—Cla-Claus!! —lloriqueo de nuevo mordiendo la piel sensible en el cuello del hombre.
—vamos… vamos amor… estamos lejos de todos… —Layla miro detrás del hombre, no se veía absolutamente nadie por los alrededores, el cielo apenas comenzaba a aclararse, pero el sol aun no salía.
—n-no…no… —siguió negándose entre gemidos, el hombre no tenia contemplación con su apretada vagina.
—por mi… ¿si? —la expresión llena de conflicto, enrojecido por el placer solo lo excitaban mas —Lila… —suplico sintiendo las uñas de Layla traspasarle la piel logrando que volviera a llegar al orgasmo dentro de ella, escuchándola por fin gemir tan alto que su espalda se encorbo hasta dejarla temblando sobre la arena, tomando bocanadas de aire.
El sol comenzó a salir por el haciendo que todo el azul cristal del mar comenzaba a iluminarse, Layla con la vista nublada aun por el placer veía la neblina sobre el mar como si fuera una escena fantastica de película sintiendo los labios tibios de Claus sobre su piel recién fría.
Con cuidado busco el calor del hombre, intentando no llenarse mas de arena, pero se rio sintiéndose tonta, ahora estaba sintiendo arena hasta dentro de la ropa.
—¿Qué es gracioso, hermosa? —murmuro con una clara sonrisa en los labios.
—puedo… sentir la arena dentro de la ropa —Claus tambien se rio, pasando sus dedos sobre las mejillas de Layla.
—si… pero valio la pena —murmuro con ese pequeño filtro en sus ojos, el sol apenas iluminando el cielo dejaban ver su iris en un tono azul palido junto a sus pupilas dilatas.
Layla mordio su labio inferior pasando su dedo por la cicatriz en su ojo.
Habia descubierto incluso a Davida acariciar la cicatriz incluso dormida, incluso besarla, hasta dibujarla en sus clases particulares.
—me encanta cuando lo haces —murmuro cerrando los ojos ojos hasta que sintió como ella le apretaba la mejilla y la estiraba un poco. —Lila… —le dijo en tono de advertencia escuchándola reir bajito.
—¿si? —pregunto con inocencia.
—te amo —murmuro abriendo los ojos descubriendo la gran sonrisa en los labios de la mujer.
—y yo te amo a ti, Claus Makris —el tono en que dijo en nombre hizo que Claus levantara una ceja.
—¿Por qué tan dramático?
—recuerdo que…Vera y Cecil lo hacían parecer como si ese fuera el nombre del diablo —Claus ensancho una sonrisa diabólica en sus labios, pero a Layla solo le causo gracia.
—ya me confesaste que tu tambien me tenias miedo —Layla negó.
—tenia miedo de tu alrededor, y a veces un poco de ti —Claus seguía confundido.
—entonces… ¿no me tenias miedo? —el hombre recordó las veces que Layla se volvia imponente frente a él, pero tambien las veces que el mismo la asusto hasta el punto de hacerla llorar. —bien… entendí… —le dejo un beso en la punta de la nariz haciendo que la arrugara.
—pero ahora… tienes mas trabajo que antes —Claus asintió pensando que se referia a las niñas.
—no son unas bebés, pero es fácil —Layla ahora le toco parecer incrédula.
—no, creo que no me entendiste —Claus la miro confundido y mas cuando Layla se sento acomodándose el vestido. —tienes mas trabajo porque somos tres. —Claus asintió lentamente sin comprender.
—si, tu, Davi y Tabitha. —Layla se rio y negó. —¿entonces? —la ansiedad se vio en su rostro.
—Davida, Tabitha y —coloco la mano de Claus sobre su barriga, este abrió los ojos con miedo y confusión.
—espera… estas? —no pudo terminar las palabras que se atoraron en su garganta.
—no creo que sea mucho tiempo, pero si, estoy segura —le confirmo haciendo que el hombre se levantara de la arena mirando a todos lados pasando sus manos por sus cabellos, Layla se puso de pie al verlo en ese estado.
—sere papá… sere papá —dijo sin creérselo haciendo que Layla asintiera. —¡voy a ser papá! —grito tan fuerte que tal vez lo escucharon hasta la casa, pero no le importo, tomo a Layla de la cintura abrazándola mientras la cargaba en sus brazos y giraba con ella.
Desde la casa Stefan miraba por la ventana a la pareja, sonrio de medio lado y levanto el vaso de jugo en sus dedos.
—vaya… vaya… felicidades, hermano —murmuro para si bebiendo del vaso, los miro entrar en el mar con quejas y gritos de parte de Layla, a ambos se les veía la felicidad desde la distancia.
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Editado: 20.08.2024