—¿invitaciones? —pregunto Nico sentándose al lado de Layla en la cama.
—listo —dijo Layla cerrando su lapto y mostrándole una caja donde estaban las invitaciones.
—el pastel… las flores? —dijo leyendo la lista en sus manos.
—listo y listo —Nico lo tacho viendo a Layla quien lucía emocionada, como una niña.
—¿el vestido? —elevo una ceja hacia su futura esposa, sabia lo emocionada que estaba, incluso a punto de mostrarle el vestido.
—¡super listo! —aplaudió con emoción, teniendo un pequeño baile sentada en la cama.
—ya tienes el maquillador ¿el estilista? —Layla asintió, yendo directo a abrazar a Nico, acurrucándose a su lado.
—sí, todo súper listo, el peinado es muy bonito —Nico dejo un beso en la frente, acariciando los cabellos
—eres hermosa, no me harás decir lo contrario —Layla se rio bajito sintiendo las manos de Nico recorrer sus muslos. —y… ¿debajo? —Layla lo entendió perfectamente, cuando la mano de Nico llego hasta sus bragas tirando de esta lentamente.
—mmm… si tengo algo especial para ti —murmuro sobre el cuello de Nico, haciendo un camino de besos hasta sus labios.
Ambos se rieron entre los besos, gracias a las caricias que hormigueaban sobre la piel. El celular de Layla sonó y vibro sobre la cama ganándose un par de palabrotas por parte de Layla, Nico solo se rio dejando besos en la mejilla hasta que Layla escapo de mala gana de los brazos de Nico, gateando hasta tomar el celular.
Su semblante cambio. —si?
—¿Cuándo pensabas decirme que te vas a casar? —Layla escucho el regaño desde el otro lado de la línea solo pudiendo poner los ojos en blanco.
Se sentó en la cama mirando como Nico fruncía el ceño, incluso con el silencio de la habitación había escuchado el tono enojado de la línea.
—gracias por preguntar como estoy —dijo con sarcasmo.
—¡¿Cómo te vas a casar sin avisarnos!? ¡ni invitarnos! —grito la mujer al otro lado de la línea haciendo que Layla despegara su celular de la oreja un poco.
Desde que recupero sus recuerdos detestaba no poder decirle a su madre todo lo sucedido, sabía de antemano que la mujer no la consolaría o la reconfortaría de alguna manera, simplemente la culparía de todo haciéndola sentir peor.
—hasta donde recuerdo te dije que no volvieras a llamarme —recordó el evento que la llevo a bloquear a su madre temporalmente, su medio hermano; su madre se desvivía por él al punto de que este no aprendía de sus propios errores ni consecuencias de los mismos.
—que mal agradecida hija eres. —Layla suspiro contando mentalmente hasta diez. —yo te parí, te di ese tamaño que tienes… —grito la mujer haciendo que Layla se imaginara la escena, para su madre ella siempre tendría la culpa de sus problemas.
—no vengas a sacarme esas cosas en la cara cuando sabes bien que pude ayudarte cuanto pudo, ahora mismo no estoy —no pudo terminar de hablar cuando la mujer siguió gritando al otro lado de la línea.
—además que te vas a casar, ¡no tienes dinero! —la mujer parecía ofendida, Layla solo bromeaba sobre eso, pero ahora que había estado en medio de todo estaba segura que no lo deseaba.
—si para eso me llamas pues entérate que no, no tengo dinero ni mucho menos un trabajo —Layla no iba a decirle que esperaba un bebé mucho menos ahora, su madre era capaz de maldecirla aún más.
—espero que cuando te llegue a pegar, no vengas a llamarme para que tu hermano te salve —y eso fue todo, la cara atónita de Layla pasando a enojo puro fue algo que él no esperaba ver, ni con Enzo Layla había actuado así.
—pues espero que no tengas que volver a llamarme cuando vuelvan a meter preso a tu querido hijo, no me llames hasta que entiendas porque me fui. —al colgar la llamada volvió a bloquear el nuevo número de su madre y tiro el celular en la cama sintiendo todo su cuerpo temblar de enojo.
Nico se bajó de la cama abrazando a la mujer frente a él quien comenzó a llorar en silencio mientras lo abrazaba con fuerza.
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Editado: 20.08.2024