Apenas había pasado una semana desde lo sucedido y la casa se encontraba en calma.
Stefan prefirió mantener a las niñas bajo su techo mientras las cosas se calmaban.
—Tío… ¿ya no podremos ir a la escuela? —Davida miraba con ojos suplicantes al hombre.
—¿quieres ir? —la pequeña negó muchas veces y sus ojos fueron a parar a Tabitha a su lado quien tambien negó.
—bueno, entonces no irán ¿vale? Pero aun así recibirán clases aquí —las niñas asintieron felices.
—¿vamos a jugar? —dijo alegre Davida pero Tabitha se quedó allí con Stefan.
A pesar de que Layla ahora dormía con las niñas en la misma habitación, Tabitha se escabullía con la camiseta de su madre abrazada hasta la habitación de Stefan, la primera vez fue comprensible.
La pequeña aun recordaba el momento del caos, teniendo pesadillas que su tía Elizabeth calmaba con las canciones de cuna que incluso Alma le enseño.
—ella es mi hija… vendrá conmigo —Tabitha se aferraba fuertemente al cuello de Stefan quien le dio un beso en la mejilla.
—tranquila… vas a estar bien ¿sí? ¿confías en mí? —la pequeña asustada solo respondió en la oreja del hombre una afirmación.
La bajó con cuidado de sus brazos solo levantando las manos, Kelly tenía un arma apuntándole al hombre y para su mala suerte no traía chaleco antibalas.
—ven aquí hija… ven con papá —Tabitha llena de terror se quedó allí sujetándose del pantalón de vestir de Stefan, no quería ir con el hombre calvo que decía ser su padre.
Sus ojos castaños llenos de malicia le extendían una mano libre sin dejar de apuntar a Stefan.
— Tabi… ve—La niña con horror miro a Stefan, pero este no se inmuto, solo le guiño un ojo, justo como siempre hacia cuando estaban jugando con Davida.
Con el terror recorriéndole las piernas apenas pudo moverse hacia el hombre que le tomo de la mano con rapidez y la colocaba de su lado.
Una risa ensordecedora y grotesca se dejó escuchar mientras el hombre seguía apuntando a Stefan.
—esa zorra de tu madre… pensó que no me enteraría que estabas viva —Tabitha intento soltarse, pero su mano dolía.
—¡cállate! Te enseñare lo que es ser un Kelly… y empezare con el gran demonio Vasile… —la mirada de terminada del hombre puesta en Stefan solo hizo que este no mostrara miedo en ningún segundo.
—¡¡¡nooo!!! ¡¡¡Papi!! —el hombre miro horrorizado como la niña estiraba la mano hacia Stefan quien sonrió con orgullo, la niña de nuevo le llamaba papá frente a su padre biológico.
—¡esa basura no es tu padre! ¡Yo soy tu padre! — tiro de la mano de la pequeña para que se quedara justo detrás de él.
—¡no! ¡tú no eres mi papá! —golpeo la mano del hombre sobre la suya, dándole patadas en la espinilla, pero el hombre no se inmuto.
—mocosa… te enseñare a respetar —y sin previo aviso, Stefan emitió un silbido corto que dejo al hombre confundido mientras veía a Stefan y una figura gris venir desde su costado y le mordía el brazo extendido.
Por el dolor apretó el gatillo disparándole a Stefan quien por el impacto cayo al suelo.
Kay apretó fuerte su mandíbula destrozando el hueso del hombre en segundos, haciendo que soltara a la niña quien corrió hacia Stefan viendo la cantidad de sangre que emanaba del pecho.
—¡papi! ¡Papi! —Stefan se recompuso del dolor sintiendo la bala dentro de su cuerpo. El solo hecho de que la pequeña le llamara papá le daba la fuerza suficiente para levantarse y tomándola en brazos solo vio como el hombre seguía luchando con el lobo, le cubrió el rostro a la pequeña pegándola a su pecho escuchando como el lobo rompía y mordía, hasta que los gritos se apagaron sin más.
—papi… no me vayas a dejar —dijo la pequeña poniendo sus manos en la herida de Stefan intentando que de esta no brotara más sangre.
—no… pa-papá no te va a dejar—murmuro dejando un beso en la mejilla de Tabitha quien lo miraba con preocupación, el hombre se veía pálido.
Esa misma noche luego que su tía y Davida se habían quedado dormidas salió de la habitación con cuidado caminando directo hasta la habitación de Stefan, abrió la puerta viendo que Stefan estaba mirando algo en su celular mientras estaba sentado cerca de la ventana.
—papi… —el hombre levanto rápido la vista del celular encontrando a Tabitha con la misma blusa de su madre en la mano junto al conejo que él le había regalado.
—¿quieres dormir? —la niña asintió y Stefan solo sonrio, haciendo que Tabitha corriera a la cama, escalando en ella hasta quedarse en medio bajo las sabanas. —¿un cuento? —la niña volvió a asentir y el hombre no tenía más remedio que contarle el cuento que acaba de buscar para ella en su celular.
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Editado: 20.08.2024