—¿Por qué lo dejaste entrar? —fue clara al otro lado de la línea, Stefan solo miro a Claus sentado como perro regañado en la silla frente a él.
—yo tambien extraño a mi sobrina, Lila —la escucho morderse la lengua. Aprovecho para hablar en el mar de silencio al otro lado de la línea. —solo te extraña, esta vez tú lo alejaste, no yo. —Claus miro a su amigo sonreír como si hubiera recordado un chiste.
—bueno… pero no le des mi dirección. —le advirtió por la llamada, pero sus ojos pararon rápidamente en Claus.
—jamás me atrevería a hacer eso —el tono sarcástico paso desapercibido por Layla.
Escucho unas risas al fondo y supuso que la madre de la pequeña Davida necesitaría toda su atención.
—te dejo quería, creo que tienes cosas de mamá que hacer —no espero despedirse, el hombre ya había colgado.
—Dav, se juega es afuera de la casa —ambas niñas se miraron sin saber que hacer.
—pero mamá… ¿no has visto al señor Hades? —Layla ajusto los lentes en su rostro como si así pudiera enfocar su vista mejor.
—no, aquí adentro no está, búsquenlo afuera —las niñas volvieron a asentir y salieron de la casa gritando llamando al animal.
Layla siguió en la cocina refunfuñando, Davida ahora sabia de Claus y no solo eso, su abuelo se había encargado de contarle demasiadas cosas que ella esperaba contarle a Davida cuando fuera mucho mayor.
Tampoco quería que la niña la notara llorando por los rincones de la casa, a pesar de la terapia no podía soltar el recuerdo de su esposo, para eso se habían mudado, quería evitar los ataques de pánico, quería tranquilidad.
Dejo de escuchar sus gritos en el patio hasta que la mejor amiga de su hija y vecina entro desde el frente corriendo hasta la cocina sola.
—Señora Eli! Dav está hablando con un señor grande!! —Layla miro con horror a la pequeña de cabellos rojos y tomo el arma de lo alto del closet, cargando esta rápido.
—quédate aquí escondida ¿sí? —la pequeña le hizo caso pues en su vida había visto a ese hombre y ambas madres quedaron de acuerdo en cómo educar a las niñas gracias a que ambas habían ocultado sus identidades era obvio que los desconocidos eran un total peligro para las niñas, más de lo normal.
Apenas salió de la casa tiro del guardamano captando la atención de Claus, quien solo miro a la mujer con la postura dispuesta a dispararle.
—La-
—Claus!!! —grito apenas lo reconoció bajando el arma y volviendo a colocarle el seguro a la misma.
—ma-mami… el señor Hades esta allá arriba —Layla miro donde señalaba la pequeña mano de su hija solo para ver al gato negro con blanco sobre lo más alto del árbol.
Ambos compartieron una mirada y Layla solo lo señalo.
—Baja en este instante o veras como te bajo anciano! —Claus miro incrédulo a la mujer que había hablado en griego, el gato solo maulló y luego de pensárselo unos segundos se levantó y comenzó a bajar.
Miro a Claus y este solo levanto las manos y se alejó un paso.
—en mi defensa… Stefan me envió aquí… —Layla lo miro con los ojos entrecerrados, recordando el tono de voz de Stefan al celular hacia un par de horas antes, él ya le había dado la dirección a Claus.
El enviarlo solo fue una pequeña broma para él.
—juro que lo golpeare —se dijo así misma mientras su hija llamaba al gato que ya comenzaba a bajar del árbol.
—vaya… te hizo caso —murmuro Claus viendo la escena de la pequeña Davida abrazar al gato cuando este bajo.
—y más le vale, yo soy quien le da de comer —se dio la vuelta cuando vio a Davida correr a la casa. —vas a venir o ¿no? —Claus salió de su shock caminando rápido detrás de Layla.
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Editado: 20.08.2024