Fue el suspiro más largo que la mujer dejo salir.
—así que… puede ser una falsa alarma… —ambos evitaron mencionar el nombre de Stefan en todo eso.
Tampoco el hombre se había reportado desde entonces y Claus no sabía cómo tomarse ese silencio.
—pero creo que… siendo nosotras… esto representa una alarma. —ambas mujeres asintieron, se habían quedado afuera en la acera mirando a Claus por la cámara de video contándole alguna historia a Davida.
—¿Qué le has dicho a las niñas? —murmuro la mujer dejando salir humo por la nariz, el frio a esa hora llegaba a ese extremo.
—Tabitha es inteligente igual que Dav… pero aun así me preocupa —Layla abrazo por los hombros a su amiga y esta solo cerro los ojos.
—Elizabeth… —Layla solo la miro a los ojos con atención.
—¿si?
—si… llegara a pasarme algo… —Layla sintió un nudo en su garganta al instante, la mujer le recordaba ciertamente a Cecilia.
—no nos pasara nada —Alma asintió mirando el cielo estrellado.
—pero si sucede algo… prométeme que cuidaras de Tabitha
—la quiero como si fuera mía… la cuidaría bien —murmuro con seguridad, sintiendo como Alma le regresaba el abrazo.
—eso significa mucho para mí —se podía escuchar como sorbía por su nariz, señal de que iba o estaba llorando.
—lo se… —ambas se separaron intentando sonreír.
Se separaron con calma mirando la calle.
—mañana será otro día…
—todo va a estar bien, las niñas estarán bien —Layla quería creer sus propias palabras, pero no podía, algo en su subconsciente le decía que mantuviera a la niña tan cerca de ella que le asfixiaba.
Cuando entro a la casa se dejó caer en el sofá sollozando, froto sus manos y mirando al cielo susurro.
—por favor dios… si estas allí, no permitas… no- no permitas que le pase nada a Davida… es… es todo lo que tengo —suplico con lágrimas corriendo por sus mejillas.
La aprensión en su pecho la hizo tomar uno de los cojines y abrazarlo, debajo de este había un abrigo de Davida, lo tomo oliendo el perfume de bebé en este.
—¿Lila? —la voz profunda de Claus desde las escaleras la hizo mirar al hombre y solo con extender los brazos este se acercó rápido pero silenciosamente tomando asiento en el sofá a su lado.
—las niñas estarán bien —murmuro con seguridad, dejando el rostro de Layla en su pecho.
—¿es… es egoísta pedirte que te quedes? —Claus no entendía la pregunta, Layla se mantuvo en silencio durante un rato. —no… no podre sola… —la alejo un poco de su pecho solo para mirar sus ojos cafés oscuros y brillosos por las lágrimas. —si algo pasa… no podre sola con ello —volvió a quebrarse cerrando con fuerza los ojos.
A pesar de limpiar las lágrimas en sus mejillas, estas seguían cayendo.
—no te dejaría sola, amore. —beso la frente de Layla bajando con cuidado por la nariz hasta sus labios, depositando un ligero beso sobre estos.
Layla correspondió al beso con calma, hasta que se alejó de él.
—Cla-Claus… lo… lo siento… —el hombre negó varias veces. —quiero… quiero amarte, pero…
—no importa cuánto tiempo me tome… me quedare aquí —Layla aspiro con fuerza por su nariz mocosa hasta que Claus volvió a abrazarla.
Ver al hombre en aquella cama con un disparo perfecto a quema ropa vino con fuerza a su mente.
Layla no era débil y como todo gato acorralado sacaba las garras y no importaba que tanto daño hacía, si era para defenderse ella misma o a su familia, lo haría.
Lo que no le gustaba era como la mujer aun no podía dejar esa culpa de lado.
No lo amaba porque sentía culpa.
No quería ser feliz porque sentía culpa.
Culpa por Niccolo.
Culpa por Cecilia.
Culpa por Dominic y Lewis
Culpa por Vera.
Culpa por Hades.
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Editado: 20.08.2024