—¿está allí? —el hombre asintió.
Habían llegado por la tarde y le sorprendió ver que no es un hospital cualquiera, es una clínica y donde Layla esta es una habitación privada, una enfermera salió de su habitación y pudo ser a la mujer que llevaba meses sin ver, solo por mensajes.
—permiso… —murmuro Nico entrando con cuidado a la habitación.
Frey le había explicado en el vuelo todo lo sucedido y que Layla solo había llegado con un pequeño bolso o más bien había sido encontrada en la carretera, cerca de la explosión del auto.
Lo que la señora Zanoli había dicho cuando pidió su asilo junto a su bebé.
El plan inicial era que llegaran esa noche dos hombres escoltando a una mujer, pero los planes terminaron con un hombre muerto y una mujer sin memoria.
Lo poco que sabían de Claus Makris fue que su casa de seguridad había sido atacada mientras él no estaba dentro.
Todos murieron, menos esa mujer.
Layla lo miro sorprendida y preocupada, reconoció a Nico rápidamente, sus mejillas se sonrojaron a pesar de estar completamente palida.
—Ciao, Lila…
—Ciao… Nicollo —una punzada en su pecho le hizo detenerse un momento.
Cuando iba a hablar la mujer echo una mirada hacia la puerta como pudo, se veía que estaba incomoda en la cama.
Tenía un brazo inmovilizado y en el otro una venda en el codo, junto a un cuadro de gasa limpio en su cabeza. Todo su cabello esta trenzado a un lado.
—e… Enzo? —pregunto un poco entusiasmada, Nico solo se acercó hasta donde estaba una silla cerca de la cama.
—Lila… no vendrá —La mujer congelo la sonrisa en sus labios y luego bajo la mirada.
—supongo que por las fechas que dijo el doctor… estaban en un evento —murmuro apenada viendo el aparato en su dedo índice que leía su ritmo cardiaco.
—¿Qué recuerdas? —murmuro intentando ocultar su dolor, quería llorar, verla así no estaba siendo fácil, pero Layla no había cambiado, tenía que pensar en ello, Layla seguía siendo la misma mujer que antes ¿no?
—recuerdo… haberme dormido en el avión, estaba vibrando mucho, en la primera escala y desperté y … estoy aquí… en Grecia y el doctor no me dice mucho solo que estoy muy herida y —la mujer intento no llorar, nadie parecía querer decirle exactamente lo que paso, solo la mantenían con la mínima información, todo estaba recayendo en Nico.
—vaya… eso es mucho —Nico limpio una lagrima solitaria en su rostro, sonriendo, vio en esos ojos cafés que ella estaba pensando analizando todo.
—¿Qué está pasando? Nico —el hombre saco de su bolso una tela de una sábana en color azul, Layla la reconoció de inmediato, la tela es vieja, muy vieja.
—me... dijiste ese día… que jamás te apartarías de esto —le coloco con cuidado la tela en las manos de Layla. —te lo dio tu abuela cuando eras muy pequeña, porque la otra se rompió a jirones y desde entonces no puedes soltarla… solo… la pasas sobre tus labios, lo llamas trastorno compulsivo apegativo —Nico se rio de sus propias palabras —dices que solo lo haces cuando duermes, te calma y te relaja.
—yo… yo no
—no se lo dirías a nadie, ni tu mejor amiga lo sabe —Layla como pudo se limpió las lágrimas que salieron, tomando con la fuerza que le quedaba en la mano.
—yo no se lo diría a nadie a menos que… —ella misma temía decirlo, no entendía, la confusión en su rostro es clara —¿Cómo paso?
—te diste cuenta que Enzo es un idiota —Layla iba a preguntar algo más, pero un hombre alto entro junto a otro con gafas en los ojos.
—¿recordó algo? —pregunto secamente a lo que Nico negó, Layla miro confundida a los hombres.
—¿Qué… qué tengo que recordar? —pregunto con miedo, los dos hombres se veían peligrosos, Nico tomo la mano de Layla acariciando la con cuidado.
—tranquila, ellos solo quieren que te diga… que vas a estar bien… quieren que yo te ayude a recordar
—¿Qué debo recordar? —Miro a Nico con miedo, no sabía si podía confiar en el hombre, pero este tenía una mirada tierna y angustiada.
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Editado: 20.08.2024