No te esperaba

Capitulo 169

Arriba en las escaleras estaba una confundida niña de cinco años mirando como aquel hombre grande abrazaba a su madre mientras ella lloraba.

¿tan terrible fue el pasado de su mamá?

Su abuelo tampoco le quería decir y ahora escucharlo de su madre no era nada alentador para su pequeño corazón, sabía que los adultos eran complicados, pero no a ese punto.

—¿mami? —dio un salto rápido y vio como la pequeña niña con lágrimas en los ojos se acercaba corriendo, Layla se bajó de la silla abrazando a su pequeña hija bajo la mirada atenta de Claus.

Le hizo una pequeña seña con su manita para que se uniera al abrazo a lo que Claus negó, pero la pequeña frunció el ceño confundida y enojada.

—¿por… ¿Por qué andas escuchando las conversaciones de adultos? —tomo a la pequeña de los hombros y esta la miro con sus ojos verdes muy abiertos.

—mami… —murmuro asustada la pequeña.

—no tienes por qué pedirle a un extraño que este conmigo —los ojos de Davida se llenaron de lágrimas muy rápido, se movió bruscamente hasta quitarse del agarra de su madre.

—¡¡ya no quiero que llores porque papi no está!! —grito tan fuerte que dejo quieta a Layl ay muy sorprendido a Claus. —y él no es un extraño! Así… —su tono de voz bajo mirando a Claus. —¡¡dijiste que papi no volverá del cielo!!

—Dav…

—entonces… ¡quiero un papi nuevo! —la pequeña corrió hasta la pierna de Claus abrazándola con fuerza.

Ambos adultos miraron a la pequeña y Layla se levantó frunciendo el ceño.

—oh no, no lo querrás de padre —Claus ofendido levanto a la pequeña entre sus brazos, sintiendo como esta se aferraba a su camisa.

—sabes que puedo ser un buen padre —afirmo con seguridad ayudando a limpiar con sus pulgares las mejillas gordas y rosadas de la niña.

—eso lo sé y tu deberías entender más que nadie porque no puedes —Claus sintió en el fondo de su corazón una punzada.

—pues… no deberías preocuparte por ello —Layla lo miro confundida limpiándose las lágrimas.

—¿eh? —la pequeña tenía una mirada llena de curiosidad

—por eso vine… me voy a mudar aquí —Davida grito de alegría y Layla solo mantuvo su semblante serio.

Debía llamar a Stefan.




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