Layla miro las explosiones desde lejos mientras Davida estaba dormida por el cansancio, la niña suspiraba mientras tomaba un mechón de cabello suelto de su madre.
—¿Qué… ¿qué está pasando? —Layla de nuevo estaba alerta abrazando con fuerza a la pequeña, Rea se mantenía cerca de la mujer y la pequeña oliendo los pies de esta con preocupación.
—vámonos, Stefan tiene a Tabitha y Mateo esta con ellos, saldrán bien —trato de calmarla mientras mantenía un arma en su mano apretando el mango con fuerza, no conocía a todos los hombres de Stefan por lo que Frey estaba con ellos, se habían movido hasta los hombres bajo contrato que Stefan tenía como informantes fuera de la ciudad.
—tenemos que movernos, rápido —Layla asintió sin poder apartar la mirada de las columnas de humo entre los arboles; Rea fue la primera en subirse ocupando todo el espacio y luego Layla acunando a Davida dormida en sus muslos.
Subiendo a una camioneta blindada Layla tenía la sensación de que de nuevo todo saldría mal.
—mami… —murmuro la pequeña intentando abrir los ojos.
—calma, calma, mami está aquí —la meció en su regazo acariciando el rostro de la niña con cuidado, las mejillas de Davida que siempre habían estado rosadas ahora lucían pálidas y manchadas de tierra y lágrimas mientras Claus se quitaba su chaqueta y con ella cubrían a la pequeña por completo dejando apenas el rostro de esta a la vista; Subió del lado del copiloto haciendo que el auto avanzara con rapidez dejando el caos de explosiones y disparos atrás.
En la clínica los dos mejores pediatras de la ciudad estaban allí expectantes, al ver llegar la primera camioneta se apresuraron a ayudar a la mujer con la niña que despertó de golpe mirando a su alrededor asustada.
—mami, mami —Layla no la soltó y más cuando esta lucia tan asustanda.
—calma mi amor, estas en el hospital, aquí estoy —Layla tenía la voz quebrada teniendo solo cerca enfermeras que la ayudaban a quitarse el traje sucio.
El doctor al mirar la reacción de la pequeña se alejó hablando con su otra compañera doctora, la mujer se acercó con una sonrisa amable a la pequeña colocándose el estetoscopio.
—a ver… calma cariño, necesito escuchar tus pulmones ¿vale? —Layla se sento en la camilla dejando a Davida sobre sus piernas, mientras apretaba la blusa de su madre con fuerza.
—¿Por qué no puedo pasar? Es mi hija —dijo Claus con cierto orgullo, pero el doctor volvió a poner sus manos en el pecho del hombre.
—he visto antes esa mirada en pequeños… es mejor que no estemos hombres presentes —Claus entendió la mirada del hombre y con frustración asintió.
—Lila… estaré aquí afuera… esperare a Stefan —Layla escucho la voz profunda de Claus, pero no respondió, solo acaricio los cabellos de la pequeña.
—ok, déjame ver esa herida ¿sí? —la niña solo asintió dejando que entre la doctora y su madre le quitaran el pantalón roto.
—ok… es solo superficial —dijo con alivio la doctora examinando los muslos y la pequeña viendo cómo se comenzaban a formar moretones.
—peleaste mucho ¿eh? —Davida asintió mirando luego a su madre quien solo intentaba sonreír y dejar besos en su cabello.
—mami… ¿Por qué llorar? —pregunto con culpa la pequeña en español, Layla se limpió las lágrimas y negó.
—estoy… estoy feliz de tenerte al fin mi amor… solo eso —la niña pego su rosto al pecho de su madre escuchando los latidos apresurados del corazón de esta.
—bien… te… pondremos un pijama limpia después de terminar de examinarte ¿vale? —Davida asintió de nuevo sin entender demasiado, solo no quería apartarse de Layla.
Afuera Frey miro como Claus parecía un león enjaulado.
—ella estará bien
—ese hombre… ese hombre le hizo daño a Davida… quiero matarlo —Frey solo miro como el hombre apretaba la mandíbula y pasaba las manos con frustración por la cara.
—no creo que este vivo… —ambos miraron al auto solo para darse cuenta que Rea no estaba allí.
—mierda… —Frey volvió a entrar apresurado buscando al perro, los chillidos de varias enfermeras lo guiaron solo para ver a unas mujeres asustadas pegadas a la pared señalando hacia una puerta.
Cuando Frey entro vio que dentro estaba Davida y Layla, el animal se quedó sentado mirando a la doctora examinar a la niña, solo desvió la mirada a su cuidador.
—¿es suyo? —pregunto la doctora tratando de mantener la compostura.
—si —respondió fríamente.
—¿Qué le paso? —la doctora asumía que estaba herida por la cantidad de sangre en su pelaje
—se comió al malo —dijo la pequeña haciendo que la doctora mirara al animal con asombro.
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Editado: 20.08.2024