Gabrielle dejo un beso en los nudillos de esta. —Soy Layla Ortiz, un gusto.
—todos saben quién eres linda. —dijo en hombre siendo interrumpido por Clarissa.
—La familia D’Angelo es dueña de gran parte de Italia, todos saben eso —la mujer parecía querer decirlo con saña.
—no le prestes atención, seguro que Claus te ha hablado de mí, soy su mejor amigo —incluso Gabrielle intento ignorar a la mujer, pero esta se alejó lentamente.
—oh sí, creo… no sé exactamente —la chica avergonzada entrego al camarero la copa mientras Gabrielle tomaba la última llena de la bandeja.
—no le prestes atención a Clarissa —Layla levanto una ceja. —qué te parece si me acompañas a devorar la mesa. —lo dijo bajo ofreciéndole su brazo y esta lo tomo con duda caminando hacia la mesa llena de comida y tomando un pequeño plato llenándolo con todo lo que encontraba en la mesa.
—no debería comer demasiado —el hombre casi se ahoga teniendo que tomar un sorbo de su copa que había dejado sobre la mesa.
—no te preocupes querida cuñada. —miro hacia atrás viendo a los invitados metidos en sus conversaciones, pero la mujer rubia no daba señales. —¿Cómo… te está tratando Claus? A veces puede ser un cretino.
—¿lo dice su mejor amigo? —Layla intento no reírse en la cara del hombre, pero este si lo hizo.
—no me compares, Claus es quien siempre anda de mal humor —respondió un tanto ofendido mientras comía y hablaba con Layla.
—me sorprende que sean amigos entonces. —fue a la única conclusión que Layla llego tomando algunos dulces y probándolos. Su estómago se había cerrado en todo el día y beber con el estómago vacío es una regla que no quería romper.
—en cada grupo debe haber un amargado. —respondió con orgullo y guiñando un ojo que Layla no vio pues entre las sombras un par de ojos la seguían.
—¿y un humorista? —dijo con simpleza metiendo un bombón de chocolate.
—exacto!, ya nos estamos… entendiendo — Gabrielle miro hacia el frente viendo a uno de los hombres de Claus, pero luego de mirar a Layla sonreírle y verlo relajarse, dudo. —¿son tus guardias?
—sí, es Lewis, Claus me mantiene vigilada —Gabrielle solo asintió haciendo que Layla lo siguiera hacia afuera. Viendo que el hombre de cabellos negros se mantenía con la mirada fija en ellos.
—¿confías en Claus? —al preguntar eso con la mirada en Lewis, Layla intento hacerse la que no comprendía.
—¿Por qué preguntas eso?
—porque si fuera tu… no dejaría que Clarissa se acercara mucho a él. —Layla lo miro un momento y luego se comió el ultimo bombón de chocolate.
—¿no te agrada?
—jamás lo ha hecho —Layla miro directamente a esos ojos verdes del hombre frente a ella esperando alguna mentira en ellos, pero estos le sostuvieron la mirada tanto tiempo que en ella creció la esperanza de un aliado.
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Editado: 20.08.2024