No te esperaba

Capitulo 89

Layla se removió incomoda cuando el auto seguía en movimiento, abrió los ojos descubriendo que ya está saliendo el sol y aún están por una zona abierta y la velocidad no es la mínima ¿aún están escapando?

 

—Don… ¿A dónde vamos? —se froto los ojos enderezándose lo mejor que pudo.

 

—aún no hemos llegado, vamos por la mitad y no me arriesgare a bajar la velocidad. —murmuro visiblemente cansado.

 

—mejor… escondamos el auto un par de horas o puedo conducir yo. —el hombre intento sonreír sin apartar la mirada de la carretera.

 

—¿sabes manejar? —Layla miro al frente y luego hacia atrás.

 

—puedo mantener la marcha, además no hay nadie por aquí, no chocare contra nada —el hombre se rio y negó varias veces.

 

—estaremos bien, tengo que sacarte de aquí —fue casi un mantra para él, es en lo único que va pensando desde que comenzó a conducir.

 

—tengo mi pasaporte podemos —el hombre volvió a negar repetidas veces.

 

—no, será una gran alerta, cuando lleguemos podrían estar esperándonos. —Layla asintió cuando el hombre la vio.

 

—pero al menos detente un momento… este frio me dio ganas de hacer pis —el hombre asintió deteniéndose un tiempo después cerca de un pequeño sendero, Layla bajo demasiado rápido yendo a los arboles mientras se intenta quitar el cinturón de la funda del arma.

 

Don espero del otro lado del auto estirándose, él también lo necesitaba.

 

Su celular vibro y fue que recordó que aún lo tenía, miro el remitente y apago el celular tirándolo lejos.

 

Cuando Layla regreso se frotaba los brazos, la mañana seguía fría.

 

—¿me dejar conducir? —volvió a insistir y el hombre entonces lo pensó, asintió y la vio saltar alegre rodeando por el frente el auto hasta que Don le abrió la puerta y ella entro rápidamente, el rodeo el auto sentándose donde Layla había estado.

 

—bien, lo básico —dijo el hombre mientras Layla solo mantenía sus ojos muy abiertos esperando que le explicaran.

 

Nunca tuvo su momento padre e hija para que le enseñaran a conducir, de alguna manera quiso no pensar en ello al ver a sus primas aprender, se dijo así misma que ella jamás manejaría, y ahora allí estaba, encendiendo el auto y lentamente avanzar sosteniendo con firmeza el volante, al menos sus pies llegan al pedal.

 

 

Antes del amanecer…

 

Claus intento llamar a Layla pero esta no le contestaba o más bien, parecía no tener señal.

 

El resonar de los tacones hizo que ambos hombres se miraran y Claus guardo el celular dándole la espalda a la mujer que acaba de entrar.

 

Clarissa miro que ambos hombres parecen calmados algo que ella no esperaba.

 

—¿todo bien por aquí? —Claus se giró sonriendo de medio lado.

 

—sí, ¿Por qué? —la mujer no supo que decir así que solo camino hasta estar cerca de Claus, vio como Mateo simplemente se mantenía dándole la espalda, su plan se estaba viniendo abajo, bueno al menos una parte. Mantuvo una gran sonrisa.

 

—no, por nada —Claus miro la tranquilidad de la mujer que una vez amo frente a él y se regañó por no haberlo visto antes.

 

Cuando ella regreso mantuvo su cabeza abajo y se disculpó con ella por lo sucedido, dijo que se aterro aquella vez cuando su padre la obligo a irse lejos, no esperaba que Stefan, Gabrielle y él dejaran de ser amigos; a él le costó perdonarla, pero sus sentimientos de cariño no se habían ido. Tampoco fue fácil salir con otras mujeres, todas simplemente huían de él apenas verlo, siempre fue así, si no hubiera sido por sus dos únicos amigos su vida hubiera sido peor y ella fue la gran excepción, nunca lo miro con asco, sus ojos claros llenos de amor fue todo lo que necesito y cuando ella se fue simplemente su mundo se fue con ella.

 

Sabía que Emilia solo omitía mirarlo a los ojos al inicio, pero luego que vio la cantidad de dinero que podía gastar simplemente se volvió mucho más cariñosa y de alguna manera solo se acostumbró a tenerla allí, como un adorno.

 

Pero Layla fue la siguiente excepción, Layla parecía asombrada, fascinada por sus ojos y no dejaba de verlo, haberla tenido en sus brazos la primera vez hizo darse cuenta que ella solo se preocupaba de si podía lastimarlo, besando y acariciando cada cicatriz sobre su piel; entonces la idea de que Mateo y ella tuvieran una aventura se esfumo en su mente, Layla siempre ha sido más centrada, demostrando su cariño entre momentos muy melosos y otros demasiado frio, detestaba saber que alguien la había herido lo suficiente para ser así.




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