Nota: este capitulo puede tocar temas sensibles y violecia grafica, leer bajo su propio riesgo.
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—¿Qué hare contigo? ¿eh? —le toco las mejillas a la pequeña las cuales estaban húmedas.
—¡déjame! ¡papi! ¡mami! —grito asusta la pequeña intentando moverse del agarre del hombre.
Este la abofeteo haciendo que por un momento la niña se quedara callada para luego volver a gritar.
—¡cállate! ¡Mocosa! —le cubrió la boca con una mano mientras con la otra intentaba romperle el pantalón del traje, Davida cerro las piernas cuando el cuchillo intento acercarse a ella, apenas y el aire podía llegar a sus pulmones, la sonrisa maliciosa del hombre se ensancho cuando la recostó de lado metiendo el cuchillo por la costura del pantalón.
Un ladrido bestial hizo retumbar las paredes, parecía como si alguna bestia del infierno se hiciera presente; Asustando se alejó de la pequeña niña quien se hizo bolita del miedo, mientras el hombre miro a todos lados hasta que por la puerta apareció un gran perro blanco gruñéndole de manera salvaje.
Rea no tardo en entrar a la habitación observando cómo estaba Davida echa bolita y temblando, olfateo en el aire para luego gruñirle al hombre al otro extremo de la habitación.
—¡aléjate de mí! —Rea no dejaba de mostrar sus colmillos afilados y su pelaje erizado hasta la cola.
El animal se le tiro encima recibiendo apenas un rasguño del cuchillo; Rea no espero y ataco el brazo con el arma arrancándolo de un solo mordisco haciendo que el grito del hombre opacara el sonido de su hueso roto, con ojos abiertos y aterrados miro al perro ir directo al rostro y morderlo fracturándole la mandíbula hasta el punto de contraerla y que el hombre se ahogara con su propia sangre, despego la cabeza desde el cuello arrojándola contra la pared; Rea sacudió la cabeza sin soltar el torso del hombre, hasta que este dejo de moverse bajo sus patas delanteras.
Davida solo miro el lomo blanco de Rea y un líquido rojo pintando el suelo y las patas del perro.
Asustada, corrido fuera de la habitación hasta llegar afuera pero no había nadie, se giró para ver de nuevo dentro de la casa sorprendiéndose con la vista, la mascota consentida a quien siempre le ponía lazos ahora tenía todo el hocico rojo al igual que sus patas.
—Re-Rea… —el kangal miro atenta a la niña mostrando una actitud dócil mientras se lamia la nariz y se acercaba a la pequeña, la olfateo un poco haciendo que Davida abrazara al perro del cuello, este se sentó en sus patas traseras dejando que la niña llorara un largo rato.
—¿me…me llevas con mi mami? —el animal solo miro atento a Davida lamiéndole el rostro.
Se acostó mientras la pequeña se subía en su lomo sujetándose del collar. Rea se levantó y comenzó a caminar con calma mientras Davida estaba encima de ella sujetándose de su lomo y collar.
Layla no sabía a donde ir, no había un camino echo.
—¿a dónde estará? —se froto la mano en el pecho conteniendo las ganas de llorar.
—¿Qué te dijo la niña? —pregunto tambien sin saber qué camino tomar.
—un… un hombre… un hombre le está haciendo daño a mi niña —Layla se quebró dejando que Claus la abrazara.
—mandaste a Rea por ella… la encontrara… —Claus quiso confiar en el animal.
Hades siempre había sido protector con Layla y por como Stefan entreno a ambos animales sabía que al menos la traería sana y salva o los guiaría donde estuviera el cuerpo de Davida. No quería pensar en ello, pues su corazón tampoco resistiría que la pequeña le pasara algo.
—vamos, vamos, caminemos y tal vez sepamos por donde se fue Rea —Layla le tomo un momento largo en reponerse y comenzar a caminar nerviosa hacia el bosque.
—¡¡DAVI!! —Grito con voz rota Layla aun con la mano en el pecho, sentía una fuerte presión además de los pensamientos horribles sobre lo que podía estar pasando su niña.
—Rea!! —Claus silbo para luego quedarse callado esperando escuchar algo entre la brisa y el sonido de las aves.
Layla lo miro con angustia y vio que los ojos del hombre tambien estaban rojos, Claus tambien estaba angustiado por lo que podría pasarle a Davida.
—¡DAVIDA! —siguieron avanzando y gritando hasta que un ladrido particular los hizo detenerse.
Estaba lejos hasta que escucho de nuevo el ladrido y el grito de una voz familiar.
—¡Davida! —Grito corriendo hacia donde venía la voz encontrándose con la niña subida al lomo de Rea y está cubierta de sangre.
Layla tomo a la niña en brazos comenzando a llorar y hasta caer de rodillas en el suelo.
Claus miro como Rea se sentaba en sus patas traseras y movía la cola, se acercó sintiendo su corazón más ligero.
—buena chica… —murmuro acariciando la cabeza del perro y luego unirse al abrazo de Layla y Davida, no tardo que no solo estaba sucia su disfraz, sino que estaba rojo por un costado. Su mente comenzó a pensar lo peor.
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Editado: 20.08.2024