No te esperaba

Capitulo 87

Los gritos de horros de algunos hombres que intentaban dispararles advertían a otros y a otros, Lewis tomo una ametralladora disparando a todo lo que se movía a atacarlos.

 

—Vete! —le grito recargando el cartucho.

 

—no, tú vas a venir conmigo —grito desde detrás de un árbol.

 

—de nosotros es obvio que quien tiene una oportunidad de salvar al jefe eres tú. —Layla lo miro asustada y más cuando este salió de su escondite disparando a los hombres, hasta que uno de ellos lanzo una granada. Layla corrió, pero jamás volvió a escuchar a Lewis.

 

Corrió escondiéndose entre el mismo camino de ramas hasta que logro salir donde tenía escondido bajo el árbol grande que subió.

 

Escucho un gatillo detrás de ella y tan quieta como el viento.

 

—¿A dónde ibas pequeña? —Layla se giró encontrando a un hombre con ropa de camuflaje y pasamontañas cubriéndole el rostro, apuntándola con un arma directo al pecho, Layla levanto las manos esperando que no descubrieran su escondite. —Jhon, la tengo —los ojos cafés de Layla se abrieron con horror cuando la mirada del hombre la recorrió de pies a cabeza.

 

El sonido de una gran explosión vino de la casa e ilumino el camino, solo para ver una sombra negra gigante venir desde las sombras y caer sobre el hombre, este grito hasta que el arma se disparó haciendo que Layla se tirara al suelo y el crujir de huesos rotos se escuchó hasta que de nuevo el silencio invadió el lugar.

 

Layla levanto el rostro encontrando a Hades gimoteando mientras con dificultad se levantaba del suelo donde estaba el hombre.

 

—Ha-Hades! —gateo hasta el gran perro sintiendo húmeda sus manos al tocarle el costado, enfoco la vista mejor viendo la sangre manchas sus manos. —noooo, no, no, no, tu no —el perro apenas logro moverse lamiéndole la cara, junto a un par de lágrimas que se escaparon de sus ojos. —eres un gran chico, no puedes dejarme sola —su voz se entrecorto abrazando al perro escuchando los latidos irregulares de su corazón hasta que estos junto al respirar acelerado se detuvieron poco a poco. —Hades… Hades!! —sollozo abrazando al perro hasta que se levantó cuando las voces a lo lejos se comenzaron a escuchar más cerca.

 

Gateo tocando la tierra hasta que dio con la correa de su bolso tirando de este y corriendo por el sendero son los lentes en su mano dando tropezones con las raíces sin caerse.

 

Se asustó cuando un hombre la tomo desde atrás y cubrió su boca con una mano.

 

—Calma, Calma —al instante reconoció la voz de Don se giró colocándose los lentes sin lograr ver nada por las lágrimas. —¿Dónde está Lewis? —Layla negó con la respiración entrecortada. —¿Hades? —se quebró abrazando al hombre sin atreverse a gritar por el dolor.

 

Don solo abrazo de vuelta intentando el tampoco llorar, solo respiro hondo mirando al cielo.

 

—entonces debemos irnos —La tomó de las mejillas ya que Layla se veía más llorosa que la última vez que la vio en casa.

 

Asintió rápido y Don la tomo de la mano jalándola hasta que llegaron a un auto blindado y sentándola en el asiento del copiloto corrió dándole la vuelta y subiendo marchándose con las luces apagadas por la carretera de tierra.

 

—el plan era irnos con Claus, pero…

 

—no, él… él debe creer que yo lo traicione —Don la miro un momento con el ceño fruncido.

 

—¿de qué hablas?

 

—ha-hades me despertó… vi la locura armarse allá afuera… —su voz sonaba raposa mientras explicaba lo sucedido. —me llego un mensaje… de ese correo fantasma, le enviaron a Claus fotos mías sacadas de contexto.

 

—¿Qué fotos?

 

—unas fotos donde solo hablo con Mateo y un video de las cámaras de seguridad… de la noche que me instruyo el plan para escapar —Layla se quitó los lentes limpiándose con las mangas de su suéter las lágrimas.

 

Froto sus ojos tan fuertes que quería simplemente arrancárselos, tiro de sus cabellos subiendo los pies en el asiento.

 

—mierda…

 

—llame a Mateo, pero no responder —ambos quedaron en silencio hasta que Layla siguió llorando mirando por la ventana.

 

Del otro lado de Grecia las cosas no son mejores.

 

—tu… mi hombre de confianza —Claus tenía la mirada más loca que Mateo haya visto antes.




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