El timbre sonó repetidas veces hasta que Nico tomo de la cintura a Layla para que evitara abrir la puerta, la mujer tenía demasiado empeño en no dejarse ayudar, pero lo que no sabía es que él es más testarudo.
—bien… ve a sentarte. —Layla lo miro ofendida, pero luego esa mirada le dijo que algo no iba bien, la mujer sonrió como un gato alejándose lentamente, Nico no quiera quitarle la mirada de encima, pero se giró y la escucho.
—sí, papi —antes de abrir se volteo violentamente al escuchar el apodo y solo la vio huir de puntillas sujetando su brazo malo.
Al abrir la puerta solo encontró a un repartidor en la puerta quien lo miraba de manera extraña.
—lo siento —se disculpó en inglés y el hombre solo asintió entregándole una tableta para que firmara, luego de hacerlo le entrego una caja algo pesada.
—Layla… ¿pediste algo? —le presto más atención a la caja viendo que la remitente venia de Italia con dirección a su casa y re direccionado allí.
Tenía que ser cosa del Señor Vasile, Frey había sido muy claro que siendo el cuidado de Layla la protección se extendía hacia él.
—¿Qué? No he pedido nada, no recuerdo cómo hacerlo, apenas descubrí como meterme en mi cuenta, el Señor Lonescu dijo que no tenía por qué tocar nada por ahora.
Se veía que Layla no quería ser castigada pues respondió desde la pared en la lejanía, Nico dejo la caja sobre la mesa del comedor buscando un cuchillo, al abrirlo encontró un montón de goma espuma, vacío con cuidado el contenido de la caja sobre la mesa viendo como layla se acercaba, en esta solo había una carta gruesa cuando la abrió por fuera solo estaba su nombre escrito en una caligrafía para nada perfecta.
—esto…
—eso lo hice… reconozco mi trabajo —dijo Layla mirando las fotos, eran ediciones que Layla había hecho de Nico junto al actor de Hollywood que él se parecía lo que le sorprendió fue ver la firma del hombre en las fotos, hasta que apareció una hoja doblada al abrirla en ella estaba de nuevo esa caligrafía extraña.
—es… esa es mi letra —dijo Layla viendo las palabras en inglés sin siquiera reconocer cuando escribió eso y mucho menos si lo hizo sin ayuda del traductor.
—“Querido señor Benedict, le escribo esta carta con todo el temor del mundo que no le llegue a sus manos, pero se estará preguntando porque le envié las ediciones, el hombre a su lado es Niccolo D’Luca, es un imitante aquí en Italia y curiosamente es mi novio y su cumpleaños es en enero, quisiera poder regalarle algo único.
La razón de enviarle esta carta y no por algún otro medio es que ahora mismo estoy en cama por un accidente laboral y mi jefe está pagando por esto, es la única manera, es la única manera que encuentro de sacarle provecho de este accidente. PD: le doy mi palabra que estas fotos jamás se usaran para revender o algún acto malicioso de mi parte y si fuera de mi novio, lo golpeo por idiota (es broma… un poco)” — Nico miro a Layla con incredulidad, todas las fotos habían sido firmadas por el hombre, ambos se miraron y la siguiente carta tenía una caligrafía perfecta en inglés.
—“quería Layla y Niccolo, aquí Ben!
Te envió solo copia de la primera parte de tu carta pues fuiste muy extensa al explicar tu situación, para cuando llegue esto seguramente será enero así que ¡Felicidades! Tienes a una gran mujer a tu lado, he firmado todas las ediciones, me parecieron increíbles y como petición de ella me he quedado con esta tuya con tu firma. Muchos éxitos intentando imitarme. Espero tener buenas noticias suyas.
Su buen amigo. Benedict” Layla!!! Esto…. esto—el hombre no podía creer lo que estaba leyendo, un par de lágrimas salieron de sus ojos.
Layla miro con incredulidad, pero se dijo muy en el fondo que era algo que ella hubiera hecho.
—Te amo —fue sincero, y aún más cuando tomo las mejillas de la mujer besando su boca con demasiado deseo, Layla apenas podía corresponder a esos besos.
Se separaron para tomar aire sin dejar de mirarla directo a los ojos, viendo como estos que antes brillaban por Enzo, ahora ese mismo brillo lo miraban a él.
A pesar de que el actor y él no se parecían mucho más allá de su papel en la película, Nico seguía siendo mucho más guapo que él actor, aunque no tuviera los mismos ojos verdes.
—quisiera decirlo, pero… —los besos de Nico regresaron impidiéndole decir alguna cosa.
—no amor… esto… esto ya dice mucho —dejo las fotos en la mesa, tomando en brazos a Layla y llevándola a la cama.
#249 en Joven Adulto
#3925 en Novela romántica
destino o casualidad, destino romance y amor, mafia amor tragedia
Editado: 20.08.2024