No te esperaba

Capitulo 184

—esa perra… —gruño Layla mirando a la mujer quien vestida muy formal y con lentes de sol puestos a pesar del cielo nublado.

Los niños salieron gritaron buscando a sus padres y ambas niñas miraron a todos lados para luego mirar a Layla y correr hasta ella tocando el auto.

—¡¡llegue primero!! —grito Tabitha para luego ambas reírse y Layla se relajó.

—bien, vámonos tripulación —las niñas se quitaron sus bolsos y subieron al auto.

—¿y papi? —pregunto Davida mientras intentaba subir por su cuenta, Layla la ayudo a subir mientras ella se movía hacia su asiento.

—el ti Stefy lo necesitaba hoy, así que lo verán en la cena —las niñas asintieron viendo a Hades sentado en el asiento del copiloto.

Les maulló y se pasó al asiento de atrás recibiendo las caricias de las niñas.

—Mami… crees que… podamos ir a hablar con el tío Stefy? —Layla quien conducía miro por el retrovisor.

—claro, ¿Por qué? ¿paso algo en la escuela? —las niñas se quedaron calladas compartiendo una mirada.

—es que…

—unas niñas mayores nos dijeron que si no le decíamos al tío Stefy que organice la fiesta de Halloween se meterán con nosotras —Layla freno en seco haciendo que las niñas miraran asustadas a la mujer.

—¿Qué? —Tabitha miro con ojos de cachorro a su tía.

—Tía Eli… solo queremos que nos dejen tranquilas —la mujer solo apretó el volante y respiro hondo contando hasta diez

—entonces ¿Qué le pedirán al tío Stefy? —ambas niñas lo volvieron a pensar.

—que… organice este año la fiesta de Halloween en la escuela —Layla asintió y las niñas se emocionaron.

—¿de qué van a querer sus disfraces? —intento mantener su mente ocupada en ellas, solo en ellas.

—quiero… usar un traje del doctor extraño, como el de papá —Layla no pudo evitar por una vez, tener un buen recuerdo de Niccolo con ese traje puesto, con una leve sonrisa en los labios asintió.

—bueno… me pondré más a la obra entonces… ¿y tú Tabi? —miro por el retrovisor como la niña miraba pensativa a la nada con una mano en su mentón.

—mmm… quiero ser… ¡la bruja escarlata! —dijo con seguridad, Layla asintió, tendría que comenzar a ver tutoriales de ello.

Podía hacer una copia exacta de ambos trajes y que Alma se encargara del maquillaje y de los peinados, hablaría con ella apenas llegara la hora de la cena.

Llego a la empresa por el apuro de las niñas quienes saludaron a las personas a su paso y corrieron hasta el ascensor intentando presionar el botón, al no alcanzar uno de los vigilantes se acercó y lo presiono por ellas.

—¡gracias señor! ¡Mami, apúrate! —el hombre mantuvo la mano en la puerta mientras Layla terminaba de avisarle a la recepcionista sobre su llegada.

Camino rápido hacia las puertas sosteniendo a Hades e sus brazsos; entrando con ambas niñas quienes iban emocionadas hasta que las puertas volvieron a abrirse, corrieron hacia la entrada de la oficina de Stefan tocando la puerta antes de abrir entre las dos la puerta.

—¡¡TÍO!! —gritaron al unísono corriendo hasta el escritorio del hombre, este las miro con una gran sonrisa mientras el asistente de Stefan se hacía a un lado.

—princesas… —sentó a cada niña en una de sus piernas y estas con emoción besaron la mejilla de Stefan.

—vaya… ¿a que debo tanto bombardeo de amor? —se rio cuando las vio sonrojarse.

—bueno… es que… —Davida comenzó a jugar con sus dedos.

—unas niñas nos retaron —Stefan frunció el ceño cuando Tabitha termino de hablar.

—dijeron que sabían que eras nuestro tío y… nos dijeron que tu organices la fiesta de Halloween de este año ¿lo harías, tío? ¿por nosotras? —ambas hicieron puchero haciendo que el hombre mirara a Layla quien tambien se veía avergonzada, no querían molestar al hombre más, pero el mismo fue quien se quiso involucrar primero cuando fue el primero en ser avisado sobre el incidente con las niñas en el bosque.

—Claro… déjenselo al tío Stefan —las niñas gritaron emocionadas abrazando al hombre.

—¡gracias tío! —Tabitha le volvió a dar un beso en la mejilla y luego Tabitha.

—gracias tío

—lo que sea para mis niñas —Layla no entendía la amabilidad del hombre, pero así era Stefan. Layla solo musito un “gracias” sin dejar de acariciar el pelo del gato en sus brazos; este apenas asintió.

El haría lo que fuera por las dos pequeñas.




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