Layla se despertó de un salto al encontrar un pelaje gris justo al pie de la cama, con temor rodeo la cama y caminando de puntillas intento salir de la habitación, pero al girar el pomo de la puerta el gran lobo abrió sus ojos mirándola con atención.
En pánico Layla salió de la habitación chocando con el pecho de alguien, del susto abrazo a ese torso sintiendo los brazos de alguien rodear su cintura y levantarla solo para echar la a un lado.
—buenos días para ti también, Layla —levantando la mirada encontrando los ojos verdes de Stefan mirarla con una sonrisa burlona.
—Kay, sentado —el lobo se sentó viendo a su amo en la entrada de la habitación.
—¿Qué…cómo? —la mujer no lograba entender nada.
—Kay se ofreció a cuidarte toda la noche, el lobo que viste anoche no era de la casa —Stefan no había quitado la mano de la cintura de la mujer y con la mano libre acaricio la cabeza del lobo
—¿de qué hablas? —pregunto confundida, Stefan intento no parecer feliz de saberlo, así que también frunció el ceño.
—¿no recuerdas nada? —Layla negó varias veces.
—recuerdo… salir afuera a tomar aire, nada más, desperté en esa cama —Stefan asintió, ambos se miraron y Layla con sutileza miro al hombre de cerca e intento tocar el suelo con la punta de sus dedos de los pies y apenas podía, Stefan al notarlo decidió bajarla, haciendo que Layla se alejara varios pasos hacia atrás acomodándose la ropa, sorprendiéndose de sentir una nariz fría en su espalda baja, girándose descubrió a otro perro igual de grande pero no era un lobo, su pelaje blanco le recordaba al perro de las fotos en su celular, eran igual, la misma raza de perro.
—es un… kangal turco —murmuro la mujer mirando al perro quien la miraba atentamente olfateándola.
—si ¿Cómo sabes? —pregunto Stefan con curiosidad ¿estará recordando?
—Nico me lo dijo… por las fotos de mi teléfono, con…. Quien estaba —dijo con cierta duda al final, soltó un suspiro de alivio que pasó desapercibido por Layla.
—Claus —le confirmo y ella asintió.
—sí, Claus… su perro era de pelo negro, pero era… igual a este —no podía apartar la mirada de Rea quien también la miraba atenta, sacando la lengua y siendo amigable.
—ella —la corrigió.
—¿ella? —pregunto con duda, pero Stefan asintió.
—ella es Rea, te salvo ayer de un lobo —confeso Stefan esperando que ella al menos recordara eso.
—¿hay lobos? —pregunto con horror viendo a Kay rápidamente.
—aparentemente sí, pero huyo —eso no le dio calma a Layla.
—gracias —murmuro viendo al perro e inclinando la cabeza levemente. Rea solo lado la cabeza y luego miro a Kay, el lobo se quedó al lado de Layla olfateando la mano de esta, la mujer aun asustada acaricio con cuidado al lobo quien le dio una lamida en la palma cicatrizada.
—siento… que te he visto antes… —murmuro en español dejando a un Stefan muy confundido.
—¿en serio no recuerdas? —Layla le miro negando varias veces.
—ni siquiera recuerdo lo que soñé. Es la primera vez en semanas que no tengo una pesadilla —confeso apenada, Stefan la miro frunció el ceño, la mujer frente a él lo tenía intrigado.
—el doctor se dio un calmante anoche —Layla frunció los labios sintiéndose más torpe que todos los días, intento que el ardor de sus ojos cesara, pero se mantenía allí, sus ojos hinchados por tanto llorar.
—ve a cambiarte, te espero abajo. —Layla dudo un momento, pero luego asintió.
Entro a la habitación despidiéndose en un susurro de Stefan.
—bien, vamos —les dio una orden a los perros, pero el único que no se movió fue Kay, se mantuvo allí viendo la puerta cerrada. —Kay, vamos. —volvió a ordenar, pero el lobo siguió allí y más bien se movió solo para recostarse en el suelo en la puerta de la habitación de Layla.
Stefan miro al lobo con intriga, jamás había visto a Kay actuar de esa manera, incluso Rea lo ignoro y siguió su camino.
Los pasos de su asistente Frey acercándose a donde el estaba le hicieron hablar bajo.
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Editado: 20.08.2024