No te esperaba

Capitulo 164

—y a Stefan —vio a Layla levantar una ceja, era la peor y más clara mentira que hubiera podido inventarle.

—mami… él tambien sabe español —dijo la niña con emoción, señalando a Claus, Layla solo miro a su hija y luego al hombre frente a ella.

—vaya… quien lo hubiera creído —su tono sarcástico no le hizo gracia a la pequeña, conocía a su madre y solo usaba ese tono con su tío Stefan.

—sí, tu mamá es buena maestra —Layla tenso sus hombros, ella no le enseño nada a ese hombre.

—no recuerdo eso —Claus sonrió de medio lado.

—bueno… sabía muy poco, tú me enseñaste el resto —Davida miraba a ambos adultos con atención ¿ese hombre le estaba coqueteando a su mamá? Según su poco conocimiento gracias a las novelas en la televisión así parecía.

—entonces… ¿vamos a la casa? —indago con emoción la pequeña.

—no —fue rápido y contundente, haciendo poner triste enseguida a la pequeña.

—pero…

—entiendo… —Claus miro su helado parcialmente derretido y luego a Layla. —estaré varios días en casa de Stefan —a pesar de las gafas oscuras Layla asintió, tomando de vuelta su bolso dispuesta a salir de allá.

Los sentimientos que aún mantenía por Claus resurgían desde el fondo de algún lugar oscuro en su corazón.

Sus manos picaban recordando la última vez que la tomo.

Layla había estado tan asustada en el parto que agradecía que esta vez el hombre estuviera allí para ella, pero fue realista, Claus no todo el tiempo estaría allí para ella.

Sin despedirse se marchó del local cargando a una pequeña Davida que solo miraba la espalda de aquel hombre sentado.

Su madre que solía hablar hasta por los codos no le hablo en todo el camino de regreso a casa en el jeep, la podía ver justo como las veces en que su madre pensaba en su padre.

—mami… ¿no te cae bien ese señor? —Layla solo aparto la mirada al retrovisor para ver a su hija con el rostro afligido.

—no… no es eso amor… solo… hace mucho que no lo veía —respondió luego de haber tomado una gran bocanada de aire, apretando el volante en sus manos.

—¿entonces? —la pequeña subió los pies al asiento viendo sus rodillas rojas por las heridas.

—no me cambies el tema Davida… si recuerdas lo que te dije ¿sobre los extraños? —la niña se cruzó de brazos.

—pero él no es un extraño —Layla frunció el ceño sintiendo que su corazón se aceleraba.

—¿de que estas hablando jovencita? —Layla tenía que detener el auto o le daría un ataque de pánico.

—vi su cara… en el video de cuando nací —Layla freno en seco, ella pensó haber ocultado demasiado bien esas cosas, pero al parecer la pequeña lo había visto.

Detuvo el auto al llegar a la casa mirando a todos lados como si alguien estuviera ocultándose entre las sombras de los árboles.

La niña apretó los labios mirando por la ventana como su mamá, pero solo viendo el cielo azul.

—Davida Sofía —Elevo una ceja y se desabrocho el cinturón.

—si… si los vi, pensé que él era papá —el corazón de Layla se encogió en su pecho cuando los ojos de su hija se llenaron de lágrimas.

—cariño… —se bajó del auto rápido abriendo la puerta trasera y sacando a su hija de la silla de seguridad dándole un fuerte abrazo. —cuanto lo siento… —susurro entre los cabellos de la pequeña dejando salir las lágrimas que contenía.

—ya no quiero que llores mami —Layla miro a su pequeña a los ojos limpiando las lágrimas de esta con su pulgar.

—no llorare más cariño —Layla aspiro hondo caminando hasta la entrada de la casa y bajando a la pequeña para luego acomodarle la ropa y los cabellos. —no quiero que te preocupes por mi ¿sí? Mami solo… es nostálgica —asintió y la niña solo la imito limpiándose con el dorso de su manita las lágrimas de sus ojos.

—pensé que… podía ser el tío teffy mi nuevo papá —Layla se rio negando varias veces.

—dime que no se lo pediste —Davida bajo la cara avergonzada, ahora entendía porque Stefan bromeaba con ella frente a la niña.

Se rio limpiando sus propias lágrimas.

—no amor, no miro al tío Stefan de esa manera… —no pudo evitar reírse cuando su hija seguía con sus mejillas rojas

—él dijo lo mismo —Layla asintió levantándose y abriendo la puerta. Stefan podría ser muchas cosas, pero para padre de Davida no.




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