Los siguientes días en la escuela se prohibió ir al bosque y guardias extraños se mantenían por los alrededores de las sombras del bosque.
Hombres de Stefan.
Este se había puesto en contacto con Claus a la mañana siguiente diciéndole que efectivamente habían violado las fronteras de la ciudad dejando a varios hombres muertos.
Esto no dejo nada tranquila a Layla quien le pidió a uno de sus amigos dentro del edificio donde había trabajado un GPS lo suficientemente pequeño para que, si hija lo usara sin problemas y desde ese día, Layla le abrió las perforaciones de las orejas a Davida y Alma a Tabitha.
Las niñas no se enteraron de que eran esos aretes más allá que un regalo por su buen comportamiento en la escuela.
Stefan no había logrado conseguir nada de esas personas por más que peino la ciudad y con el paso de las semanas los guardias disminuyeron en cantidad por los alrededores.
—a que no te atreves a ir al bosque —dijo con altanería Leo viendo de manera retadora a Tabitha.
—no podemos, la maestra dijo …
—¿ven? Tiene miedo de ir al bosque —se burló leo haciendo que los demás se rieran y burlaran de las niñas.
—es culpa tuya, por decir que había un extraño allí —lo acuso Tabitha directamente haciendo que el niño se enojara.
—¿le tienen miedo a un fantasma? —ambas niñas se miraron.
—no iré al bosque —sentencio dando un fuerte pisotón, su madre y su tía habían enfatizado en jamás pisar el bosque sin importar que, no debían hacerlo y ella no desobedecería a su madre.
—eso se esperaría de una niña sin papá —Davida miro con enojo al niño y luego abrazo a su amiga. —ni se porque te juntas con ella. —señalo de manera despectiva a Tabitha haciendo que la pequeña bajara la cabeza.
Sabía que eso pasaría, sentía envidia de que Davida ya tuviera papá, una vez estuvo por decirle “Papá” a Claus, pero este lejos de enojarse o regañarla lo había dejado pasar, sentía que incluso su tía le tenía lastima por ello.
Solo eran su madre y ella.
—seguro que es porque su mamá tampoco es su madre, solo míralas, parecen unos vampiros y su madre es morena —los niños comenzaron a reírse y señalar a Davida. Ella sabía eso desde que podía hablar, su madre tenía un lindo tono de piel mientras ella era muy blanca, cuando vio a su abuelo supo que había salido igual a su padre y se sentía orgullosa de ello, su madre la llenaba de amor todos los días, pero cuando descubrió que lloraba por su padre en el cielo, quiso que este regresara, cuando ella le explico que no podía la tristeza volvió a ella y ahora en la escuela. No iba a tolerarlo.
Ambas niñas se tomaron de las manos con fuerza.
—¡cállate, boca apestosa! —todos comenzaron a reírse cuando Davida se tapó la nariz. —¡te apesta! ¡Eres un apestoso que no se lava los dientes! —Leo retrocedió con los labios fruncidos escuchando las risas de sus compañeros.
—¡mentirosa! Ni siquiera tienes papá —las apunto con el dedo —¡son huérfanas! por eso son amigas —los demás niños comenzaron a canturrear lo que decía Leo hasta que Tabitha se soltó de la mano de Davida y empujo con fuerza al niño rubio hasta que este se cayó sentado de trasero.
Todos guardaron silencio hasta que Leo se levantó y arranco del cuello la cadena que tenía Tabitha.
—¡regrésamelo! —Leo comenzó a correr mientras ambas niñas iban detrás de él en dirección al bosque.
—¡no le hablo a huérfanas! —grito Leo llegando al bosque mientras los amigos del niño corrían detrás de las niñas expectantes de como fuera a desarrollarse la pelea.
Tabitha lo alcanzo y le dio un puñetazo en la nariz que lo hizo sentarse de trasero.
Al niño no le tembló que pulso en jalar de los cabellos a Tabitha y tirarla al suelo.
—¡Tabi! ¡Dejala! ¡Apestoso! ¡Dejala! —Davida la tenían agarrada de ambos brazos y por más que se removía no podía soltarse.
La pequeña se intentó cubrir la cara mientras el niño la golpeaba.
Los gritos de los niños hicieron que se detuviera cuando detrás de él escucho un gruñido animal.
Se quedó muy quiero sintiendo el aliento caliente en su cuello.
—es… es… un lobo —Davida aprovecho a soltarse de los demás niños y correr hacia Tabitha empujando a un niño rubio en estado de shock.
—e-eso… —el gran lobo gris rugió haciendo que todo su lomo se erizara, el pequeño niño rubio orino su pantalón incapaz de moverse.
—ma-mamiiii… —lloriqueo cuando el lobo se acercó, sus amigos comenzaron a correr y Leo tambien, las niñas se quedaron allí, Davida abrazando a Tabitha limpiándole la cara rojiza de las heridas.
—¿Niñas? —una voz masculina detrás de ella las hizo girar, solo para encontrarse con el rostro familiar de uno de los guardias de la casa de su tío Stefan.
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Editado: 20.08.2024