No te esperaba

Capitulo 125

La ciudad ruidosa y la cantidad de gente a su alrededor quienes a prisa se movían de un lado a otro están abrumándolo, las luces que jamás descansan y que no permiten ver ni una sola estrella en el cielo le hizo extrañar su hogar, y con eso en mente podía despejar el ruido de su mente siguiendo con su camino hasta un pequeño bar, apenas entro el olor a humedad, alcohol barato y sudor le desagrado, con una mueca en la cara siguió su camino hasta la barra viendo atreves de sus lentes oscuros como la mujer lo miraba con cautela.

 

—¿te puedo ofrecer algo? —pregunto con cuidado.

 

—lo de siempre… —la chica sonrió a medias y procedió a sacar una cerveza y deslizarla en la barra hasta que Claus la atrapo.

 

—tu amigo no ha llegado —le dijo cuándo volvió a estar cerca y Claus simplemente asintió.

 

—¿tienes tiempo? —la chica lo miro con cierta incredulidad, viendo la sonrisa de medio lado en los labios del hombre desaliñado.

 

Antes de que respondiera la puerta se abrió dejando ver a un hombre de traje formal entrar y buscar a alguien con la mirada hasta que vio al hombre grande sentado en la barra, con un suspiro se acercó y se sentó a un lado.

 

—dame una también —hablo señalando la bebida de Claus, la chica asintió y le entrego la cerveza destapada.

 

—llegas tarde —murmuro con malestar Claus, el hombre intento ignorarlo.

 

—bueno, eso es porque… —metió la mano en su gabardina y saco un sobre, colocándolo sobre la barra, Claus con dudas tomo el sobre sacando las fotos dentro de este. —dentro esta la dirección, tiene allí el último año, no lo desperdicies. —luego de decirlo bebió su cerveza con calma.

 

Claus saco un sobre muy grueso, el hombre miro el sobre y rápidamente lo metió dentro de su gabardina.

 

—Gracias por tus servicios —le dijo apenas sonriendo.

 

—es todo un placer ayudar —el hombre pago la cerveza y se marchó rápidamente.

 

—salgo en una hora —dijo la mujer desde el otro extremo de la barra y Claus asintió.

 

Había decidido quedarse en estados unidos los últimos meses con tal de dar con Clarissa, pero las cosas cambiaron para él, apenas logro conseguir la rata perfecta para que le dieran la información cuando se vio visitando frecuentemente el mismo bar y la misma mujer.

 

Se sentía perdido y esa mujer parecía ser la única que le decidió brindar consuelo entre su propia locura.

 

Espero hasta que la mujer saliera, caminando por el callejón casi a oscuras viendo como esta sacaba la basura.

 

—si no supiera que me esperarías me cagaria encima —Claus intento no reírse.

 

—que bien que no lo hiciste. —Jenna suspiro tirando la bolsa y terminando de cerrar el bar, la mujer apenas sabia poco de Claus, el hombre le parecía un misterio y eso fue lo único que le gusto, no quería involucrarse de manera sentimental con nadie, pero se descubrió así misma deseando que el hombre entrara todos los días.

 

Habían llegado a un acuerdo de no involucrarse de manera sentimental.

 

—así que… ya conseguiste lo que buscabas? —pregunto luego de acabar su rutina con Claus, lo vio sentarse en la cama solo en bóxer, dejando que la chica mirara las cicatrices de su espalda.

 

En su corazón se llenó de envidia, ella también quería encontrar a un hombre que quemara el mundo por ella y allí estaba Claus, recorriendo el mundo para encontrar alguna cosa que ayudara a la mujer que amaba quien estaba atrapada con su enemigo.

 

—sí, esta tal vez es… —la chica había gateado hasta su lado colocando un dedo sobre sus labios.

 

—no tienes que decir nada, sabíamos que este día llegaría. —Jenna desde el primer instante en que Claus dejo ver sus ojos no se fijó en el color de estos, simplemente en la mirada rota y perdida como la mayoría de los hombres de la ciudad.

 

Acerco sus labios dejando un beso en ellos, Claus dejo el sobre en el suelo entregándose a la mujer a su lado en un beso necesitado.

 

Quito la ropa que Jenna se había colocado dejándola desnuda nuevamente.

 

La noche pasaba lentamente para un par de amantes en una habitación de una mujer que sin querer se comenzaba a enamorar de un hombre que amaba a otra mujer.




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