Hace un año atrás
—quédense, es peligroso que conduzcas así —Las niñas no dejaron de mirar a Layla con miradas suplicantes. —avísale a la señortia Belleri —Layla solo suspiro y saco su celular avisándole a Alma que no tenía opción, debía pasar la noche en casa de Stefan.
—listo, dijo que está bien —las niñas gritaron emocionadas y solo Davida tomo la mano de Stefan.
—vamos a jugar Tío! —dijo Davida llevándose de la mano a un Stefan quien iba inclinado tomándole de la mano, le extendió la otra a Tabitha y esta dudo unos segundos para luego tomarla y caminar con el hombre hasta la habitación de juegos que el mismo preparo para Davida.
Tabitha miraba todos los juguetes y jugaba con todos ellos.
—¿te gusta? —la pequeña asintió abrazando un conejo marrón con un gran lazo rosa.
—puedes llevártelo —los ojos de la pequeña se iluminaron.
Tabitha había pensado siempre que todos esos juguetes eran solo de Davida y esta los compartía con ella, jamás Davida se había llevado nada de la casa, pero ahora el dueño de esta le decía que podía llevárselo.
—¿sí? —pregunto aun con duda viendo a su amiga correr afuera llamando a Kay, el gran lobo de la casa.
—si no te gusta escoge cualquiera —ella negó tantas veces que Stefan solo se rio y le alboroto los cabellos. —bien. —ella miro y luego le tomo de la manga de la camisa
—gracias… tío… —murmuro haciendo que el hombre se sentara por completo en el suelo, completamente encantado por la dulzura de la pequeña, sus ojos eran unos verdes mucho más claros que los de Davida y la cantidad de pecas que comenzaban a aparecer en sus mejillas le sentaban bien con sus mejillas rosadas y gorditas.
Siempre se imaginó adoptando a una niña o teniéndola con algún vientre en alquiler, cuando se enteró del embarazo de Layla hubiera preferido tenerla cerca, más por sus dudas sobre si estaría a salvo con Niccolo, pero cuando llego al hospital y la encontró en ese estado su corazón se hundió; no podía decir si estaba enamorado de la mujer o solo le tenía cariño, pero verla en ese estado, solo le dieron ganas de quemar en mundo a su alrededor solo para hacer pagar a los culpables.
Estuvo el día del nacimiento de Davida, justo detrás de la cámara, Habían visto sangre en toda su vida y tomado la misma, pero nada los preparo para una cesárea, entre ambos (Claus y él) se habían puesto de acuerdo para ello y allí estaba Davida, llorando y gritando con sus puños apretados en los brazos de Claus y apenas Layla la sostuvo cerca la pequeña dejo de llorar, pero ahora era Layla quien lloraba e incluso ellos.
Con Tabitha, la pequeña era incluso más diminuta que Davida y eso que la pelinegra apenas había nacido y Tabitha tenía unos tres meses ambas median exactamente lo mismo.
No quería estar tan cerca del caso de Tabitha pero cuando vio a ambas en los cuneros la idea retorcida de que ambas mujeres estuvieran juntas paso por su mente y ahora tenía cerca a Tabitha y su pequeña Davida tenía una mejor amiga.
Cuando esa noche fueron a dormir las metió a ambas en la cama viendo que Tabitha no soltaba por nada del mundo el peluche.
—buenos noches niñas —murmuro Layla dejando un beso en la frente de cada niña para luego alejarse y salir de la habitación.
No pasaron muchas horas cuando escucho un sollozo entre el ruido de la lluvia, incluso Rea se había levantado, camino hacia la puerta y al abrir esta escucho el leve sollozo de una de las niñas, Rea ya se había adelantado por lo que le sorprendió encontrar a Tabitha llorando en mitad del pasillo.
—hey cariño ¿Qué haces despierta? —él cargo rápido y le limpio las lágrimas buscando luego alguna señal de herida.
—quiero a mi mami —por como actuaba la pequeña se notaba que seguía aun adormilada, Stefan la arrullo entre sus brazos hasta que la pequeña dejo de llorar.
Camino por todos los pasillos con Rea atenta siguiéndole el paso hasta que noto a la pequeña completamente tranquila, regreso a la habitación encontrando que Davida estaba tranquila dormida.
Con cuidado dejo a Tabitha sobre la cama, pero esta se aferró a su cuello.
—no… papi —Stefan se quedó muy quieto cuando la escucho decir aquellas palabras, teniendo que recostarse en la cama con ella.
—ya cariño… papá no ira a ningún lado —murmuro dejando que la pequeña se quedara dormida agarrando la tela de su pijama.
Sabía que ese secreto no le duraría mucho, desde entonces secretamente esperaba que la pequeña volviera a llamarle papá, y allí estaba él recortando la foto donde salía Claus y Davida colocando solo a él y la pequeña Tabitha de fondo de pantalla de su celular.
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Editado: 20.08.2024