—li-lindo oso… —murmuro con calma Layla mientras se alejaba lentamente, el ojo solamente olfateaba el aire y gruñía acercándose en cuatro patas en dirección a Layla.
Intento correr, pero el animal venía detrás de ella a gran velocidad, Layla dejó escapar un grito fuerte tropezando con una rama y cayendo de cuerpo completo al suelo, el oso de pelaje negro venía a gran velocidad, Layla solo pudo hacerse bolita esperando el impacto que nunca llego pues directo al cuello del oso Kay se había tirado a atacarlo sin querer soltarlo.
Atónita solo miraba la escena viendo como su tobillo se inflama rápido y algunas rapas habían raspado su piel, a pesar de estar viendo al lobo luchar con un oso, su memoria recordó de nuevo como Hades se había abalanzado contra aquel hombre que al final murió de una potente mordida del Can.
Todo quedo en silencio un momento cuando el oso huyo mar herido y Kay se tiro sobre las piernas de Layla.
—bu-buen chico… eres un buen chico —susurro con lágrimas en los ojos intentado detener la hemorragia de una de las patas de Kay al quitarse el abrigo.
El lobo solo se había quedado allí respirando de manera irregular.
Hasta que su propia vista se nublo poco a poco, su pecho se agitaba de tanto dolor.
Las imágenes de Cecilia, Vera, Hades y demás personas que la habían ayudado inundaban su mente sin cesar.
—Nooo!! —se despertó de un grito sentándose en la cama, asustada mirando sus piernas.
A su lado Claus la miraba asustado y del otro lado Nico.
—¿Lila? ¿Lila? —ella ignoraba a ambos comenzó a pensar en lo sucedido, ¿Por qué no estaba en la carretera? ¿Por qué era de día? ¿Nico allí? ¿Claus allí?
Levanto la mirada hacia ambos hombres recordando poco a poco lo sucedido.
—Nico… —este soltó un suspiro tomándola por los hombros con cuidado recostándola de nuevo en la cama.
—sí, soy yo, debes recostarte, el doctor ya viene —Layla se recostó en la cama mirando a Nico quien lucía preocupado.
—Layla… —sin querer hacerlo miro a Claus, el hombre se veía cansado, con ojeras marcadas, regreso su mirada a Nico antes de que el doctor entrara
—¿Cuánto tiempo paso?
—solo un día, tranquila. —miro su pierna en una férula y suspiro.
—necesito que salgan por favor. —ambos hombres dudaron, pero salieron casi al mismo tiempo, la enfermera acomodo la cama para que Layla estuviera sentada.
—esta vez… cuantos huesos me rompí? —pregunto con una sonrisa de medio lado.
—no muchos, solo tienes el tobillo lesionado, unos días de descanso y estará como nuevo —Layla asintió.
—ya… ya lo recordé… todo —el doctor miro con incredulidad a la mujer y luego a la enfermera.
Layla se froto la frente quejándose del dolor.
—te golpeaste fuerte la cabeza —hago con calma el doctor a lo que Layla asintió.
—Kay… ¿Cómo esta Kay?
—está bien… sobrevivirá —Layla miro a la puerta viendo a Stefan entrar, soltó un suspiro de alivio frotando sus ojos.
—me arde la vista —se quejó pestañeando varias veces.
—sí, es normal —Stefan no dejaba de mirarla, la mujer se veía mucho más seria, hacia escuchado detrás de la puerta, por ello fue que entro.
—¿Cómo te sientes?
—mmm… bien… pero… tengo la garganta seca. —se quejó tragando saliva, sintiendo que esta ardía.
—iré por agua —la enfermera salió y ambos hombres se miraron, el doctor entendió y se quedó en la puerta.
—bien… entonces… tenemos que hablar, si es que recuerdas todo —Layla recordó rápidamente que el hombre siempre insinuaba ello, incluso Leonard le había confirmado que para eso eran las terapias.
Layla asintió luego de un momento acomodándose en la cama y soltando un bostezo, la enfermera paso una botella de agua al doctor y este luego a Stefan quien destapo el agua dándosela a Layla.
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Editado: 20.08.2024