No te esperaba

Capitulo 136

—iré al baño —Layla se disculpó levantándose viendo que Nico le regalaba una sonrisa pues sabía que tal vez los olores de la mesa la estaban volviendo loca.

 

Habían quedado en no decirlo aun a sus amigos, pero al ver que todos aun le tenían cariño estuvo por decirlo, solo la detuvo la chica al lado de Enzo.

 

—ella es tan adorable —fue lo último que escucho Layla junto a su risa engreída, Layla solo se miró en el reflejo de un cristal del lugar.

 

No había elegido mal su ropa, un vestido vino tinto con mangas que caían de sus hombros, había traído una chaqueta de semi cuero negro y botas, tal vez había cometido un error con las botas, pero ya no tenía a Vera.

 

Eso la hizo querer llorar una vez que intento regresar a la mesa.

 

Sus amigas ya no estaban.

 

Arreglando su maquillaje y su cabello se dispuso a salir cuando apenas en la puerta estaba Enzo apoyado a la pared, al escuchar la puerta abrirse giro su rostro para mirar a Layla de pies a cabeza.

 

—vaya… ¿te han dicho que estas hermosa? —Layla rodo los ojos y paso por su lado, pero este la tomo del brazo haciéndola girar.

 

—Enzo, suéltame —el tono molesto solo motivo a Enzo a que esta caminara unos pasos más atrás acorralándola contra la pared.

 

—ay cariño ¿en serio no me extrañas? —Layla ni siquiera sonrio al mirarlo a los ojos.

 

—sabes que siento cuando te veo? —La sonrisa engreída de Enzo simplemente le daban más ganas de vomitar.

 

—¿Qué vez? —Mordiendo su labio inferior sus nervios comenzaron a flaquear, la mirada café que antes brillaba, simplemente se había obscurecido.

 

—al imbécil que si no me suelta… le romperé la cara y no me importa si eso atrasa tu trabajo. —la sonrisa se congelo en el perfecto rostro de Enzo, tomo de la cintura a la mujer mientras esta planta sus manos en el pecho de este. —Enzo, última advertencia. —hablo en tono bajo, pero este acercó a su oreja sus labios.

 

—vamos, no me dirás que en serio te gusta Niccolo ¿o sí? —la burla en el rostro de Enzo solo hizo molestar a Layla

 

—es más grande que tú, si te interesa saber —con la mirada baja, Enzo gruño golpeando la pared decidido a besar a Layla en los labios, esta frunció los labios golpeando con las manos el pecho de Enzo haciendo que esté riera hasta que la tomó de las muñecas sin esperar que la rodilla de Layla diera directo en su entrepierna.

 

—pu-ta… —y de nuevo le dijo un fuerte empujo haciendo que con la caída y el quejido de Enzo atrajera la atención de las personas, Nico se levantó rápidamente yendo hasta los baños viendo como Enzo estaba sujetándose la entrepierna y Layla estaba hasta el otro lado decidida a querer golpearlo.

 

—¡te dije que me dejaras en paz! —Nico la abrazo para que no fuera a golpearlo más poniéndola detrás de él.

 

—¿Qué mierda crees que estás haciendo? —grito mirando con enojo como incluso uno de los meseros se acercaba a mirar y luego se regresaba por donde había llegado.

 

—¡¿tú qué haces con ella?! —Grito Enzo molesto apuntando a Layla mientras se levantaba como podía, su rostro estaba rojo de la vergüenza y la ira, y el dolor. —¡¿te gusta comerte mis sobras?! —esto altero aún más a Layla quien de nuevo intento avanzar.

 

—¡¿a quién llamas sobras?! Déjame, ya lo voy a matar —la chica de pelo morado llego socorriendo a su novio quien se veía ligeramente adolorido por su postura encorvada.

 

—¿Por qué lo golpeas? ¿Quién te crees? —la mujer miro ofendida a Layla e intento irse contra ella.

 

—¡le dije que me soltara! —Nico miro a Layla a los ojos y luego a Enzo.

 

—¿en serio? Hermano, dijiste que lo habías superado. —Nico parecía aburrido y molesto; había conversado con Enzo antes que, con todos, él se veía muy poco interesado en que Layla estuviera en esa reunión, pero con la actitud de ahora es obvio que no.

 

—¿no vez lo que hace? Solo quiere… estar entre nosotros, solo quiere fama, ¡es una enferma! No sabe separar al personaje de la persona —grito con furia ganando la mirada enojada de Nico.

 

—¿en serio? Tu hablando de eso —el resto de los chicos llego justo a tiempo solo para ver la escena.

 

La discusión se volvió acalorada y el gerente los mando a sacar a todos; una vez afuera todos parecían divididos y molestos.




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