Nota: Hay un canal en Whatsapp por si alguien pasar por allá. “Lectores Fantasmas”
—cuatro… —dijo Gabrielle a su lado, Claus intento ignorarlo, pero sabía a qué se refería, era el cuarto cigarrillo que fumaba.
—¿algún problema? —se quejó tirando la colilla del cigarro.
—sé que estas ansioso, pero fumar no es la solución —sentencio ya cansado su amigo a su lado.
—entonces ¿Qué hago?
—ya falta poco… solo mantén tus ojos abiertos. —ambos hombres miraron las fotos que el agente la había proporcionado, Clarissa ahora tenía el cabello pintado de rojo para intentar verse natural, dentro del sobre se encontraba la dirección de la casa y de la escuela del niño, así como sus nuevos nombres.
Ambos se sorprendieron cuando un auto pequeño llego a la casa, sorprendiéndose de ver a Clarissa bajar del lado del copiloto, un hombre bajo ayudando al chico salir del auto, ambos hombres miraban a la distancia como la mujer parecía vivir su vida tranquila.
—no hay hombres… solo este —se dijo Gabrielle recordando que detrás de las fotos venían las especificaciones.
—bien, entonces ¿vamos? —Gabrielle lo pensó un momento hasta que salieron del auto después de ver a la familia entrar con tranquilidad a la casa.
Le enviaron un mensaje de texto a Mateo quien ya estaba esperándolos del otro lado de la casa, cubriendo la salida de la mujer.
Tocaron el timbre sorprendiéndose de que quien abrió fue el chico de unos trece años.
—¿si? —el chico miro a Gabrielle con dudas, vestía de manera formal con unos folletos en su brazo.
—¿tus padres están en casa? —el chico frunció el ceño viendo a Gabrielle.
—no, ellos no van a querer unirse a ninguna religión, lo siento —cuando estaba por cerrar la puerta un pie se atraviesa y la entrada de la casa se oscurece.
—pues van a tener que comenzar a rezar —murmuro en un tono peligroso entrando a la casa y apuntando con un arma con silenciador en la cabeza al chico. —será mejor que no grites y solo llames a tus padres. —bajo cerca del oído del chico quien aterrado no se atrevía ni a mover ni un musculo sintiendo la fría arma en su cabeza, asintió rápidamente.
—ma-mamá! —grito tratando de no sonar lleno de pánico, pero ya sus lágrimas corrían silenciosamente por sus mejillas.
—¿Quién es cariño? —pregunto Clarissa desde algun lugar dentro de la casa, con pasos torpes comenzó a hacer avanzar al pobre chico asustado.
—so-son…
—venimos trayendo la palabra de Dios, mi señora! —grito Gabrielle con voz alegre, se escucharon los tacones de la mujer acercarse hasta que vio la escena y se quedó quieta en su lugar.
—Ga-Gabrielle… —Clarissa miraba a su hijo siendo apuntado con un arma y toda su fachada se cayó en cuestión de minutos.
—¿qui-quienes son ellos, Ma-Mamá? —pregunto con terror el chico quien se sostenía del brazo que rodeaba su cuello y el arma aun apuntándole con el arma.
—suelta a mi hijo. —exigió con impaciencia la mujer desviando la mirada hacia las escaleras donde un hombre bajaba las escaleras y sacaba un arma.
—te sugiero que lo sueltes —hablo el hombre, pero este se quedó mudo al sentir un arma justo bajo su nuca.
—creo que quien tiene que bajar el arma aquí es otro —Claus no perdió tiempo en desarmar al hombre y hacerlo avanzar. —¿Quién eres? ¿su novio? Otro vil títere.
—así que son ustedes quienes quieren hacerle daño —Gabrielle y Claus compartieron una mirada.
—que te dijo esta mujer? —preguntaron confundidos, pero teniendo una idea vaga de lo que estaba sucediendo.
—solo la verdad —se defendió haciendo que Claus hiciera una mueca.
—entonces… tu verdad es una venganza que no tuvo nada que ver conmigo… asesinando a mis hombres y a la mujer que amaba —el shock y el desconcierto cruzo la mirada de su hijo y el hombre que Claus sostenía.
—¿Qué? —el hombre miro a la mujer quien intento mantener una expresión de víctima, casi al borde de las lágrimas.
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Editado: 20.08.2024